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Crítica de la obra 'El salto de Darwin': la guerra de las Malvinas por dentro y por fuera
(Foto: Esmeralda Martín)

Crítica de la obra 'El salto de Darwin': la guerra de las Malvinas por dentro y por fuera

miércoles 16 de diciembre de 2020, 12:08h

En la Sala Max Aub de Naves del Español en Matadero, y desde el 10 de diciembre al 17 de enero, se representa ‘El salto de Darwin’, del dramaturgo uruguayo afincado desde hace tiempo en París Sergio Blanco (Ostia, Tebas Land, El bramido de Dusseldorf…), un montaje adaptado y dirigido por Natalia Menéndez.

En forma de tragicomedia y con una fábula que el autor sitúa temporalmente en junio de 1982, ‘El salto de Darwin’ presenta el viaje, tanto real como emocional, de una familia argentina sui generis (el padre, la madre, una hija y su novio), que recorre durante tres días en un Ford Falcon, al que lleva enganchada una roulotte, más de 3 000 kilómetros para llegar hasta la localidad de Puerto Darwin, un lugar situado en el extremo sur argentino, en la misma frontera donde se desarrolló el conflicto de las Malvinas para esparcir allí las cenizas del hijo que ha perdido la vida combatiendo al invasor anglosajón.

El viaje, que discurre a lo largo de la Ruta Nacional N°40, que atraviesa Argentina de norte a sur, está protagonizado por Goizalde Núñez (que borda a esa Madre algo histérica, obsesiva y atravesada de dolor por la muerte del hijo)y Jorge Usón ( el Padre, bonachón, siempre discutiendo con su mujer pero atento a sus deseos), acompañados de Olalla Hernández (Hija), Juan Blanco (Novio), Cecilia Freire (estupenda, graciosísima Casandra, una chica transexual que se prostituye para sobrevivir, y que fue novia del hijo, ahora transformado en cenizas y dentro de una urna), y Teo Lucadamo (el Hijo asesinado en las Malvinas).

Esa particular road movie de la familia la recorre también el espectro del hijo muerto cuya vuelta espera con fe esa Madre que deja siempre encendida una luz que le sirva de faro. Un espectro filial que, entre parada y parada del longevo viaje, y subido al techo de la rulot familiar –como si de un escenario se tratase-, tararea canciones de los 70 y 80 (Hotel California, Only you…), acompañado de la guitarra eléctrica que sus padres le habían regalado cuando cumplió los 18, poco antes de su funesto reclutamiento en el ejército argentino.

Mónica Boromello ha construido el espacio escénico (un gran panel al fondo con forma de glaciar, el viejo Ford en primer término, y la roulotte y una mesa y unas sillas de camping); Juan Gómez Cornejo ha iluminado con tanta poesía como precisión las transiciones de luz en esos tres días de viaje; Luis Miguel Cobo ha puesto la música original con la inspiración a que nos tiene acostumbrados; Antonio Belart ha vestido con realismo y verdad a los personajes, y Álvaro Luna ha diseñado la videoescena para que el espectador acompañe en el viaje a la familia

En esta huida hacia adelante de la familia afloran las diversas –y muchas veces contradictorias-, aristas de la condición humana, su fragilidad, su fe para cambiar el curso de la realidad, las mil y una formas de expiación de las culpas acumuladas en el camino, el auxilio de la religión, o el vacío que provoca la óptica nihilista de la vida, el papel de los medios de comunicación argentinos en la desinformación constante para alterar las conciencias (el mismo que estamos viendo en esta extraña y paralela guerra larvada del Covid), o el papel de los sueños para poder sobrevivir.

Amor, humor, dolor y absurdo a partes iguales en una propuesta dramática que tiene también mucho de narrativa y que supone un ejercicio de dirección muy interesante de Natalia Menéndez, una directora que ha mostrado ya su pasión por Sergio Blanco a quien estoy seguro de que volverá a dirigir en la primera ocasión que se le presente.

‘El salto de Darwin’

Autor: Sergio Blanco

Dirección: Natalia Menéndez

Reparto: Juan Blanco, Cecilia Freire, Olalla Hernández, Teo Lucadamo, Goizalde Núñez y Jorge Usón

Escenografía: Mónica Boromello

Diseño de iluminación: Juan Gómez Cornejo

Diseño de vestuario: Antonio Belart

Composición música original: Luis Miguel Cobo

Creación de videoescena: Álvaro Luna

Una producción de Teatro Español, Festival de Otoño de la Comunidad de Madrid y Entrecajas Producciones Teatrales

Naves del Español, Madrid

Hasta el 17 de enero de 2021

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