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Madrid ¡Se piensa mucho en ti!

Por Gabriel Elorriaga F.
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elorriagafernandezhotmailcom/18/18/26
miércoles 02 de diciembre de 2020, 10:48h

La famosa canción de Lara decía “Madrid, Madrid, Madrid –en Méjico se piensa mucho en ti”. Ahora no parece que estén tan preocupados en Méjico pero podría decirse que en Cataluña se piensa mucho en ti. Los políticos independentistas catalanes imponen en sus pactos presupuestarios la recentralización de impuestos. Es una forma de reabrir la guerra fiscal. Algo contradictorio con sus tendencias naturales a la dispersión y la desigualdad. ¿Tanto les estorba la imagen de un modelo liberal socioeconómico que mejora cada día tanto como empeora la antigua reputación de Cataluña como complejo fabril y financiero? ¿Cómo es posible que Madrid, comunidad interior, sin puertos ni fronteras directas con Europa, consiga prosperar sin subir los impuestos? ¿Por qué tres mil empresas han cambiado de sede? Se comprende la reacción celosa de los nacionalistas que han degradado a Barcelona pero es menos comprensible la obsesión morbosa de los fantasmones de la izquierda refugiados en el recinto gubernativo de la Moncloa.

Tendrían que pensar que ese extraño conjunto de ciudadanos llamados madrileños empiezan por no padecer la enfermedad, adjetivada como nacionalismo, capaz de provocar la regresión a las cavernas de la política de quienes la padecen. La fortaleza madrileña no está habitada predominantemente por nativos sino por gentes valiosas procedentes de todos los rincones de España y de la emigración a los que nadie pretende imponer una orientación política ni un modelo lingüístico. Es posible que la Cataluña actual sea tan plural o casi como la madrileña pero sus políticos no responden a las aspiraciones de una sociedad abierta sino que tratan de encarrilar a sus habitantes por las vías mohosas del independentismo, lo que los mantiene malhumorados, desorientados y enfrentados en partidos políticos de dimensión aldeana y pintoresca. Consecuentemente con el bajo nivel de este clima enrarecido, los residentes en Cataluña eligen para representarlos a los personajes extravagantes que les presentan los grupos locales, con Puigdemont con sus pelos o Ada Colau con sus ocurrencias de autodidacta presuntuosa. Mientras, en Madrid, eligen a una mujer sencilla y valiente, con toda la modestia inteligente de una hija del pueblo o a un alcalde bajito pero con su preparación funcionarial de abogado del Estado. La diferencia se nota. A ningún gobernante madrileño se le ocurriría intervenir en la soberanía económica propia de las competencias de otras comunidades. Esto son historias de fracasados celosos que asumen su decadencia a cambio de conseguir que los demás padezcan como ellos, aunque no lo merezcan.

Lo triste es que esta venganza de un nacionalismo fracasado encuentre eco en el Gobierno de la Nación, si por tal se tiene el gabinete de Pedro Sánchez. Porque tampoco admite Sánchez que los territorios que escapan del control sociocomunista sean mejores en sus resultados sociales y económicos que los sometidos plenamente a su yugo intervencionista. Al ceder ante el rencor nacionalista Sánchez parece dispuesto a declarar la guerra fiscal sin cuartel contra Madrid, prefiriendo el modelo catalán que dispara la deuda y provoca la fuga masiva de empresas. Solo desde la Moncloa, convertida en un limbo donde juegan a gobernantes quienes no pueden pisar la calle sin rechazo público, es posible comprender una negociación de los presupuestos a cambio de tirar la casa por la ventana y entregar lo que piden y más de lo que piden a quienes solo buscan convertir al Gobierno central en un organismo irrelevante e impotente. Siempre y cuando el chantaje no imponga perder el refugio de la Moncloa como residencia de políticos jubilados rodeados por una oposición demasiado paciente, los cómplices desleales del Gobierno practican la rapiña feroz a la vez que alardean de su condición de socios imprescindibles para prolongar el sueño del gobernante de sí mismo.

No importa que Madrid sea la comunidad que más aporta a la caja común y que todos los datos confirmen el éxito de su orientación económica. Su éxito es tenido como una ofensa por el sectarismo socialista y puede ser atacado con las armas de quienes desean la total independencia fiscal para sí mismos. No importa. Estos partidos nunca serán recentralizados por Sánchez. Lo que se trata es de perjudicar a quien va bien, subiéndole las cargas por patrimonio y herencia. Hay que atracar a Madrid porque, en los cuarteles del nacionalismo catalán se piensa mucho en ti. No vaya a ser que cunda el ejemplo. Atacar a los empresarios y a los trabajadores, a los ciudadanos honrados y a los votantes conscientes de su opción democrática por la inversión y el ahorro. Madrid sigue siendo la semilla desde donde España puede renacer en cada primavera. Está bien que se piense mucho en Madrid, pero no para atacarlo fiscalmente sino para imitarlo. Algunos políticos catalanes carecen de capacidad de rectificación en su trayectoria desastrosa e insisten en repetir sus errores en cuanto puedan: “volveremos a hacerlo” afirman satisfechos, como si hubiesen hecho algo útil. Más les valiera olvidar sus fanfarronadas y pensar, como Madrid, en sacar mejor partido de su autonomía que en estrellarse con su inestabilidad secesionista. Madrid no es un paraíso fiscal sino la primera economía de España.

Gabriel Elorriaga F.

Ex diputado y ex senador

Gabriel Elorriaga F. fue diputado y senador español por el Partido Popular. Fue director del gabinete de Manuel Fraga cuando éste era ministro de Información y Turismo. También participó en la fundación del partido Reforma Democrática. También ha escrito varios libros, tales como 'Así habló Don Quijote', 'Sed de Dios', 'Diktapenuria', 'La vocación política', 'Fraga y el eje de la transición' o 'Canalejas o el liberalismo social'.

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