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Coronavirus y lucha de clases

lunes 08 de febrero de 2021, 16:02h

En Madrid se está organizando una manifestación para el próximo 14 de Febrero y un amplio movimiento social y vecinal con el lema “NOS ESTÁN MATANDO”, es la respuesta obrera y popular al abandono de la sanidad pública, la falta de medidas de protección en transporte público y centros de trabajo; el “Madrid libre” que dice su presidenta con una actitud que raya en lo criminal y debe ser investigada, pues lo hace a base de la vida y de esclavizar trabajadores y trabajadoras de la sanidad, los cuidados, el comercio o la hostelería entre otros. Centros de salud cerrados como en media España y metros atestados por quienes van a limpiar la mierda de la burguesía o servirle en las terrazas de Serrano o sus barrios amplios y limpios.

La pandemia se está resolviendo en realidad a base de muertes, contagios y secuelas por los contagios. La pandemia se está resolviendo a base de abandonar a su suerte a enfermos de cáncer, del corazón o con daños traumatológicos pues están siendo criminalmente desatendidos por culpa de muchos gestores autonómicos y un gobierno que no se impone. La pandemia se está resolviendo a base de recetar paracetamol por teléfono, porque las consultas están cerradas. En Cataluña por ejemplo los centros de salud comarcales o de barrios están privatizados ya hace tiempo y se nota, en Andalucía o en Madrid cerrados y como mucho con consultas ¡por teléfono! La España rural y/o vaciada abandonada a su suerte y con pueblos contagiados sin asistencia médica. Todo menos reforzar personal, abrir más centros de salud o incrementar la atención primaria pueblo a pueblo y ¿quién sufre todo esto, por no hablar de la lentitud con la vacunación?: son las clases populares, la clase trabajadora, las personas más humildes, quienes sí que pagamos impuestos.

La salud tiene clase. Los muertos, muchas y muchos jubiladas y jubilados, (que no todos), han sudado toda su vida, han trabajado toda su vida y esos muertos igual que quien se mata cayendo de un andamio, no importan a las poderosas y los poderosos. Por eso reivindicar sanidad pública es un acto de lucha por la dignidad, por la salud y la vida de la clase trabajadora.

Pero que la salud tiene clase, también se manifiesta con las vacunas. Los países ricos, occidentales y cristianos han optado por apoyar a la corrupta industria farmacéutica de dominio angloamericano y que esta se enriquezca a base de vacunarnos, con vacunas, que en primer lugar han sido creadas con grandes subvenciones públicas, -también del Gobierno de España a empresas privadas extranjeras- de las potencias centrales así como con investigadores muchos de ellas y ellos empleados públicos.

Se vacuna de forma gratuita, pero previamente pagada por los gobiernos es decir de nuestros impuestos, ósea que cada persona vacunada se ha pagado de sobra su vacuna y encima se compran las más caras y difíciles de distribuir y mantener. Esas mismas farmacéuticas que chulean a la Unión Europea y esta con cobardía y sumisión corrupta no les exigen responsabilidades. No contentos con todo eso, los gobiernos de la Unión Europea (TODOS) ahora se niegan a permitir que las patentes sean suprimidas y que Sudáfrica, La India u otros países asiáticos y americanos puedan fabricar vacunas, cuando el mundo necesita miles de millones de dosis y los países pobres no se están vacunando, prolongando la pandemia. Lo más seguro es que Asia, África y la vacuna rusa acaben copando el mundo no blanco en decadencia y fabricando sus productos como hicieron con el SIDA. De hecho a China y Rusia este problema no les afecta pues poseen su propia tecnología al igual que Cuba y España. La diferencia es que España no apoya como es imprescindible, su propia producción. El Gobierno de coalición ya debería estar haciéndose con naves industriales en zonas especializadas como el Polígono de las Ciencias de la Salud de Granada u otras zonas y poniendo en marcha centros de producción industrial de vacunas fabricadas por el sector público en lugar de depender de la mafia farmacéutica extranjera es decir británica, alemana o estadunidense.

En esto, lo de la producción de vacunas, vemos otro apartado de la lucha de clases, el de los países ricos –sus élites y burguesías- contra los países pobres y/o empobrecidos impidiendo vía patentes no solo la producción sino la vida de los pueblos y votando de forma asesina en la OMC contra la liberación de patentes y la transferencia de tecnologías. Es en consecuencia una guerra de clases de los poderosos y grandes fortunas contra los pueblos, contra todos los pueblos del mundo.

La Agencia Europea del Medicamento está siendo otra barrera de contención de vacunas más baratas y protegiendo no a los pueblos de Europa Unión, sino a los intereses privados de las farmacéuticas privadas. Da la impresión de que estamos gobernados por comisionistas, ¿o igual es verdad que así es? Todas y todos sabemos de las dadivas y regalos de las farmacéuticas a los “grandes y famosos doctores inmersos en el mercado sanitario”, las autoridades sanitarias y muchos medios de difusión o a jefes de estado corruptos.

Finalmente la lucha de clases en estos momentos tiene en la defensa e incremento de la sanidad pública y la nacionalización de la industria farmacéutica un objetivo prioritario. Se trata de defender nuestra vida y nuestra dignidad. Por eso nos están matando, para doblegarnos y silenciarnos.

Carlos Martínez García

Politólogo y ex portuario. Miembro de la plataforma socialista pro PSF.

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