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El lumpen al poder

domingo 16 de agosto de 2020, 13:19h

El movimiento okupa es una suerte de movimiento nacional, posmoderno, cuyos principios son autogestionarios, libertarios y contrarios al sistema, cualquier sistema, incluido el biológico propio, que es tratado vegetarianamente, alternando algún que otro atracón de marihuana, alcohol u otros tóxicos que molen.

El fracaso escolar, en 2006, superaba el 30.8%. Después, gracias a la igualdad a la baja, esto es, merced a trampas establecidas y a presiones ocasionales sobre el profesorado, el ratio ha descendido al 19%, que nos sitúa en el tercer puesto de los más fracasantes de la Unión Europea. Lo de la igualdad por decreto es una vieja manía socialista, que, hace décadas, les llevó a clausurar la Universidades Laborales que formaban torneros, mecánicos, ebanistas, matriceros, maestros industriales, etc. Los socialistas querían que todo el mundo acudiera al alma mater, para ser abogados, médicos y cosas así, que antes tenían prestigio, desoyendo lo que dice la Psicología Diferencial sobre las aptitudes y la Psicología Social sobre las actitudes.

Como la ideología ni integra aprendizaje, el prurito de igualdad a la baja constituye un fiasco estruendoso del sistema escolar español que, aunque pretenda burlar la Estadística, pone en la calle a un contingente inmenso de adolescentes que no saben hacer nada, ni saben nada, pero son consumidores enfurecidos de derechos y experiencias lúdicas y divertidas, sin límites.

Esta base social en declive se incrementa con las comparsas de allende los mares, que importamos por avión, pateras y en módicos cúmulos de autobús, desde el medio y lejano Este. Paquistaníes, sirios, magrebíes de diferentes nacionalidades y subsaharianos de todas las etnias acuden a buscarse la vida, o la salud universal y gratuita. Desgraciadamente, algunos encuentran la muerte. Otros zascandilean, acuden a las ONG del sector, pero terminan escabulléndose. Hay quienes acuden a trabajos temporeros, alojándose donde no haya que pagar, si el patrón no les da cobijo. La higiene, la prevención de la pandemia y la disciplina social suele ser mínima, sus necesidades constantes y su violencia está a la que salta.

Desde América, hemos atraído todo tipo de andinos, procedentes desde Chile a California del Sur. Estos, reforzados por el dominio del idioma, ya traen incorporada su organización y estrategia. Sólo los Latin King disponen de 29 grupos, capítulos en su jerga, que comparten estética, ideales y modos de operar; los Trinitarios cuentan dieciséis capítulos; los Dominican don´t play se desglosan en once capítulos y en diez los Ñetas. En total, contamos con 66 grupos violentos, con nombre propio, a los que hay que añadir otros 18 grupos más, independientes, pero con el mismo afán corrosivo.

Esto quiere decir que, entre marginados propios, buscavidas y pendencieros extraños, somos una potencia de autodestrucción. Las termitas minan la madera y arruinan su consistencia. Si el mueble no se cura, al poco tiempo pierde su utilidad.

El problema de la okupación es serio y molesto. La población reclusa, según el Ministerio del Interior, está compuesta en un 28% por extranjeros, es casi un tercio, cuyas necesidades básicas cubrimos los contribuyentes. Los servicios sociales y de sanidad andan atestados por extranjeros que buscan socorro, al amparo de una legislación quijotesca, o de nuevos ricos presuntuosos, o de socialistas delirantes.

En estas circunstancias, nadie fomenta una política inteligente en los países de origen del problema migratorio. Tampoco, en casa, aunque sea imitando en todo a Finlandia, que sólo tiene un 4% de fracaso escolar. Ni pone más coto al problema que los dineros pagados a Marruecos para que haga de dique de contención, que tampoco, que allí la corrupción es abundante y plural.

El lumpen es necesario para la estrategia de algunos partidos políticos e imprescindible ante una hipotética involución revolucionaria, de progreso cangrejero.

El Vicepresidente Iglesias, muy aficionado al asunto de la vivienda, insiste en el alcance del artículo 47 de la Constitución, que consagra el derecho de todos los españoles a una vivienda digna. Pero, sólo lee hasta el primer punto y seguido. El resto del artículo no le interesa, porque corresponde al poder legislativo, que se mueve a impulsos del ejecutivo, donde él está instalado, y bien, aunque fuera de su hábitat caigan chuzos de punta. A él no le van a okupar su mansión, ante el contingente de guardia civil que la custodia día y noche. Dicho en román paladino, que una cosa es predicar y otra dar trigo, porque el trigo exige sembrar, escardar, abonar, segar, trillar y aventar, ¡mucho trabajo!, como prevé el mencionado artículo constitucional.

Por otra parte, todo el Gobierno de España, como enfáticamente dice el Presidente Sánchez, ha de recordar el artículo 33 de la Constitución, que prometieron cumplir y hacer cumplir, cuyo tercer apartado reza que nadie puede ser privado de sus bienes y derechos sino por causa justificada de utilidad pública o interés social, mediante la correspondiente indemnización. Y aquí nos topamos con la situación menesterosa de un Estado cuyos gastos son tan considerables, que la deuda sobrepasa el PIB y, mientras éste sigue bajando a trompicones, aquella no para de subir como un águila.

No obstante, los políticos se aferran al artículo 47, aunque tengan los deberes sin hacer y la solvencia por los suelos. Y, para tirar por el camino de en medio, aplican un liderazgo de laissez faire, laissez passer; o sea, que cada uno se apañe como pueda y ¡viva la selva!, que yo me voy a La Mareta, después a Doñana, antes de volver a La Moncloa y hacer parada en Quintos de Mora algún que otro fin de semana, ¡será por palacios!.

En consecuencia, los propietarios particulares, que muchos han enterrado en sus viviendas lo mejor de su esfuerzo y sus ahorros, de la noche al día, se ven expropiados por las bravas y, paradójicamente, recuperar su propiedad les supone nuevos desembolsos y padecimientos, mediante un proceso judicial prolijo y largo. La vivienda okupada puede ser dedicada a huerto de marihuana, narco-piso, lupanar o piso patera para infinidad de transeúntes, y sus enseres quedarán destrozados, sea por el desprecio a lo ajeno, sea por la imposición de una estética avasalladora, sea por dejar huella propagandística del anti-sistema, sea porque sí.

Para mayor vergüenza nacional, ocurre que hay okupas cobrando estipendios y ayudas del mastodóntico Estado, sin que ningún funcionario ponga reparo alguno, ni sancione la extorsión y deslealtad, aun cuando haya sido descubierta. ¿Es lenidad en la aplicación de la Ley?, o ¿las leyes quijotescas son excesivamente condescendientes con el lumpen, por los réditos políticos?, o ¿hay miedo a la muchedumbre menesterosa y violenta, si la autoridad se ejerce?

Claro, la autoridad que no se ejerce, se pierde y sólo resta la potestad que, por su parte, se cebará en débiles no-violentos, ni organizados, viejos y gente aislada.

La ley de don Quijote derrapa a la ley de la selva. Es preciso tomar conciencia, antes que el lumpen cope todo el poder y las termitas lo arruinen todo. Después, votar en consecuencia.

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