Si en el pasado no muy lejano, las vacaciones eran sinónimo de cortar con el día a día y dejar lo todo atrás, ahora la situación ha cambiado. Gracias a la llegada de este pequeño objeto inteligente, más conocido como smartphone, acompañándonos a cada paso, poder desconectar se ha vuelto prácticamente imposible, incluso en vacaciones. Ya sean amigos, familiares, trabajo, notificaciones de pagos, avisos de la comunidad de vecinos o reuniones escolares, nuestra cabeza está repleta de inputs externos que nos remiten a deberes y tareas, no necesariamente urgentes.
Los expertos de Mundopsicologos.com explican por qué es fundamental aprender a decir basta. A apagar el teléfono y recuperar una dimensión más humana y ritmos más naturales para volver a tomar posesión de nuestras vidas y cuidar nuestro bienestar psicofísico.
Daños psicofísicos
Es bien sabido y ampliamente demostrado que los dispositivos tecnológicos crean daños más o menos graves no solo en nuestro cuerpo, sino también en nuestra mente. Entre los más comunes están los defectos de postura, el clásico problema del cuello debido a inclinarlo hacia adelante y con la cabeza baja hacia la pantalla del teléfono. También el dolor de cabeza, dado tanto por la postura como por las luces, en cualquier caso por mirar demasiado la pantalla; problemas de visión, pasajeros o permanentes. No menos importantes son los daños que afectan a la mente, como el insomnio, la ansiedad y el desarrollo de formas de adicción al móvil, como la nomofobia, la vibración fantasma y el FOMO (Fear Of Missing Out) o el miedo compulsivo de perder la posibilidad de una interacción social.
Una carrera infinita hacia los me gusta
El control obsesivo continuo del teléfono, además de estar dictado por el mencionado FOMO y, por lo tanto, por la ansiedad de estar desconectado, también está causado por una fuerte ansiedad por el rendimiento de nuestras publicaciones. El número de Me gusta, los comentarios recibidos y las acciones se transforman en unidades de medida del propio valor, y esto es altamente perjudicial para la percepción que cada uno tiene de uno mismo. Se desarrolla una versión distorsionada de la realidad, un juego con sus propias reglas, a menudo despiadadas, del que no es posible salir ileso, a menos que nos apartemos de él definitivamente.
La confrontación continua es una condena a la infelicidad eterna.
Vivir con la obsesión de que lo que hacemos siempre acabará siendo expuesto al juicio público, y ansiar su aprobación, es evidentemente perjudicial para la felicidad. Se pierde la perspectiva de lo que nos gusta para acabar haciendo lo que gusta a los demás. Obviamente, todo ello se vuelve peligroso para el propio bienestar al aislarnos del mundo y las personas que nos rodean para concentrarnos únicamente en lo que sucede online.
Aquí hay algunos simples pasos a seguir para pasar un verano tranquilo, olvidando todo lo que sucede online y enfocándose en lo que se está experimentando. Aquí y ahora.
Paso 1: elimina las notificaciones: activa el modo offline
Es lo primero que hay que hacer. Existe la posibilidad poco practicada de eliminar todas las notificaciones del teléfono. De esta manera, continúas recibiendo correos y mensajes en todas las aplicaciones, pero sin que su llegada te moleste o interrumpa. Siempre puedes entrar y ver si hay noticias importantes, un poco como con el buzón analógico cuando se esperaba una comunicación importante. El hecho de no recibir inputs continuos para dirigir nuestra mirada hacia el móvil nos ayuda a ser más receptivos a lo que sucede en nuestro alrededor. Otra solución es activar el modo offline, para que nadie pueda molestar. ¡Estamos de vacaciones!
Paso 2: apaga el teléfono por la noche y no lo mires hasta después del desayuno
No hay nada peor que dejar el teléfono al lado de la cama, tal vez con vibración y notificaciones activas. La calidad del sueño es muy importante, y no merece verse comprometida por la llegada de una newsletter que nos informa de las próximas rebajas. Del mismo modo, es bueno no usar el móvil al despertarse. Comenzar el día con un bombardeo de notificaciones nada más abrir los ojos nos impide despertar de una manera tranquila y relajada. Especialmente cuando estás de vacaciones, decidir dedicar el tiempo adecuado para ti y tu descanso es más que legítimo.
Paso 3: disfruta de comidas, cenas y personas
Cuando estás con amigos, estar con el móvil en la mano es básicamente de mala educación. ¿Qué sentido tiene salir con alguien si lo que haces es aislarte para "hablar" virtualmente con los demás? De la misma manera que no tiene sentido gastar para salir a comer, si en lugar de disfrutar los platos, estás preocupado por fotografiarlos para ver si recibirán el consenso de la red. Vivir experiencias y personas sin pensar en la posible repercusión social de nuestras acciones te devolverá una agradable sensación de libertad y autenticidad perdida hace mucho tiempo.
Paso 4: elimina las molestias, incluso si estás solo
El volumen infinito de notificaciones que llegan en cualquier momento del día o de la noche nos ha hecho perder una habilidad muy importante: la de estar solo. Recuperarla y cultivarla es fundamental, porque aprender a estar contigo mismo es la base para saber estar con los demás. Por esta razón, las notificaciones deben desactivarse incluso cuando estás solo y de vacaciones, ya que desde la llegada del móvil hemos perdido gradualmente nuestro espacio, y entre un videojuego, un chat grupal y una videollamada, hay tiempo para todo y para todos, pero te olvidas de ti mismo.
Paso 5: elimina las aplicaciones adictivas
Ya sean redes sociales, juegos, periódicos, la bolsa de valores o cualquier aplicación de alto nivel, no importa. Si te das cuenta de que una aplicación se convierte en una razón para coger el móvil continuamente, para actualizar y mirar morbosamente, entonces es mejor tomar medidas. La relación con esta app podría haber degenerado en adicción y es bueno romper este hábito para recuperar tu libertad.
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