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No se debe hablar de engordar, sino de aprender a cuidarse de manera sana

No se debe hablar de engordar, sino de aprender a cuidarse de manera sana

lunes 30 de noviembre de 2020, 10:30h

Con motivo del Día Internacional de la lucha contra los Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA), expertos de RECURRA Ginso, un programa que busca dar apoyo a familias en situación de conflicto con sus hijos e hijas adolescentes, emiten recomendaciones para prevenir y detectar trastornos de conducta alimentaria en los jóvenes.

Tal y como explica María José Rodríguez Biezma, psicóloga de RECURRA Ginso, los Trastornos de Conducta Alimentaria (TCA) suponen una alteración persistente de las conductas relacionadas con la alimentación, generando graves repercusiones a nivel físico, psicológico, funcionamiento social, laboral y familiar. “Los TCA requieren un abordaje integral de aspectos médicos, nutricionales y psicológicos, siendo muy importante en el caso de los adolescentes el añadir el abordaje familiar del problema”, incide.

Los TCA más frecuentes

“Cada vez son más los datos que nos ayudan a entender el verdadero alcance de los TCA entre la población adolescente pues en muchos casos no se diagnostican adecuadamente o de manera precoz”, señalan desde RECURRA Ginso. En España, La Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG) ha informado de una prevalencia entre un 4,1% y un 6,4 por ciento en mujeres entre los 12 y 21 años, siendo de un 0,3 por ciento para los hombres. Otro dato revelador es que el 70 por ciento de los adolescentes no se sienten a gusto con su cuerpo, y 6 de cada 10 chicas creen que serían más felices si estuvieran más delgadas.

Entre los TCA más frecuentes en población general encontramos anorexia nerviosa, bulimia nerviosa y trastorno por atracón, explican desde RECURRA Ginso. “Debemos diferenciar entre bulimia nerviosa y trastorno por atracón. En la primera se producen conductas compensatorias tras la ingesta excesiva de comida, como abuso de laxantes, vómitos, exceso de ejercicio y, otras, conductas compensatorias que se repiten tras cada ingesta. En cambio, en el trastorno por atracón no se producen las conductas compensatorias tras la ingesta excesiva, siendo más difícil su diagnóstico al mantenerse o incluso aumentar el peso corporal de la persona”, señala Rodríguez Biezma.

Los TCA se sitúan entre las tres enfermedades crónicas más frecuentes entre los adolescentes, siendo la anorexia la enfermedad mental con mayor tasa de mortalidad, por encima de otras como la esquizofrenia o el trastorno bipolar.

“Estos datos muestran que los TCA son un problema mucho más extendido de lo que se piensa. Necesitamos recursos y profesionales que permitan afrontar este problema de manera más efectiva, y dando un mayor soporte a las familias”. En este sentido, hay estudios que indican que, cuando el diagnóstico y tratamiento se realiza de manera precoz en la adolescencia, el pronóstico con respecto a la intervención mejora. Pero, cuando el tratamiento ambulatorio o en hospital de día no funciona, se requiere un tratamiento más intensivo, requiriendo de ingreso en unidades o centros especializados, explican desde RECURRA Ginso.

¿Cómo detectar en el entorno familiar un posible caso de TCA?

Los TCA suelen aparecer asociados a otras patologías como depresión, ansiedad, abuso de sustancias, ideas o conductas autolíticas y, en los más pequeños, déficit de atención. Son frecuentes también rasgos como baja autoestima, elevado perfeccionismo o impulsividad.

En cuanto a los signos de alerta en los hijos, “a veces se trata de pequeños detalles como una pérdida de peso inexplicada, la ausencia o pérdida de la menstruación durante unos meses, preocupación por perder peso en jóvenes delgados, mayor sensación de frío o cambios en el uso de ropa (usar ropa más ancha)”. Además, se debe prestar atención a signos como dietas restrictivas, evitar comer en público, beber agua en exceso, deporte de manera compulsiva, cambios en el estado de ánimo, mentiras para ocultar los síntomas o alejamiento o pérdida de sus amistades habituales.

Una de las principales recomendaciones para prevenir estos trastornos es intentar no darle más importancia de la cuenta al físico y que los padres estén muy pendientes ante la aparición de signos de alarma. “Un aspecto fundamental es el significado (negativo) que se le da a estar gordo o no en las familias. No se debe hablar de engordar, sino aprender a cuidarse de manera sana, y siempre invitar a compensar un posible exceso de peso con actividades saludables como el deporte”, explica la psicóloga de RECURRA Ginso.

Si detectan un cambio en las rutinas de alimentación de sus hijos, los padres pueden mantener una charla con ellos para advertirles del peligro de estos problemas. También puede ser útil apoyarse en agentes de salud como el pediatra de atención primaria. En casos más evidentes o de mayor gravedad, es necesario acudir al especialista para recibir orientación.

Identificar de forma temprana un TCA

Según datos aportados por el Hospital Infantil Universitario Niño Jesús de Madrid, las edades a las que se detectan los TCA son cada vez más tempranas, viéndose un incremento del 15 por ciento de estos trastornos en menores de 12 años en los últimos cuatro años. Según los expertos de RECURRA Ginso, el momento en el que se detecta el problema es fundamental para aumentar las posibilidades de éxito. “Dentro de los estudios que hablan de la eficacia en los tratamientos se observa que la proporción de pacientes que se curan ha aumentado de un 68 por ciento a 84 por ciento aproximadamente, y eso si se amplía el periodo de seguimiento”, explican.

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