'Traición': el Pinter más claro (pero no tanto)

Acudir al teatro es hoy, probablemente más que nunca, un acto de militancia por la cultura y por la libertad de creación. Y todos los teatros que hoy se aventuran a volver a abrir sus puertas merecen el apoyo más claro y contundente de los espectadores porque, además, lo hacen con todo tipo de esfuerzos (higiénicos, económicos, logísticos…), para que el público sepa con seguridad que no va a ser allí donde se contagie del bichito. El Pavón Teatro Kamikaze había programado ‘Traición’, de Harold Pinter (1930-2008), en versión de Pablo Remón, y dirigido por Israel Elejalde, para ser representado entre el 12 de marzo y el 26 de abril de este año, pero el maldito Covid-19 no lo ha permitido hasta seis meses después.

Y, como nunca es tarde si la dicha es buena, al fin ha podido mostrarse en las tablas del Pavón Kamikaze ese trío amoroso que aquí forman Irene Arcos (Emma), Raúl Arévalo (Robert, marido de Emma) y Miki Esparbé (Jerry, el mejor amigo de Robert y amante de Emma), cuya historia común se cuenta a través de nueve escenas presentadas en un flashback que va desde la primavera de 1977 hasta el invierno de 1968. Su historia va mucho más allá de una convencional cuestión de cuernos. Los tres personajes hablan tanto por sus palabras como por sus silencios y, en cierto modo, hacen caer muy pronto al espectador en la cuenta de que una cosa es lo que se dice, otra la que se hace y otra la que realmente se piensa.

La historia a tres bandas se desarrolla en un ambiente críptico y hasta inquietante, que contribuye mucho a levantar el piano de Lucía Rey, en medio de una escenografía sencilla, limpia y polivalente que ha creado Monica Boromello (apartamento de los amantes, habitación de hotel, salón del matrimonio, pub, restaurante, sala de estar…), y la luz de Paloma Parra. Al tiempo, el sonido de Sandra Vicente ayuda a colocar los planos temporales, por un lado, y musicales, por otro, para situar al espectador en los distintos momentos (tanto temporales como psicológicos), por los que discurre la historia, y el vestuario de Sandra Espinosa (vestidos de aire hippy, pantalones acampanados, grandes cuellos de camisa), transportan perfectamente al espectador a la época.

Los aproximadamente 90 minutos de duración del montaje van acumulando poco a poco capas de conocimiento del lado oscuro de los tres personajes que dibujan sin aspavientos y con eficacia Irene, Raúl y Miki que, alternativamente, van dando paso a cada uno de los nueve días vividos, a través de sendos micros de pie situados sobre el escenario.

Elejalde maneja muy bien el tempo del drama, el ambiente tenso y de cierta inquietud que transmite paulatinamente al espectador, y ha querido también contener a los tres intérpretes en ese duelo de palabras y de silencios que, poco a poco, van descolocando al público y obligándolo a deshacer sus prejuicios sobre cuanto ve en escena.

Ojalá este sea solo el comienzo y el Kamikaze pueda programar esas dos o tres docenas de espectáculos que suele brindar a lo largo de cada temporada. El de ‘Traición’, que involuntariamente se ha visto como el espectáculo inaugural de la temporada 20/21, es un buen exponente de la marca de textos y montajes comprometidos, sorprendentes y necesarios que el público espera del tándem Del Arco, Elejalde, Tejada y Buxó.

‘Traición’

El Pavón Teatro Kamikaze, Madrid

Hasta el 4 de octubre de 2020