"Los próximos dos trimestres serán muy desafiantes, muy difíciles". Esta declaración la hacía ayer el presidente de la Reserva Federal de Dallas, haciendo referencia a la economía de Estados Unidos, pero es aplicable a nivel global. Dijo mostrarse "cauteloso y preocupado" por los riesgos económicos en el corto plazo debido al resurgimiento del coronavirus, pero era más optimista para el largo plazo.
Apuntó que mientras se desarrolle la pandemia, la Reserva Federal no debería alejarse de sus programas de apoyo al crecimiento económico, que incluyen compras de bonos por un total de 120.000 millones de dólares mensuales y líneas de crédito a las empresas del país, pero una vez que ceda, las compras deberán moderarse. No parece que esta decisión de política monetaria tenga que tomarse en el corto plazo y a lo mejor, tampoco será una decisión que tenga que tomar el actual presidente de la Reserva Federal. Tampoco parece probable que la política monetaria de Estados Unidos vaya a ser una preocupación primordial para el presidente electo, puesto que el arsenal económico de la Reserva Federal ya está desplegado y las decisiones sobre el gasto federal son más urgentes para la próxima administración.
No obstante, durante su primer año en el cargo, lo que sí tendrá que decidir Joe Biden es si el impulso de este año del actual presidente de la Fed para reenfocarse en el crecimiento del empleo, ha ganado suficiente credibilidad entre los demócratas como para ser reelegido.
Si (
No(
