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Tienes todo mi apoyo, Dani Rovira

sábado 20 de junio de 2020, 10:43h
Tienes todo mi apoyo, Dani Rovira
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(Foto: EP)

Hoy decido escribir sobre alguien que es muy famoso y que padece la misma enfermedad que yo: el Linfoma de Hodgkin.

Sí, te dedico a ti Dani Rovira esta especie de carta de apoyo a pesar de que no nos conozcamos personalmente.

Lo hago para que sepas de la mano de alguien que está luchando contra lo mismo que tú, que no estás solo. Que esto lo vamos a vencer tú y yo y después, tú seguirás tu carrera de actor y yo la de maestro aunque soñando con ver publicada alguna novela mía y por qué no, poder vivir mi sueño de estar en Política para combatir dentro de mis posibilidades, las injusticias que asolan a esta sociedad.

Sociedad que a veces, muestra su cara más dura, la más hipócrita y miserable y que es capaz de mostrar lo peor del ser humano como hicieron hace unos días contigo y también conmigo y es desearnos la muerte por el hecho de ser de Izquierdas.

Recuerdo una vez que una persona me dijo que no hace falta tener un cargo de responsabilidad para sentirse político y con el paso del tiempo, me di cuenta de que si atendemos a la Historia, la palabra “Política” hace referencia al vocablo griego “polis” que significa ciudad y es ahí, en la ciudad donde todos los días de una manera u otra, la Política nos rodea.

Hace tiempo que otra persona me dijo: “Diego, con tan sólo que se rompa una acera en el pueblo y por ejemplo, un vecino se haga una torcedura o se caiga por culpa de esa rotura o mal estado de la acera, ya te pueden pedir responsabilidades y eso, ya es Política”. Y sí, me dejó pensativo esa frase y llegué a la conclusión de que tenía razón.

Dani, no te olvides nunca que con tan sólo dar un paso en esta vida ya estamos sujetos a la crítica lo cual es legítimo, pero lo que no lo es, es que por pensar de manera diferente quieran que se te acabe la vida.

Y es que, por desgracia, nos estamos mal acostumbrando a que nos digan de todo. Nos falten al respeto y nos insulten vertiendo ríos de odio por aquellos hijos de la ira que campan a sus anchas por las redes sociales y hasta yo diría, que con presunta impunidad.

Es verdad que estamos viendo en estos días cómo los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado están recogiendo cientos o incluso miles de denuncias de presuntos hechos delictivos que se están cometiendo por la red de redes que es en sí Internet, pero por desgracia, no les es posible llegar a todo y por eso, algunos siguen haciendo lo que hacen. No les culpo porque por mucha preparación y formación que tengan estos cuerpos de élite, no debemos olvidar que hacen todo lo que pueden pero aún así, son seres humanos y por tanto, no son infalibles. Vaya para ellos desde aquí, mi apoyo, admiración y respeto por la enorme labor que hacen cada día.

Y es que, por si fuera poco el sufrimiento que es ya en sí tener que pasar por quimioterapia, radioterapia y hasta por un autotrasplante de médula ósea como sucede en mi caso, tienes que verte envuelto en un estercolero de mentiras, odios, amenazas y deseos tan hirientes que lo único que piensas es en la maldad que tiene cierta gente.

Eso sí, Dani yo sé que es mayoría la gente que nos desea lo mejor en esta lucha contra “el bicho” y con eso nos debemos quedar y más sabiendo que tenemos el apoyo de quienes nos tienen cerca: nuestras respectivas familias.

También reconozco que no suelo ser una persona mitómana ni idólatra aunque sí que es verdad que por lo menos de niños, tenemos nuestros ídolos y confieso que en mi niñez eran futbolistas o jugadores de baloncesto aunque a decir verdad, mi mayor ídolo en mi vida, Dani es mi padre. Y es que en su momento, quise parecerme a él hasta que me di cuenta de que nadie debe aspirar a ser como otra persona sino a mostrarse ante los demás como uno mismo pero quienes somos maestros, hemos estudiado que uno de los rasgos de la Psicología del niño e incluso de la Sociología de la Educación, es la construcción de modelos individuales o sociales que tenemos como referencia a seguir en nuestra vida diaria.

He de confesarte, querido Dani que a mí me costó bastante decir en las redes sociales y hasta en un artículo como esta carta que te estoy escribiendo, que padecía cáncer linfático pero si lo hice, fue gracias a un buen amigo que me animó a hacerlo. Y es que, él me dijo que debía aprovechar el número de seguidores que tenía en las redes sociales para dar visibilidad a todas esas personas que están en una situación similar a la nuestra y así, quién sabe si les damos fuerza para contarlo ellos también aunque considero muy respetable quien quiera llevar esto en secreto. Te confieso también que eso de llevar las cosas en silencio, no es lo mío puesto que hablo mucho, Dani.

Pero de todo esto, sacas lecciones maravillosas como el cariño que te muestra la gente, las ganas de luchar que son más de las que ya tenía, saber que después de superar otra enfermedad como me pasó a mí cuando vencí al virus de la Hepatitis C, reflexionas un poco y dices: “Voy a echarle valor a esto y voy a vencerlo”. Eso hice y más sabiendo desde el primer segundo que esto era curable.

Sinceramente te digo que por no asustarme, no me asusta ni la palabra cáncer. Y más si quien te lo dice, como fue mi caso, es tu propia madre a la que siempre agradeceré todo lo que ha hecho por mí desde el día que me tenía en su vientre.

Recuerdo sus palabras: “a otros les toca una cosa y a ti, te ha tocado ser un luchador constante por la vida” y eso, no sabes lo fuerte que te hace. Y es que tanto me hizo que en vez de venirme abajo, al segundo siguiente de que me dijeran que padecía esta enfermedad, llamé a mi novia y se lo conté. Sí y además, ese día decidimos que ya no había marcha atrás para querer casarnos y eso hicimos hace más de un año.

Por eso, querido actor apóyate en tu familia y en tu persona favorita, Clara a la que también mando toda mi fuerza para que te apoye ahí siempre y lo hago extensible a tus padres y demás personas que te rodeen.

Ah, y por favor, no te derrumbes. Tú sonríe que para eso eres el mejor. Ahora tienes que hacer un doble esfuerzo, hacer reír a los demás y también a ti mismo. Sé muy bien que puedes como nos hiciste reír con “Ocho apellidos vascos” u “Ocho apellidos catalanes”, por ejemplo.

Sabes que tienes ante ti seguramente el mayor reto de tu vida y por muchos goyas que te den o muchos oscars con los que sueñes, hazme caso: ningún premio podrá igualar siquiera el de lograr vencer a esta maldita enfermedad.

Ten presente aquello que decía la canción de la serie de dibujos animados “David el gnomo”: “Soy siete veces más fuerte que tú y veloz y siempre estoy de buen humor”.

Quedémonos con eso.

Un fuerte abrazo, Dani Rovira.

Cuídate mucho.

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