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Rebajas (Foto: Juan Luis Jaén (Madridiario))

Funcas prevé un crecimiento algo menor para este 2021, del 5,7%

viernes 19 de febrero de 2021, 13:57h

Según cifras provisionales, el PIB español cayó el 11% en 2020. En el último trimestre del año se produjo un crecimiento del 0,4%, resultado mejor de lo anticipado, pero insuficiente para avanzar a un ritmo deseable en la recuperación del PIB perdido.

En el inicio de 2021, los índices PMI, tanto de industria como de servicios, sufrieron un retroceso hasta niveles indicativos de una caída de la actividad, debido a múltiples factores: el endurecimiento de las restricciones ante el recrudecimiento de la pandemia, los efectos del temporal Filomena, y, en el caso de la industria, la interrupción en el flujo de suministros procedentes de proveedores asiáticos, como consecuencia de una insuficiente capacidad de transporte marítimo, que se ha reflejado en un encarecimiento de los fletes.

En cuanto al empleo, la evolución en el número de afiliados en la industria y en la construcción experimentó un deterioro en enero. En los servicios de mercado, la caída del empleo fue inferior a años anteriores, aunque esto en gran medida se debe a que las contrataciones estacionales previas también fueron inferiores a las habituales.

Por otra parte, el número de trabajadores en situación de ERTE mantuvo una progresión ascendente a lo largo de todo el mes. Todo ello tomado en su conjunto indica que la evolución del empleo también apunta a un retroceso de la actividad económica en enero.

Previsiones para 2021 y 2022

Todo apunta a que la senda de recuperación de la economía española se retrasará al menos hasta la llegada del verano. El mantenimiento de fuertes restricciones a la actividad y a la movilidad, unido al lento avance de la campaña de vacunación, lastra el consumo privado y mantiene a los sectores del turismo y de la hostelería en mínimos de actividad. A la debilidad de la demanda interna se añade la contracción de algunos de los principales mercados de exportación, particularmente en Europa, donde los indicadores coyunturales se orientan a la baja, especialmente en Alemania y Francia.

Durante la segunda parte del año se producirá un cambio de tendencia, a medida que la vacunación incida sobre la situación sanitaria y que las restricciones se relajen, facilitando la recuperación del gasto privado y del turismo. Por otra parte, se anticipa un incremento de la inversión pública durante el segundo semestre, a medida que los proyectos del plan nacional de recuperación reciban el aval de la Comisión Europea. El contexto externo también mejorará, sobre todo en EEUU, de la mano de la política fiscal expansiva.

Con todo, ante el débil inicio del año y el deterioro de las perspectivas económicas de los principales socios europeos, la previsión de crecimiento para 2021 se reduce hasta el 5,7%, un punto menos que la anterior previsión. El recorte refleja principalmente el menor crecimiento del consumo privado, como consecuencia de la reticencia de los hogares a gastar en un contexto de crisis sanitaria prolongada. La previsión de recuperación parcial de la inversión se mantiene, en línea con el estímulo esperado de los fondos europeos. El consumo público, por su parte, se revisa al alza (como consecuencia de la aceleración del gasto de las administraciones registrado durante el tramo final del 2020, y del efecto de arrastre sobre el presente ejercicio). Gracias al tirón del consumo público, la demanda interna incrementa su aportación al crecimiento en dos décimas, hasta 6,1 puntos. Sin embargo, el sector externo detraerá 4 décimas de crecimiento, frente a una aportación esperada de 8 en la anterior previsión, por el retraso de la recuperación del turismo.

El impulso expansivo de la segunda parte del año se trasladará a 2022. Para ese año, se espera un crecimiento del 6,3%, una décima más que en noviembre. Los principales factores de la recuperación operarán a pleno rendimiento: el consumo privado crecerá con fuerza gracias a la absorción de buena parte del sobreahorro generado por la crisis; el turismo se normalizará progresivamente, con una temporada de verano que podría acercarse a los registros prepandemia; y los estímulos provenientes del plan europeo de recuperación podrían superar los que se espera para este año, una vez los procedimientos de puesta en marcha estén bien establecidos. Con todo, se espera una aportación al crecimiento netamente positiva, tanto de la demanda interna como del sector externo (con aportaciones de 4,9 puntos y 1,3 puntos, respectivamente).

Principales riesgos

El cumplimiento de estas previsiones depende de que se eviten los riesgos a la baja ligados a la gestión de la pandemia, la efectividad de la política económica y la adopción de reformas. En primer lugar, la rapidez del despliegue de la vacunación y su efectividad son factores decisivos de cara a la temporada de verano (gráfico 1). En segundo lugar, la intensidad de la recuperación será proporcional a la efectividad de las medidas de apoyo a las empresas que actualmente se encuentran al borde de la insolvencia pese a ser viables. Finalmente, como en toda recuperación, las expectativas de los mercados juegan un papel crucial. Y éstas a su vez dependen de la capacidad para poner en marcha nuevas reformas, evitando retrocesos en las ya adoptadas y adaptando el diseño de las medidas a los objetivos de transformación digital, medioambiental y social. La gestión de los fondos europeos también requiere mejoras estructurales.

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