Estados Unidos retiró la autorización de urgencia de dos tratamientos contra la covid-19 defendidos por el presidente Donald Trump, entre ellos la hidroxicloroquina, ante su falta de eficacia y preocupaciones sobre sus riesgos.
Además de Trump, el presidente brasileño, Jair Bolsonaro, también confesó estar usando de manera preventiva la hidroxicloroquina contra el coronavirus.
Trump aseguró en un encuentro con la prensa en la Casa Blanca, a mediados de mayo, que tomaba la hidroxicloroquina una vez al día: "Hace un par de semanas que empecé a tomarlo. He oído un montón de cosas positivas al respecto y si no funciona, te diré algo, tampoco me va a hacer daño. Lleva 40 años usándose contra la malaria, el lupus y otras cosas".
Es cierto que, a comienzos de junio, el Comité de Seguridad y Vigilancia de Datos del Juicio de Solidaridad de la OMS no hallaba datos que avalasen un aumento del riesgo de la mortalidad en el uso de la hidroxicloroquina y, en consecuencia, recomendaba que se retomasen los ensayos clínicos con este fármaco en la investigación del coronavirus.
La hidroxicloroquina es un principio activo contra la malaria o el paludismo y que también se utiliza para reducir la inflamación en el tratamiento de la artritis reumatoide y del lupus. Está disponible a nivel comercial para administración oral, tiene rápida absorción gastrointestinal y se elimina por vía renal. En cuanto a posibles efectos secundarios, se han observado trastornos visuales y complicaciones oculares.
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