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El Banco de España augura una caída brusca de la economía y una rápida recuperación en forma de 'V'
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(Foto: Congreso de los Diputados)

El Banco de España augura una caída brusca de la economía y una rápida recuperación en forma de 'V'

lunes 08 de junio de 2020, 14:29h

La crisis sanitaria y las medidas de contención asociadas, que han afectado especialmente a las ramas de comercio, transporte y hostelería, darían lugar a una caída del PIB en el segundo trimestre de entre el 16% y el 22%, según las últimas proyecciones macroeconómicas difundidas este lunes por el Banco de España.

En esta ocasión, la institución, como otros organismos, ha modificado su metodología y en lugar de presentar un escenario central contempla distintas posibilidades de evolución económica ante el alto grado de incertidumbre generado por la crisis sanitaria, considerando que esta permanecerá previsiblemente hasta entrado el año próximo afectando como freno al gasto de hogares y empresas.

Todos los componentes de la demanda, con la excepción del consumo y la inversión públicos, presentarían contracciones sustanciales en 2020, y repuntarían con fuerza con posterioridad.

Escenario 'de recuperación temprana'

En esta primera proyección, la más optimista, se asume que la mejoría de la actividad observada desde el tramo final del segundo trimestre prosigue con posterioridad sin que se registren nuevos obstáculos (de naturaleza sanitaria, económica o financiera) de envergadura relevante.

El PIB español caería un 9% este año, y repuntaría un 7,7% y un 2,4%, respectivamente, en 2021 y 2022. Además, el déficit de las administraciones públicas se elevaría hasta el 9,5% en este año.

Se espera que el IAPC general aumente desde el -0,1% en 2020 hasta el 1,6% en 2022.

Escenario de 'recuperación gradual'

En este caso se asume una incidencia sobre la actividad algo mayor de las medidas adoptadas para contener la pandemia en el segundo trimestre; además, no se descartan ni la posible aparición de nuevos brotes de la epidemia (que, aunque de menor virulencia que el episodio original, pudieran llevar a la reintroducción de ciertas medidas de contención) ni el surgimiento de daños más persistentes en el tejido productivo.

Aquí, la reactivación económica sería más lenta, de modo que el PIB retrocedería en 2020 un 11,6%, y pasaría a crecer un 9,1% y un 2,1% en cada uno de los dos años siguientes. Al final del período de proyección, el nivel del PIB se situaría unos 0,5 pp por encima de sus registros previos a la crisis en el escenario de recuperación temprana, mientras que sería todavía inferior, en 1,6 pp, en el de recuperación gradual. Por su parte, la tasa de paro presentaría un aumento muy significativo este año (hasta el 18,1% de la población activa, en el escenario de recuperación temprana, y el 19,6%, en el de recuperación gradual), y posteriormente mostraría un cierto descenso.

En término de tasa media anual, se espera que el IAPC general aumente desde el -0,2 % hasta el 1,5% en el de recuperación gradual.

El déficit de las administraciones públicas se elevaría hasta el 11,2% en el de recuperación gradual, y, aunque presentará una cierta corrección en el bienio posterior, se mantendría en niveles elevados.

De este modo, el endeudamiento público aumentaría aproximadamente entre 20 y 25pp de PIB en 2020, hasta situarse cerca del 115% y 120%, respectivamente, en cada uno de estos dos escenarios, y permanecería en cotas muy elevadas en los dos años siguientes.

'Escenario de riesgo'

La situación de enorme incertidumbre actual no permite descartar escenarios de riesgo más desfavorables, que podrían registrarse en un contexto de una evolución epidemiológica más adversa de lo esperado, que, a su vez, conllevaría efectos contractivos más persistentes sobre la actividad económica.

Para ilustrar la posible incidencia de estos riesgos se ha construido un escenario «de recuperación muy lenta», que implícitamente incluye la posibilidad de episodios con repuntes sustanciales en el número de nuevas infecciones, que requerirían confinamientos estrictos adicionales, y la presencia de canales financieros, que amplifican la perturbación real y provocan que sus efectos tengan un grado de persistencia notablemente mayor. En este escenario de riesgo, el retroceso del PIB en 2020 alcanzaría el -15,1%.

Los riesgos sobre la senda de inflación se encontrarían también orientados predominantemente a la baja, y resultarían, fundamentalmente, de la mayor debilidad que la demanda podría presentar en este escenario de desarrollos epidemiológicos más adversos y de un potencial desanclaje de las expectativas de inflación.

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