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Diseccionando el 'Rough And Rowdy Ways' de Bob Dylan, canción a canción
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Diseccionando el 'Rough And Rowdy Ways' de Bob Dylan, canción a canción

viernes 19 de junio de 2020, 13:13h

'Rough And Rowdy Ways' ya está aquí, Bob Dylan ha vuelto, o sería mejor decir que los múltiples Dylan han vuelto, y es que, como dice en una de sus nuevas canciones, este tipo contiene multitudes. Es un falso profeta y el doctor Frankenstein (se pronuncia Fronkonstin, guiño, guiño, codazo, codazo), un pirata y el amante de Calíope, un viejo bluesman y un 'crooner' sin voz. Robert Allen Zimmerman mira a la muerte cara a cara y le guiña un ojo de quien sabe que ha alcanzado la inmortalidad, aunque también sepa que su cita con la Parca, ese jinete negro, se encuentra cerca.

De primeras dejen que me quite la máscara, no soy parcial aquí, Dylan es mi particular debilidad, no puedo contar las horas, días, meses de mi vida que habré dedicado a escuchar su obra, a analizar como un imbécil sus textos, a dejarme seducir por sus melodías. Aun así, las críticas que llegaban de este 'Rough and Rowdy Ways' me tenían intrigado, muchos halagos y dieces (aunque medios como el NME reparten dieces como si fueran gratis), mucha expectación. Los tres adelantos me habían gustado, pero ¿no nos estaríamos pasando con la bula papal que Dylan tiene? Pues parece que no, evidentemente esto no es un 10, lo malo de ser Dylan es que, primero de todo, te tienes que enfentar con tu propia obra, eso quiere decir con discos colosales que han cambiado el rumbo de la música popular como 'Highway 61', 'Blonde On Blonde' o 'Blood On The Tracks'. ¿Está 'Rough And Rowdy Ways' a ese nivel? No, eso son discos monumentales sin tacha, un reducido grupo en el que para entrar tienes que haber marcado un antes y un después.

Pero vayamos a la siguiente pregunta ¿es un disco excelente? Sí, lo es, esta obra puede mirar a la cara a los dos mejores discos de su obra de madurez, 'Time Out Of Mind' y 'Love & Theft', y solo el tiempo dirá si es incluso mejor que ellos. Lo que es evidente es que estamos ante un disco enorme de una de las referencias más importantes del siglo XX, que, a sus 79 años sigue haciendo música totalmente relevante. Nunca antes, desde que en 'Time Out Of Mind' bromeara con el hecho de que creía que iba a ver a Elvis pronto, Dylan había hecho un disco en el que la muerte estuviera tan presente. Quien sabe si nos está diciendo adiós con antelación o tomándonos el pelo... Aquí va un repaso canción a canción del disco:

I Contain Multitudes

Dylan no se anda por las ramas desde el comienzo: "Today, tomorrow, and yesterday, too / The flowers are dyin' like all things do" ("Hoy, mañana y ayer también, las flores se están muriendo como todas las cosas lo hacen"), en una canción que ha llamado la atención por sus comparaciones con Ana Frank, Indiana Jones o esos chicos malos ingleses llamados los Rolling Stones. Lo primero es evidente, Dylan reconoce lo que todos sabiamos, que no hay un solo Dylan sino multitud, como bien interpetó Todd Haynes en 'I'm not there', una película en la que le interpretaban seis actores diferentes, Cate Blanchett incluida. Lo de la comparación con Ana Frank e Indiana Jones tiene más chicha de lo que parece, y es Dylan reconociendo dos cosas totalmente distintas en sí mismo y en su arte, la tragedia más profunda y el entretenimiento más puro. Es una cosa que me ha llevado a 1965, cuando le preguntaron por esas letras que tenían a todo el mundo resolviendo acertijos, Dylan se río y contestó que se consideraba "un hombre que canta y baila", el entretenimiento y la alta cultura, el cantante de honky tonks y el Premio Nobel.

Luego sigue proponiendo "tengo un corazón delator, como el señor Poe / Tengo esqueletos en las paredes de gente a la que conoces / Brindo por la verdad y las cosas que dijimos / Brindo por el hombre con el que compartes cama / Pinto paisajes, y pinto desnudos / Contengo multitudes". Es un verdadero brindis a su yo poliédrico, de Dylan a Zimmerman, del judío y del cristiano, del hombre que ya lo ha visto todo al que se sigue emocionando con un atardacer y un amanacer. No olvida a los caídos y le lanza un guiño a Bowie reconociendo su propia edad: "Oh, while I cannot frolic with all the young dudes / I contain multitudes (Oh, a pesar de que ya no puedo divertirme con los jóvenes / yo contengo multitudes"). La banda presta un acompañamiento mínimo que dejan a su rota, pero expresiva, voz el absoluto primer plano, es esa voz la que nos alerta: "Duermo con la vida y la muerte en la misma cama"

False Prophet

'False Prophet' es una de esas apropiaciones a las que Dylan, y los Zeppelin, son tan aficionados, la canción en la que se basa es 'If Lovin' Is Believing' de Billy "The Kid" Emerson pero Dylan parece estar de acuerdo con Tarantino, "los grandes artistas roban, no hacen homenajes". De lo que no hay duda es de que es una (re)interpretación espectacular, bendito seas Charlie Sexton, y luego, como siempre, está la letra, Dylan suena pleno de confianza "I'm first among equals / Second to none / The last of the best / You can bury the rest / Bury 'em naked with their silver and gold / Put them six feet under and pray for their souls (Soy el primero entee iguales / Segundo de nadie / el último de los mejores / Podéis enterrar al resto / Enterradlos desnudos con su plata y su oro / Ponedlos tres metros bajo tierra y rezad por sus almas)". Dylan parece tirar el micro en plan rapero, y hace que uno se pregunte si lo dice seriamente o si lo hace con la sonrisa ladeada, lo que está claro es que si hay una sola persona en el planeta rock que pueda decir eso, es él, ¿o era ellos? Recuerden, no es más que otra cara de Bob Dylan.

La voz rasposa está en plena forma, la banda no puede sonar más dynamica, Sexton colorea con clase sin necesidad de buscar los focos para sí mismo. Y Dylan remata con clase: "I ain't no false prophet / No I'm nobody's bride / Can't remember when I was born / And I forgot when I died (No soy un falso profeta / No soy la novia de nadie / No recuerdo cuando nací / Y he olvidado cuando morí)". Suena a eso que dijo en el documental de Scorsese sobre la Rolling Thunder Revue, "esto pasó hace tanto tiempo que ¡yo ni siquiera había nacido!". Lo que no queda claro en esta ocasión es si lleva puesta la máscara o no.



My Own Version Of You

En 'My Own Version You' Dylan se viste de Doctor Frankenstein y demuestra que su sentido del humor sigue intacto, en este caso con un punto macabro. El cantante quiere traer alguien de vuelta a la vida "para que sienta de la misma manera que yo siento". Y Dylan parece decir que para sentir lo que él siente, hay que coger partes de muchos cuerpos, de Pacino en 'Scarface' o de Brando en 'El Padrino', de Liberace y de Leon Russell. Recuerdan, él contiene multitudes y ha vivido más vidas de las que uno pueda recordar, ha sido vagabundo y trovador folk, voz de una generación y poeta eléctrico, este hombre ha sido Dios y Judas en la misma persona. Cuando todo esto sucede es normal que Dylan se pregunte por la inmortal frase de Hamlet: "Can you tell me what it means, to be or not to be? (¿Me puedes explicar que significa Ser o no ser?)". Musicalmente tiene un aire de misterio, de vals macabro, con eses leves toques de pedal steel. Una canción con mucha clase.

I've made up my mind to give myself to you

Y si este es el disco de despedida de Dylan, él sigue reconociendo que no tiene todas las respuestas pero, al final, no hace falta ser un sabio para saber que el amor es lo único que importa, lo que mueve al mundo, "If I had the wings of a snow white dove / I'd preach the gospel, the gospel of love / A love so real, a love so true / I've made up my mind to give myself to you (Si tuviera las alas de una paloma blanca como la nieve, predicaría el evangelio, el evangelio del amor, un amor tan real, un amor tan verdadero, he decidido entregarme por completo a ti".

Es el Dylan más romántico, mirándose en la música de los 50, la época de las grandes baladas, del doo wop y de los grandes discos de Sinatra. Se nota su reciente inmersión en el American Songbook, escuchen como acaricia las palabras con esa voz de serrín, y comprendan que se puede ser una gran cantante sin tener una gran voz, algo que no sabrán nunca en Operación Triunfo.

Black Rider

A los 79 años Dylan sabe que se puede ser eternamente joven pero, aun así, la sombra de la muerte se hace cada vez un poco más grande. Con la inmortalidad ya alcanzada, Dylan sabe que la visita de la Parca no se puede evitar, ya seas la persona más humilde del mundo o Bob Dylan, y éste parece perfectamente preparado para su visita: "Some enchanted evening I'll sing you a song / Black rider, black rider, you've been on the job too long (Alguna noche encantada te cantaré una canción, jinete negro, jinete negro llevas haciendo el trabajo por demasiado tiempo)". Es la canción más espartana del disco, un lamento en toda regla que suena a advertencia y pone todo el foco en la voz de Dylan.

Goodbye Jimmy Reed

Otro blues impecable en el que, aleluya, también le podemos escuchar tocando la armónica. Vuelve a destacar su increíble forma de cantar, escuchen como ataca eso de "give me that old time religion, it's all that I need", a Dylan le gusta su blues crudo y sucio, y sus profetas hicieron un pacto con el diablo en un cruce de caminos de la autopista 61. Una canción perfecta para bailar en el garito que aparece en la portada del disco.



Mother Of Muses

Aquí las revoluciones vuelven a bajar, también vuelven a aparecen los juegos y los guiños, Dylan se pone patriota y alaba a los generales Sherman y Patton, pero no se olvida de Montgomery y Zhúkov, a estas alturas Ana Frank e Indiana Jones tienen muy claro quien son los malos (fuck nazis). Cuando habla de Elvis y Martin Luther King lo hace con la confianza del colega. Se enamora de Calíope, la más grande de las musas, y uno sabe que ella le correspondió en el sentimiento, y por eso pudo escribir 'Desolation Row', o 'Sad Eyed Lady Of The Lowlands', o (ponga aquí una de las, al menos, 100 grandes canciones que nos ha dejado).

Crossing The Rubicon

Vuelve el blues, esta vez un poco más calmado, más ceñido a la fórmula. Dice mucho del disco que esta buena canción sea la menos memorable del mismo. Dylan cruza el Rubicón, una vez más, pero no suena tan inspirado como otras veces.

Key West (Philospher Pirate)

Pero no tardamos mucho en perdonarle, en concreto en cuanto comienza a sonar 'Key West' y la magia vuelve a brotar a borbotones, parece que Calíope le ha vuelto a echar una mano, hay amores que nunca mueren. Ese Cayo Hueso es un sitio verdadero y sabemos que Dylan ya ha estado allí, porque nos reconoce que "is the place to be, ‪If you're looking for immortality (es el lugar al qe ir, si estás buscando la inmortalidad)". Suena a despedida, suena a dulce adiós, ¿es este el fin? ¿terminó la gira interminable? ¿Está Dylan preparado para irse al lugar al que van los que nacieron en el lado equivocado de las vías del tren? ¿Se reencontrará allí con su adorada generación beat? ¿Estarán Louis Armstrong, Hendrix y Buddy Holly? ¿Estará Otis cantando 'Try A Little Tenderness'? Muchas preguntas para una canción en la que su banda vuelve a destacar. Por Dios, hay que poner una estatua a Donnie Herron por su precioso acordeón, con el que hace por esta canción lo que Charlie McCoy hacía con su guitarra por 'Desolation Row'.

Dylan dice que los críticos nunca miramos a nuestra propia mortalidad en sus canciones, que siempre que habla de la muerte lo hace en términos de la fragilidad de la raza humana, pero nunca antes una canción me había dejado claro que Dylan no ve tan lejos su encuentro con Elvis, "si pierdes la razón, la encontrarás aquí, Cayo Hueso está en el horizonte". Si suena tan a canción final es porque en cierto modo lo es, Dylan ha colocado las primeras nueve canciones en un disco y ha dejado a 'Murder Most Foul' en otro aparte.

Murder Most Foul

Y es que esta gigantesca (en todos los sentidos) canción es un mundo por sí misma. Es la reaparición de Dylan en el momento adecuado, como en una película, el (¿falso?) profeta vuelve cuando más se le necesita, tras años escondido. En medio de una pandemia mundial, con media humanidad encerrada en su casa, Dylan entregaba su primera canción propia en ocho años. No una canción cualquiera, la más larga de su carrera, una canción que contiene multitudes, en cierta medida su propia versión de 'American Pie' (una canción de 1971 en la que él ya era uno de los personajes más importantes), con la muerte de Kennedy sustituyendo la de Buddy Holly, y un recorrido por la historia de EEUU y de la música que la ha acompañado. Todo tan siglo XX, tan folk, tan jazz, tan blues, tan country, tan rock & roll, mitos de un tiempo que ya no existe. Dylan vuelve a mostrar la fragilidad de todo, de cada ser humano, si mataron con tanta facilidad al, supuestamente, hombre más poderoso del planeta, ¿cómo de efímera es la vida? Y luego, en medio de un momento en el que el mundo se volvía loco compartiendo playlists y demás, le pide a Wolfman Jack la mayor lista de canciones que se haya recitado en una canción. Canciones de experiencia, canciones que curan, canciones de mitos como Charlie Parker, Elvis, Little Richard, Beethoven... mitos como Bob Dylan. La música es un leve manto sobre el que Dylan recita más que canta esta enormidad que termina con una nueva petición: "Pon 'Murder Most Foul'". Y no puedes sino hacerle caso y volver a dar al play pensando que lo ha vuelto a hacer. Brindemos para que su romance con Calíope continúe mucho tiempo.

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