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Boda
Boda (Foto: StockSnap - Pixabay)

El sector nupcial idea alternativas para que las medidas frente a la covid no arruinen las bodas

domingo 27 de septiembre de 2020, 13:42h

Jackie está preocupada porque se casa en estas fechas y, debido a las nuevas restricciones sanitarias impuestas para frenar la expansión del coronavirus en la Comunidad de Madrid, le han dicho en el restaurante donde ha contratado la celebración que no es posible, de momento, hacer ni cóctel de bienvenida, ni baile. “Estoy planteándome anular la celebración y moverla al próximo año”, escribe en uno de los chats habilitados en Bodas.net, un portal especializado en todo lo que rodea a los enlaces matrimoniales y donde los contrayentes comparten sus impresiones. Como es lógico en este momento, la mayoría de los debates se centran en la actual situación.

Algunas de las medidas han caído como un mazazo especialmente sobre quienes habían pospuesto su enlace matrimonial a otoño. Pensaban que la pandemia estaría superada y ahora se encuentran con que en la ceremonia sus invitados no podrán exceder el 60 por ciento del aforo de la iglesia, juzgado o dependencia municipal y, lo que es casi peor, tampoco pueden superar ese aforo en el lugar donde se celebre el banquete en el que ya no habrá barra libre, porque el consumo de comida y bebida es exclusivamente en mesa, con los comensales sentados, y no se permitirá el baile. Más sombrío es el panorama para quienes habían a celebrar su gran día en alguna de las 37 zonas básicas de salud donde se han endurecido las medidas.

A Sandra y su pareja el establecimiento les mandó en julio las restricciones aprobadas entonces, que eran menos duras que las actuales. Ahora todo ha cambiado. “Nos casábamos en noviembre, tras posponer la boda en abril, pero todo apunta a que la volveremos a posponer”.

Elena se casa al aire libre y respira aliviada porque, de momento, “me dejan todo”. Y añade que en la finca contratada “ha cogido alguna boda de otras parejas que se vieron obligados a cambiar de sitio”. El que la ceremonia sea en un espacio abierto no garantiza nada. De hecho, Beatriz y su futuro marido tienen cerrada la fecha en octubre y “la finca de momento no se moja”. Han quedado en hablar a lo largo de este mes para ver qué nuevas restricciones se imponen, “pero vemos muy difícil la celebración sin cóctel o baile”. Lara es más optimista: “Yo también soy de Madrid, me caso en octubre, y la verdad es que mantengo la esperanza aún”.

Las restricciones invitan a aplazar los enlaces

Antes de que concluya este mes sería prematuro dar cifras sobre cancelaciones nupciales, dado que las nuevas medidas entraron en vigor el día 7 de septiembre y se endurecieron parcialmente el pasado día 21. No obstante, en lo que va de año se han celebrado entre el 15 y el 30 por ciento de las bodas que estaban previstas en España. Según Bodas.net, de las parejas que habían planeado sus enlaces matrimoniales de septiembre a enero, solo un seis por ciento ha cancelado sus planes, un 37 por ciento no baraja hacer cambios y un 57 por ciento ha aplazado la cita para más adelante.

Apunta este portal especializado que solo se han detectado tres brotes en las bodas que se han celebrado en España hasta ahora, entre 20.000 y 35.000, lo que demuestra que los implicados en estas ceremonias están sabiendo adaptarse y celebrarlas de forma segura.

Lo que está claro es que la reducción de aforo en la ceremonia, ya sea civil o religiosa, no es el principal problema que hace a las parejas pensar en cancelar o trasladar a otra fecha el enlace. Según el Arzobispado de Madrid, “hay de todo: hay futuros matrimonios que han decidido posponer todo, otros que han decidido hacer celebraciones mucho más pequeñas, prácticamente con padres y hermanos. Y otros que han mantenido celebraciones algo mayores”, señala un portavoz. En este último caso, “los sacerdotes están insistiendo mucho en el cumplimiento de todas las pautas sanitarias y los novios lo entienden, sin que haya habido problemas“.

Así lo corroboran en la parroquia San Pedro Mártir-Dominicos, en la avenida de Burgos de Madrid. “En nuestra iglesia no ha habido en ningún momento problemas de aforo”, señalan. Allí la reducción de la presencia de familiares e invitados en bodas al 60 por ciento de ocupación del templo no representa un gran inconveniente al celebrarse un único enlace por ceremonia. Peor lo tienen las familias cuyos hijos hacen la comunión en ceremonias múltiples, lo que obliga a rebajar el número de asistentes por niño. En el caso de esta parroquia, se limitan a entre 12 y 15 los asistentes por comulgante según los grupos y siguen con el plan previsto en fechas y horarios, con la advertencia de que “la situación que vivimos es compleja e incierta y pueden seguir cambiando los protocolos sanitarios durante el mes de septiembre, como estamos viendo, pero no vamos a desanimarnos”, explican en su página web. Además, para facilitar las cosas, presentan un canal multimedia para “emitir en directo por internet las celebraciones para que las personas que no puedan acudir a la celebración (abuelos, familiares, amigos…) tengan la oportunidad de disfrutar de las mismas en modo virtual”.

En el caso de las bodas civiles, dos de los espacios más solicitados para celebrarlas en el Ayuntamiento de Madrid se encuentran en Centro y Retiro, que son los distritos que vuelven a estar a la cabeza este año en el número de bodas civiles, aunque con cifras inferiores a causa de la pandemia. Así, en la Casa de la Panadería, situada en el distrito Centro, habitualmente no se puede superar el aforo de seguridad máximo del Salón Real, que es de 100 personas, por lo que ahora no debería sobrepasarse la cifra de 60 asistentes, lo que reduce la presencia en el salón a los familiares y amigos más íntimos. Lo mismo ocurre en el pabellón de los Jardines de Cecilio Rodríguez, otro de los espacios municipales preferidos por las parejas para sellar su amor. En este momento solo se permiten 65 personas, incluidos los testigos.

En la Junta del Distrito Centro calculan que entre julio y septiembre se han cancelado más de 20 matrimonios. "Algunos han decidido aplazarlo para el año que viene al haber prorrogado el Registro Civil la caducidad de los expedientes matrimoniales", señalan. En general a todos se les ha buscado una alternativa para salvar la situación. "Cuatro han cambiado de distrito, entre 18 y 20 se han reacomodado en las fechas por ellos elegidas y estamos a la espera de que un par de parejas más nos contesten si aplazan o cambian de sede para la celebración", desgranan desde la Junta.

La moda nupcial, también afectada

Las tiendas dedicadas a los vestidos de novia son un buen termómetro para medir la situación actual. Olga Frades, gerente de Innovias, comenta a Madridiario que han hecho un muestreo entre los enlaces de sus clientas y “ha habido un solo caso de Covid en sus bodas”. Sus clientas le han ido contando cómo han adaptado sus celebraciones a las restricciones sanitarias. Al principio, "en lugar de cóctel de pie, distribuyeron mesitas gastronómicas a las que se acercaban los invitados para que les sirvieran. El baile se hacía con mesas altas distribuidas en la pista de baile para que se respetara la distancia de seguridad, etc…”, explica. Cuando se estableció como hora de cierre la una de la madrugada, “las novias que se casaban ese fin de semana y siguientes, en la medida que pudieron cambiaron la hora de la celebración adelantándola unas horas o incluso a la mañana si era de tarde, y siempre contaron con la colaboración de los sitios de celebración”.

Ampliadas las restricciones, “hemos visto cómo muchas novias, con todo el dolor de su corazón, decidían aplazar su boda, ya sin fecha, esperando tiempos mejores”, señala Olga Frades. De entre sus clientas, “otras han mantenido la fecha de la formalización del matrimonio y su celebración íntima y han pospuesto la celebración que tenían planificada para más adelante. Y alguna se ha encontrado con que el sitio de celebración les ha comunicado que, habida cuenta de las restricciones, se veía obligado a cerrar y no podrían celebrar su boda, por lo que han tenido que contratar el evento en otro lugar”, relata la gerente de este negocio, quien cree que toda esta situación está suponiendo un calvario para las novias. “La incertidumbre que existe es tal que el mes de septiembre, un mes por excelencia en el que las novias del año siguiente acuden a elegir su vestido de novia, este año ha visto reducida la afluencia de este tipo de clienta en un 90 por ciento. Las novias del próximo año no saben tampoco si podrán celebrar su boda o cómo lo podrán hacer, por lo que no saben qué estilo de vestido elegir y prefieren esperar a tener más seguridad”.

La solución de celebrar una ceremonia íntima en la fecha acordada y posponer para tiempos mejores la fiesta que la Covid les ha ‘robado', "en muchos casos les ha hecho decidir comprar o alquilar un segundo vestido más sencillo para la ocasión reservando el original para su celebración posterior cuando mejore la situación”, nos cuenta la dueña de Innovias, que también está ofreciendo a las clientas que optan por repetir el modelo limpiar y guardar el vestido después de la primera boda para que esté listo para la siguiente celebración.

Y después de la ceremonia, ¿qué?

La Asociación de Profesionales de Bodas en España (APBE) ha pedido a los gobiernos autónomicos que no incluyan estos eventos dentro de las restricciones que se les aplican a hostelería y al ocio nocturno, porque consideran que tienen "características distintas". Según explican, no comparten que se limite la celebración hasta la una de la madrugada, la misma hora a la que se obliga a cerrar a la hostelería, porque son "sectores diferentes". Además "en este tipo de evento social, la trazabilidad está bajo control por parte de los profesionales ya que, desde los diferentes colectivos, se están tomando medidas de recopilación de datos de los asistentes", apunta la asociación.

El mayor quebradero de cabeza de las parejas tiene que ver con el después del “sí, quiero”. Si los novios no pueden bailar el vals ni los invitados ‘Paquito el chocolatero’, ¿qué alternativas se pueden ofrecer como fin de fiesta? Las propuestas son tan variadas como la imaginación y predisposición de los contrayentes y los establecimientos de hostelería. Música en directo, karaoke, bingo, un mago y hasta un monologista son algunas ideas que barajan quienes pasan por el altar en las próximas semanas.

“Nosotros nos casamos en diciembre, y tenemos asumido que probablemente no haya baile. El tema de sustituirlo por juegos, bingos y cosas así no lo veo, al menos en nuestro caso”, explica Belén. “Me da la sensación de que la 'responsabilidad' de que la gente se divierta caería sobre los novios”. Y añade que “con el baile todo "fluye" la gente se divierte sola, sin necesidad de que nadie dirija ni amenice nada. Me parece que no hay nada que sustituya la espontaneidad, el relax y la amenidad del baile. Los juegos los veo forzados, así que no sabemos qué hacer”.

Por el contrario, Marta lo tiene más claro. “Nosotros hemos pensado llevar el photocall a la mesa, pondremos palos selfie por familia y que con los móviles nos envíen las fotos que se hagan. Para el libro de firmas pasará nuestro sobrino, libro y desinfectante en mano”, comenta. “El candy bar lo haremos con las copas sentados y poniendo un bol con chuches en cada mesa. Como entretenimiento hemos contratado un mago y estamos mirando añadir un monologuista. Después de la comida, hemos alquilado una terraza que nos cierran para nosotros para que quien quiera tomar más copas lo haga en un entorno seguro. Esto ha venido para quedarse y hay que adaptarse”.

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