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La salud no depende de los dioses, sino de uno mismo

sábado 16 de enero de 2021, 17:11h

Hace casi 2.500 años Demócrito nos recordó que “la salud no depende de los dioses, sino de uno mismo”, pero a tenor de los resultados de la historia, y sobre todo del crítico momento que estamos viviendo todos, parece que su mensaje no ha calado en la población general. En España superamos ya y con creces, los 2 millones de casos, los 53.000 fallecimientos, aunque está por decidir si son más de 70.000, hemos superado el mayor número de casos en un día, más de 40.000, la incidencia acumulada nacional supera los 575 casos por 100.000 habitantes, cifra que marcó el ministerio de sanidad como de “alto riesgo” y cada día es como si un avión con 200 pasajeros se estrellara y no hubiera ningún superviviente. A pesar de estos datos, que aunque algunos intenten maquillar son incontestables, no sólo hemos vivido 17 Navidades distintas, sino que tenemos 17 planes estratégicos distintos para cada una de las comunidades autónomas, lo que sin duda contribuye tanto a la “fatiga pandémica” de todos, como al crecimiento de la incertidumbre y la falta de credibilidad y confianza de los ciudadanos en nuestros líderes políticos. Si los datos epidemiológicos son los que son, nunca entenderé porque una comunidad solicita el confinamiento, otras incrementan las restricciones aumentando las horas del toque de queda, otras aumentan las cifras de incidencia para tomar medidas, otras disminuyen el numero de personas que podemos encontrarnos, aunque ahora sí, una vez pasadas las navidades, insisten en el riesgo de “no ser convivientes”.

Anoche, escuchaba con atención los diferentes informativos y todavía no salgo de mi asombro: cada comunidad autónoma ve la pandemia de forma muy diferente. ¿Por qué a estas alturas el gobierno de España sigue admitiendo este gran dislate y no toma el “mando centralizado y coordinado”? Pero también anoche escuchaba y leía a los mejores expertos en clínica, virología e inmunología, y podía comprobar que la inmensa mayoría si analizan de igual forma los datos y aconsejan que ha llegado el momento de decretar un nuevo confinamiento, de al menos 3-4 semanas y aprovechar para aumentar el ritmo de las vacunas, vacunando como debería haber sido desde el principio, también los sábados y domingos.

Añadamos a todo ello el hecho de que los contagios están aumentando de forma exponencial porque hacemos frente a la nueva cepa británica que, según todos los especialistas es más contagiosa, aunque menos virulenta, menos mortal.

Y si analizamos todo, nos daremos cuenta de que la “percepción de riesgo” de la población ha disminuido de forma notable, por la propia fatiga pandémica, pero también porque no ven un “norte común”, una única estrategia, y además les estamos diciendo que este nuevo virus es menos mortal. Y sí, parece que es menos virulento, pero es mucho más fácil de contagiar, con lo que tendremos muchos más casos cada día y muchos más ingresos en los hospitales y las UCI, que ya están al límite en toda España.

La salud no depende de los dioses, como decía Demócrito hace 2.500 años, sino de uno mismo y podriamos añadir que de los que deberían tomar decisiones; deberíamos reflexionar y preguntarnos si todos y cada uno de nosotros, en nuestro nivel de decisión, estamos haciendo todo lo posible para disminuir los contagios y la presión hospitalaria.

Jesús Sánchez Martos

Catedrático de Educación para la Salud; Universidad Complutense de Madrid.

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