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¿Qué hacer ante las molestas picaduras en vacaciones?

miércoles 12 de agosto de 2020, 15:37h

Normalmente no suelen ser graves, pero sí que son especialmente molestas las picaduras de los mosquitos, las abejas, las avispas y sobre todo los roces involuntarios con una medusa, que siempre se acompañan de una reacción alérgica más o menos extensa como defensa de nuestro organismo.

Tras la picadura de un mosquito se produce una pequeña lesión “alérgica” en la piel, consecuencia de su mordedura. Tras posarse en la piel, el mosquito introduce su trompa para chupar la sangre e inyecta una sustancia “anticoagulante”, por lo que no sangra la lesión, y al ser extraña para nuestro organismo, se produce una pequeña reacción alérgica, gracias a nuestro sistema inmunitario de defensas, que se traduce en una inflamación local que se acompaña de un molesto picor. Nunca debemos rascar la lesión porque estaremos contribuyendo a aumentar la vasodilatación y la extensión de la lesión por muy pequeña que sea.

En este caso, deberemos aplicar agua fría, o hielo envuelto siempre en un paño, sobre la lesión, o bien utilizar una solución de agua con una pequeña cantidad de amoniaco, como la que llevan los “bolígrafos para las picaduras” que podemos comprar en la farmacia.

Si ha sido una abeja o una avispa la que nos ha picado, sucederá algo parecido, aunque la lesión siempre es mucho más molesta, y especialmente ante la picadura de una abeja porque suele dejar clavado su aguijón en nuestra piel. Deberemos quitar el aguijón con unas pinzas de punta roma, que siempre es conveniente tener en nuestro botiquín de viaje o el de casa. Luego, del mismo modo aplicaremos frío o agua con amoniaco, como hemos explicado anteriormente.

Si la lesión se ha producido por el roce con una medusa, la cosa se complica un poco más. Muchas personas siguen pensando que “les ha picado una medusa”, pero la verdad es que estos bellos, pero desagradables animalitos no pican. Ellos están en su medio ambiente natural y somos nosotros los que invadimos su ecosistema al entrar a nadar o a jugar en el mar, y al rozarnos con la medusa se produce la lesión alérgica.

La medusa tiene unos tentáculos con aguijones diminutos, que se llaman nematocistos y que contienen una sustancia venenosa para defenderse de los posibles depredadores del medio marino y para capturar a sus presas. Al rozarnos con una medusa, sus tentáculos se quedan clavados en nuestra piel y su veneno la atraviesa produciendo un fuerte dolor, escozor y picor, que a veces incluso se acompaña de nauseas, vómitos y mareos, dependiendo de la reacción alérgica en cada persona.

En este caso debemos actuar de la siguiente manera:

  • Tratar de tranquilizar a la persona accidentada y tumbarla en una sombra
  • Limpiar cuidadosamente la zona dañada con “suero fisiológico”. Pero como lo lógico es que no dispongamos de este suero, recuerden que el agua “salada” del mar es lo más parecido, por lo que lavaremos la lesión con agua del mar. Nunca con agua dulce, que siempre nos ofrecerá cualquier persona que esté cerca, porque la osmolaridad del agua dulce hará que las pequeñas vesículas de la piel, que se han producido por el veneno de los tentáculos de la medusa, pueden explotar y ampliar aún más la zona de la lesión
  • Nunca seguir algunos de los consejos populares que se siguen publicando en Internet, como tapar la herida con la arena de la playa o aplicar orina, o amoniaco, porque con seguridad “el remedio será peor que la enfermedad”
  • Después tendremos que extraer los restos de los tentáculos de la medusa que han quedado clavados en la piel. Algunos expertos aconsejan quitarlos con unas pinzas, pero si no somos expertos es mejor no utilizarlas y tratar de quitarlas con una “tarjeta de plástico duro”, una tarjeta de crédito o la tarjeta de la habitación del hotel. Se trata de “raspar” cuidadosamente la zona de la lesión con la tarjeta y veremos como poco a poco se desprenden los restos de los tentáculos. Luego volveremos a lavar la zona con agua del mar
  • Podemos aplicar frío para el dolor, que además producirá una vasoconstricción local que nos ayudará a que la lesión no se extienda en la piel. Un paño de agua fría o bien cubitos de hielo machacados o “hielo picado” y envueltos en un paño. Nunca se debe aplicar el hielo directamente en la piel porque produce quemaduras
  • Taparemos la lesión con unas gasas estériles o bien con un paño y si es necesario acudiremos al puesto de los socorristas de la playa o bien al Centro de Salud más cercano. Todo dependiendo de la evaluación del dolor y el malestar general de la persona accidentada

Y en el caso de que el médico nos haya recetado una crema antihistamínica para mejorar la lesión, nunca se debe exponer al sol esa zona de la piel.

Cuántas veces he echado de menos que durante las vacaciones de verano, se pongan en marcha sencillos cursos de primeros auxilios, tanto en la playa como en las piscinas, en los que los propios socorristas nos enseñen las técnicas esenciales. Si los diferentes ayuntamientos fueran lo suficientemente sensibles a este tema de prevención, seguro que tendrían una gran aceptación por todas las personas que estamos de vacaciones.

Traten de disfrutar en familia de sus merecidas vacaciones, pero aprendiendo cada día más sobre los primeros auxilios que todos podemos aplicar para ayudarnos a nosotros mismos y a los demás. ¡Felices vacaciones!

Jesús Sánchez Martos

Catedrático de Educación para la Salud

Universidad Complutense de Madrid

@jsanchezmartos

Jesús Sánchez Martos

Catedrático de Educación para la Salud; Universidad Complutense de Madrid.

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