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La pandemia ha aumentado los trastornos mentales en adolescentes

Por Eva Cifuentes (Diariocrítico.com)
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ecifuentesdiariocriticocom/10/10/24
La pandemia del coronavirus pilló por sorpresa al mundo y ha supuesto un antes y un después en las vidas de todos, pero el colectivo de niños y adolescentes, junto con el de ancianos, es el que peor está llevando la crisis del coronavirus. Las medidas clave para frenar los contagios, el confinamiento y el distanciamiento social, han provocado que los trastornos mentales se agudicen en los más jóvenes.

Los hospitales han visto cómo han aumentado las visitas de jóvenes por ansiedad, depresión y trastornos de la conducta alimentaria, las 3 afecciones de salud mental que más predominan en los adolescentes según los expertos en salud.

Una situación que, al igual que el virus, no distingue entre fronteras, pues los menores de Francia, Bélgica o España, entre otros muchos, están sufriendo esta situación y los servicios psiquiátricos infantiles de los hospitales se encuentran muy saturados.

El aislamiento pasa factura al público más joven

El confinamiento severo de la primera ola, sumado a la suspensión de las clases, no ver a los amigos durante meses y los cambios en la forma de relacionarse debido al coronavirus, han supuesto una grave alteración en las rutinas de los adolescentes.

En un reciente artículo, Gabriel Rubio Valladolid, catedrático de Psiquiatría, y Francisco López, profesor de farmacología e investigador, explicaban que las demandas de ingreso hospitalario para jóvenes se habían disparado "de manera exponencial" desde el fin de la primera ola de la pandemia.

Aunque la situación es difícil para todos, destacan que para los adolescentes se hace mucho más difícil y les ha afectado de una forma mucho más intensa. Depresión, ansiedad, trastornos de la conducta alimentaria o adiciones son algunas de las consecuencias que arrastran los más jóvenes tras el paso del coronavirus. Además, alertan de que cuando finalice la pandemia podrían aumentar todavía más las consecuencias psicológicas.

Rubio y López consideran que una de las principales causas de esta difícil situación para los menores se debe a la pérdida del "efecto tapón" que protagonizaban la familia, los amigos y la escuela en la vida de los adolescentes y facilitaba la gestión de sus emociones. Al interrumpirse el contacto de manera muy radical, como ocurrió con el confinamiento, provocó en muchos un desorden difícil de digerir.

La incertidumbre académica, laboral y de sus rutinas ha desembocado en que muchos se vuelquen en actividades "compulsivas" y "desadaptativas" centradas sobre todo en el uso excesivo de internet, las redes sociales, conductas adictivas y que potencian el aislamiento. Al prolongarse este tipo de comportamientos, algo que según indican los citados expertos está ocurriendo paulatinamente dada la situación, se potencia el desarrollo de trastornos depresivos, adiciones, tentativas de suicidio o trastornos de la conducta alimentaria.

Para intentar mitigar estos efectos, recomiendan hacer más partícipes a los jóvenes en las rutinas familiares, ofrecerles más responsabilidades en el domicilio e incluir a los adolescentes en la toma de decisiones para que se sientan más útiles. También aconsejan hablar sin tapujos de la pandemia y evitar culpar a la juventud en exceso.

Abogan por intentar, en la medida de lo posible, evitar el uso intensivo de internet, favorecer las actividades creativas, en familia, y potenciar las relaciones con los amigos respetando las medidas sanitarias actuales.

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