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Crítica de la obra de teatro 'Éramos unos niños que escuchaban música en su cuarto': perdida adolescencia

Crítica de la obra de teatro 'Éramos unos niños que escuchaban música en su cuarto': perdida adolescencia

sábado 23 de enero de 2021, 12:33h

Un título inusual por su extensión da nombre a una performance ideada, creada, montada e interpretada por dos jóvenes actores y performers, Carlos Pulpón e Itziar Manero. Hablo de ‘Éramos unos niños que escuchaban música en su cuarto, que solo por unos días (21, 22 y 23 de enero) puede verse en el madrileño DT Espacio Escénico.

Los dos actores y performers, Manero y Pulpón, permanecen en escena durante los aproximadamente 75 minutos de función, absolutamente preñada de metateatralidad a través de una autoficción que quiere trasladar la ensoñación vivida por ambos en su época de adolescentes. ¿Qué hay de cierto y de ficción en ella? Da lo mismo, lo esencial es su capacidad de comunicar y de provocar esa misma evocación entre un público mayoritariamente treintañero, como los creadores de esta pieza.

Nombres como los de David Bowie, Jimi Hendrix, Nirvana y su líder, Kurt Cobain, The Doors o el Jefe (Bruce Springsteen), son solo algunos de los muchísimos nombres de iconos pop y rock a los que hacen referencia los creadores de ‘Éramos unos niños que escuchaban música en su cuarto’.

La poesía, el desencanto, los sueños rotos, el qué habría sido de nosotros si…, son aspectos que sobrevuelan de principio a fin el montaje. Por cierto, claramente influenciado por quienes han sido sus referentes artísticos y maestros, La Tristura o Grumelot: “Queremos desafinar saltando en una cama elástica. Queremos dar un do de pecho con un proyector en el local de ensayo. Queremos tocar la batería, romper la batería e incendiar la batería con un delfín hinchable. Queremos que, por un instante, sepáis que el puente de La Salve de Bilbao está en Nueva York. Y que el río Hudson está trufado de delfines del pueblo de Rumbad”.

El perfume que destila la propuesta tiene más de desesperanza, de desencanto y de frustración que el de evocación de un complaciente paraíso perdido. Refleja en buena medida la realidad imperante, por lo que podemos ver a diario entre jóvenes próximos y lejanos. Una circunstancia que debe de hacernos pensar y entonar también el mea culpa por no haber sabido transmitir a las nuevas generaciones el amor a la vida, por muy dura o adversa que nos ponga las cosas. Lo hacemos, al tiempo que invitamos a unos y a otros, jóvenes y menos jóvenes, a acudir hoy, último día, a la propuesta de Quemar las Naves, nombre de la compañía que reúne a Itziar Manero y Carlos Pulpón.

Éramos unos niños que escuchaban música en su cuarto’

Creación: Quemar las Naves

Reparto: Itziar Manero y Carlos Pulpón

Diseño de iluminación: Cristina Cejas

Fotografía: Daniel Bezier

Agradecimientos: Sammy Metcalfe, Violeta Gil, Mon Ceballos, Eduardo Torres y Eva Ramírez por la entrevista

DT Espacio escénico, Madrid

21, 22 y 23 de enero de 2021

José-Miguel Vila

Columnista y crítico teatral

Periodista desde hace más de 4 décadas, ensayista y crítico de Artes Escénicas, José-Miguel Vila ha trabajado en todas las áreas de la comunicación (prensa, agencias, radio, TV y direcciones de comunicación). Es autor de Con otra mirada (2003), Mujeres del mundo (2005), Prostitución: Vidas quebradas (2008), Dios, ahora (2010), Modas infames (2013), Ucrania frente a Putin (2015), Teatro a ciegas (2017), Cuarenta años de cultura en la España democrática 1977/2017 (2017), Del Rey abajo, cualquiera (2018), En primera fila (2020), Antología de soledades (2022), Putin contra Ucrania y Occidente (2022), Sanchismo, mentiras e ingeniería social (2022), y Territorios escénicos (2023)

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