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Crítica de la obra de teatro 'Mapa de heridas': dolor, desconcierto, angustia
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Crítica de la obra de teatro 'Mapa de heridas': dolor, desconcierto, angustia

viernes 26 de febrero de 2021, 15:41h

Sergio Martínez Vila es un habitual de Cuarta Pared. Allí estuvo en anteriores temporadas con En la ley y Tribu –de ambos montajes puedes encontrar nuestra reseña en estas mismas páginas de Diariocritico.com-, y ahora vuelve donde solía con ‘Mapa de heridas’, En principio hasta finales de este mes de febrero, pero estamos seguros de que podrá volver a verse en este mismo escenario más adelante. Además de firmar la dramaturgia de la propuesta, Martínez Vila es también su director. Sergio se suma así a la corriente de dramaturgos de nuestros días que acaban por asumir la dirección de escena de sus propias propuestas.

Como en casi todas sus obras, Martínez Vila no es nada complaciente ni consigo mismo ni con las circunstancias que le rodean. En este caso su reflexión se ha centrado en la violencia machista ejercida por manadas de jóvenes sobre mujeres solitarias e infinitamente más desprotegidas que el grupo acosador, y las consecuencias de todo tipo que se derivan de esa violencia.

El ambiente de jolgorio (al comienzo de la pieza suenan varios pasodobles que recuerdan las fiestas de cualquier pueblo o ciudad española de nuestro tiempo), parece el origen de muchos de estos episodios violentos como, sin ir más lejos, el de La Manada. Pero en ‘Mapa de heridas’ hay variantes sobre el tema que hacen que la propuesta vaya mucho más allá. Concretemos: sobre el escenario hay únicamente dos actores Óscar Oliver y Cristina de Anta. La actriz encarna a Ana, una mujer que se cita con cuatro hombres diferentes, todos mayores que ella: un jubilado de la construcción, un jefe de almacén, un padre de familia que busca sexo con chicas jóvenes y un divorciado que vive con sus padres. A todos ellos los interpreta Óscar Oliver. El objetivo de Ana es ver uno a uno a los cuatro violadores supervivientes que, hace ya varias décadas, abusaron por turnos de su madre. Como consecuencia de esa violación nació Ana, aunque ese hecho ella tardó mucho en descubrirlo porque siempre había pensado que su padre biológico era el hombre que siempre había vivido con su madre. Hubo, incluso, un quinto violador, pero, como su madre, ya había muerto. Ahora Ana, siguiendo un impulso irresistible -no se sabe muy bien si es solo cuestión de venganza-, quiere enfrentarse a ellos…

Estupendas las interpretaciones de los dos actores en escena. Cristina primero decidida, valiente; después atribulada, herida y confusa a medida que va descubriendo aspectos de sí misma que ni siquiera había llegado a sospechar. Óscar insuflando vida al padre de Ana y a los cuatro hombres que abusaron de la madre de Ana, tan distintos y tan iguales a la vez, pasando de uno a otro sin solución de continuidad y, además, con la dificultad añadida de tener que representarlos dando varios saltos en el tiempo.

La escenografía de Silvia de Marta presenta un espacio repleto de botellas de vidrio color ámbar, inicialmente ordenadas casi como un escuadrón que, poco a poco van deshaciendo la formación y quedan esparcidas por todos sitios. Entre ellas hay también un par de sillas y una mesa metálicas comunes en cualquier cafetería patria. La iluminación es obra de Juan Miguel Alcarria y Antonio Colomo. Y, en fin, es Natalia Fernandes quién ha dibujado con mano precisa el movimiento de los actores para señalar ese cambiante ‘Mapa de heridas’ que va produciéndose en Ana hasta hacerle atisbar que acaso el odio no sea el mejor camino para salir de ese infierno personal que el destino le ha marcado.

El drama de Martínez Vila va a levantar controversia porque exprime las actitudes, los pensamientos y los sentimientos de todos los personajes hasta extremos a veces, incluso, inverosímiles. Por otra parte, la confusión marcada también en ocasiones a lo largo de la función entre los distintos personajes masculinos, ahonda en esa línea de homogeneización de ciertos comportamientos machistas.

Con todo, la obra, que entra más en el campo de la psicología que en el de la sociología, atrapa y mantiene en tensión constante al espectador que termina tan atribulado y dolido como la protagonista de esta más que interesante propuesta.

P.D.: Y un último apunte. Las medidas anticovid planteadas en Cuarta Pared (desinfección de calzado y manos, entrada y salida con distancia de seguridad real, ubicación adecuada de todos los espectadores en el patio de butacas, etc.), son las mejores que he visto entre todos los teatros de Madrid que hemos visitado. Que se den una vueltecita por aquí representantes de todos ellos para imitarlas porque, probablemente, así subirá el número de espectadores con confianza en que, de verdad, el teatro es un lugar seguro.

‘Mapa de heridas’

Dramaturgia / Dirección: Sergio Martínez Vila

Intérpretes: Óscar Oliver y Cristina de Anta

Movimiento escénico: Natalia Fernandes

Diseño de producción: Pablo Villa Sánchez

Creativo técnico / Diseño de luces: Juan Miguel Alcarria y Antonio Colomo

Escenografía: Silvia de Marta

Diseño de vestuario y ayudante de escenografía: Nicolás Augusto

Cartel y diseño: Sofía Magán

Fotografía: Danilo Moroni

Vídeo y edición: Elena Garrido

Prensa: DyP Comunicación

Producción: LA MADRE DEL CORDERO

Agradecimientos: Centro Cultural Paco Rabal

Sala Cuarta Pared, Madrid

Del 18 al 28 de febrero de 2021

José-Miguel Vila

Columnista y crítico teatral

Periodista desde hace más de 4 décadas, ensayista y crítico de Artes Escénicas, José-Miguel Vila ha trabajado en todas las áreas de la comunicación (prensa, agencias, radio, TV y direcciones de comunicación). Es autor de Con otra mirada (2003), Mujeres del mundo (2005), Prostitución: Vidas quebradas (2008), Dios, ahora (2010), Modas infames (2013), Ucrania frente a Putin (2015), Teatro a ciegas (2017), Cuarenta años de cultura en la España democrática 1977/2017 (2017), Del Rey abajo, cualquiera (2018), En primera fila (2020), Antología de soledades (2022), Putin contra Ucrania y Occidente (2022), Sanchismo, mentiras e ingeniería social (2022), y Territorios escénicos (2023)

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