www.diariocritico.com

La desesperación de Iglesias podría ser un regalo para Ayuso

lunes 15 de marzo de 2021, 19:19h

Un tipo tan próximo a Pablo Iglesias como el director adjunto del diario La Vanguardia, Enric Juliana, (recuerden el libro redactado entre ambos para gozo mutuo) no consigue interpretar la jugada de alto riesgo del líder de Podemos, de salir del Gobierno del país para presentarse de la noche a la mañana como candidato a la presidencia de la Comunidad de Madrid. Para que esta incomprensión llegue a suceder es que el asunto es verdaderamente grave y opaco.

Y, desde luego, no deja de ser una decisión un tanto compleja, pero creo que no es para tanto. Iglesias ha querido adelantarse a una muerte anunciada. En efecto, no solo las relaciones dentro del gobierno apuntaban a temer la posibilidad de una decisión inconsulta de Pedro Sánchez de producir un cambio de gobierno contrario a los intereses de Podemos, sino que también, en relación con lo anterior, el declive electoral de Podemos parecía imparable, siempre, por cierto, en provecho del cauce electoral socialista. Pero lo que ha causado terror en la formación morada es el resultado de las últimas encuestas en Madrid, que indican que ese partido apenas conseguía superar el 5% que necesita para permanecer en la Asamblea de Madrid. Esa eventualidad supondría el fin de Podemos no sólo en la capital sino en todo el país a corto o mediano plazo. Es decir, la perspectiva estaba clara: si no se hacía un golpe de efecto para evitarlo, el partido de Pablo Iglesias tenía poco recorrido, dentro y fuera del gobierno, como una fuerza política relevante.

Ante lo oscuro del panorama, Pablo Iglesias ha juzgado que había que adelantarse y lo ha hecho a su modo: cediendo a un ataque de omnipotencia, tan acorde con su ideología política. El problema consiste en que ha intuido el jaque que se le venía encima, pero no ha sabido medir los efectos en el conjunto del tablero. Puede que su presencia consiga superar ese 5% fatídico que se cierne sobre el Podemos madrileño. Incluso puede que logre una alianza con Mas Madrid, de Errejón, aunque eso le va a costar algunas plumas. Pero lo que no va a conseguir es que buena parte del electorado socialista madrileño le favorezca. Y eso es clave, porque si su aparición en el escenario produce un malestar en las filas del PSOE, que se traduce en abstención, en vez de una activación entusiasta, su contienda con Ayuso está condenada al fracaso.

Por esa razón, Ángel Gabilondo, el socorrido candidato del PSOE, no está tan feliz como Isabel Díaz Ayuso. Las encuestas vaticinan un incremento del PP a base del voto perdido de Ciudadanos y un aumento considerable del apoyo a Vox. Por cierto, todo parece indicar que los partidos que venían para desmontar el bipartidismo, se encuentran realizando maniobras de alto riesgo para evitar caer en la irrelevancia.

Inés Arrimadas quiso probar que era posible mostrar públicamente la capacidad de distinguir entre populares buenos y malos, y que no estaba dispuesta a hacerse cargo de las matráfulas de estos últimos. Pero, puesta esa posibilidad en la balanza, ello debía superar el peso del otro platillo, donde estaba la consistencia de Ciudadanos respecto del mantenimiento de la palabra dada. ¿Es el partido de Arrimadas un aliado confiable? Esa era la pregunta que Vox respondía negativamente. Así las cosas, todo indica que tampoco Arrimadas pudo prever los efectos que su movida en Murcia tendría en el conjunto del tablero. Hoy es imposible saber si su exceso de confianza le costará la supervivencia del partido.

Mientras tanto, Ayuso confía en las encuestas. Los sondeos señalan que está cerca de poder conseguir la mayoría absoluta, para poder gobernar en solitario, pero que, si no lo consiguiera, todo indica que tendrá el apoyo de Vox y de muchos independientes. La incógnita refiere a la actitud que tendría lo que restase de Ciudadanos, si es que ese partido lograra entrar en la Asamblea de Madrid. Dividido como está, el partido de Arrimadas es hoy una caja de sorpresas. Por su parte, la actual presidenta de Madrid está feliz de que la campaña pudiera polarizarse entre ella e Iglesias, porque está segura de que el PP nacional podría toda la carne en el asador. Y muchos observadores coinciden en que la desesperación y la megalomanía de Pablo Iglesias podrían resultar un verdadero regalo para Isabel Díaz Ayuso.

¿Te ha parecido interesante esta noticia?    Si (2)    No(0)

+
0 comentarios