Era un sábado, 1 de febrero, y se confirmaba oficialmente el primer caso de coronavirus detectado en España. Lo hacía el Centro Nacional de Microbiología, del Instituto de Salud Carlos III, respecto a un paciente ingresado en el Hospital Ntra. Sra. de Guadalupe de La Gomera, Canarias.
Por entonces no había pruebas PCR, ni pruebas de antígenos, sino que cada muestra se analizaba en sangre en laboratorio. Poco se sabía del virus, y apenas se pedía el uso de mascarillas para evitar contagios, porque no se tenía claro si se propagaba vía aérea o con qué fuerza.
El primer caso se confirmó durante la noche del viernes 31 de enero al sábado 1 de febrero con el análisis a una de las muestras enviadas desde La Gomera.
El paciente era un turista alemán que procedía su país, estuvo ingresado y fue aislado en el centro hospitalario de la isla antes citado.
Este paciente fue aislado junto a un grupo de otros 4 alemanes, y estuvo en contacto con los casos positivos confirmados a lo largo de la semana en Alemania. No falleció ni llegó a presentar síntomas graves de la enfermedad, ahora conocida como la covid-19.
El protocolo se activó tras una alerta del Ministerio de Sanidad para que se localizara en La Gomera a 2 personas que habían estado en contacto en Alemania con un paciente diagnosticado de infección por coronavirus. Asimismo, una vez localizados se extendió a otras 3 personas con las que estaban conviviendo en la Isla.
Después llegaron más casos: uno en Mallorca, Islas Baleares, y otro en Málaga, un hombre que había estado visitando una feria internacional. El goteo era lento, pero en marzo se llegó al extremo, con la consabida declaración del estado de alarma y el confinamiento domiciliario estricto que llegó el histórico y fatídico día 13.
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