Los países occidentales comienzan a publicar los datos económicos en los que se recogen los impactos por el cierre de la actividad económica desde mediados de marzo. El Reino Unido publicó a final de la semana pasada que la economía se contrajo en el mes de abril un 20,4%. El primer Ministro dijo que las cifras no eran una sorpresa, ya que el enorme sector servicios, que supone tres cuartas partes de la economía, ha sido uno de los más afectados por las medidas de confinamiento y distanciamiento social.
El Banco de Inglaterra ha advertido que la capacidad de ahorro de las familias puede verse reducida este año en un 17%. El descenso de los ingresos, la elevada cifra de paro (más de dos millones de personas solicitaron subsidio de desempleo en abril), así como el fuerte descenso de los indicadores de confianza de los empresas y de los consumidores, anticipan que la recuperación económica será lenta y se estima un incremento del PIB del 3% en mayo y del 5% en junio. El jueves el Banco de Inglaterra celebra su reunión periódica en la que podría anunciar una ampliación del programa de flexibilización cuantitativa en al menos 100.000 millones de libras para favorecer la reactivación económica.
En Estados Unidos, la Reserva Federal dijo ayer que revisará su programa de compras de bonos de empresas para adoptar un enfoque indexado con el objetivo de crear una cartera que se base en un índice de mercado amplio y diversificado.