El partido de Liga de Campeones entre el París Saint-Germain (PSG) y el Istambul Basaksehir, convertido en un símbolo de la lucha contra el racismo en el fútbol, encontró el miércoles un epílogo espectacular (5-1).
El partido empezó con todos los jugadores arrodillados sobre el césped repitiendo el gesto del movimiento antirracista 'Black Lives Matter' de EEUU, gesto al que se unieron también los árbitros.
El encuentro acabó con un bello 5-1, con hat-trick de Neymar y doblete de Mbappé.
Se reaundaba un día después de que fuese interrumpido el martes después de que el cuarto árbitro se refiriera como "negro" a un miembro del cuerpo técnico del club turco, Pierre Webó, para que se le amonestara.
Los árbitros del partido original eran de nacionalidad rumana y ahora denuncian sufrir también racismo en sus carnes con referencias a su nacionalidad desde miembro del conjunto turco.
El asistente arbitral insistió en que no era racista y que hizo ese comentario desafortunado para identificarle, pero que no tenía intencionalidad racista. Aún así, tanto jugadores como técnicos del PSG y del Basaksehir se negaron a seguir jugando el partido en señal de protesta y se unieron para retirarse.
La UEFA guardó un prudente silencio mientras anunciaba una investigación interna. Dejó que se aplazase el partido pese a la importancia del choque, último de la liguilla de grupos previa a los octavos de final, y nombró rápidamente a otro equipo arbitral.
Ese equipo estuvo comandado por el holandés Danny Makkelie y asistido por polacos e italianos.
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