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Crítica de la obra de teatro 'El grito del cardo': aquí huele a vida
(Foto: Raquel Rodríguez)

Crítica de la obra de teatro 'El grito del cardo': aquí huele a vida

lunes 03 de mayo de 2021, 13:59h

La inteligencia y la creatividad se desarrollan exponencialmente ante la adversidad. Y si la adversidad no viene de un día ni de dos, sino que es cosa de siglos y siglos, el resultado es ya imparable. Le sucede a la mujer y estamos viendo su eclosión en los últimos decenios. Su lucha por la libertad, la igualdad y el reconocimiento está ahora dando apenas sus primeros frutos en esta carrera de fondo que es la historia. Y, aunque resulte difícil creerlo a priori, ‘El grito del cardo’, estrenado hace sólo unos días en la madrileña Sala Nave 73, va de eso: de mujeres, de aparentes perdedoras, de luchadoras incesantes, incansables que, al final, concluyen arrimando el ascua a la sardina de su libertad y de su dignidad.

Inma González y Sandra Jiménez concibieron juntas la idea del montaje y se han repartido los papeles para ponerlo en pie: González dirige e interpreta mientras que Jiménez ha elaborado la dramaturgia. El resultado es un monólogo intenso, dramático, pero preñado también de humor negro, que permite redescubrir a la gran actriz que es Inma González (¡inolvidable su interpretación en Mauthausen!), que en ‘El grito del cardo’ es Mariana, una mujer pobre y huérfana, una superviviente nata que ha tenido que echar mano de la imaginación, el tesón, la estrategia y la inteligencia para no acabar enterrada en vida, minimizada, anulada por el devenir de las circunstancias siempre adversas.

Aunque al mal tiempo, buena cara, como viene a ser un no enunciado lema de vida de la protagonista de este monólogo, que tanto se parece a las vidas de miles y miles de madres y abuelas que la han precedido y que han tenido que luchar en un proceloso, implacable y despiadado mundo que las marginaba, las anulaba y las ocultaba cuando no las esclavizaba también: “Siempre nos cortan los trajes que no queremos”.

Mariana se presenta ante el espectador dentro de una habitación de una residencia geriátrica en donde le acecha la muerte y, a partir de ahí, entre llamadas de auxilio a compañeros de planta, y con vaivenes entre el presente y el pasado, va relatando a retazos su historia personal como sirvienta en el seno de una familia bien. Y esa circunstancia de perdedora de antemano, de invisible ante la sociedad, de condenada al ostracismo y al silencio por el papel que le ha tocado jugar en la sociedad no le va a impedir forjarse una mirada crítica no exenta de humor y de bondad para poder sobrevivir (“No son capaces de ver que aquí vamos a caer todos”).

En la propuesta, todos los aspectos artísticos reman en la misma dirección y en el mismo sentido, la de una visión poética, comprensiva y admiradora de la heroicidad de mujeres como Mariana, capaces de trascender y de transformar un presente tan adverso para convertirlo en un camino hacia un futuro mejor a base de fuerza de voluntad, de cultura (“¿…Dónde se ha visto una sirvienta con un libro?”), y de amor a la vida.

Y para ello, además de una espléndida actriz, Inma González, bastan unos cuantos utensilios polivalentes, que lo mismo hacen de cama, de pared o de reja que encarcela (“¡Yo ya no aguanto más aquí…!”), una iluminación, una música y un sonido magníficos. Escenografía y vestuario los firma la propia compañía, Trajín Teatro; la música original es de Luis Miguel Lucas; Carmen Linares interpreta dos temas con la hondura y el genio que la adornan siempre; el diseño de la lírica iluminación es de Raquel Rodríguez y Alicia Pedraza, y el inspirado sonido lo firma Rubén Ruiz Miranda.

La pieza es más que interesante porque remueve, atrapa y cuestiona al espectador, aunque si hay que poner un pero, quizás sea el de su excesiva duración. Limar un poco ese aspecto creemos que aún haría más atractivo ‘El grito del cardo’.

‘El grito del cardo’

Idea original: Sandra Jiménez e Inma González

Actriz: Inma González

Dramaturgia: Sandra Jiménez

Dirección: Inma González

Música original: Luis Miguel Lucas

Colaboración especial: Carmen Linares

Estudio de grabación: Moldiumsound

Técnico de sonido estudio de grabación: Rubén Ruiz Miranda

Diseño de iluminación: Raquel Rodríguez y Alicia Pedraza

Vestuario: Trajín Teatro

Ambientación de vestuario: María Calderón

Espacio escénico: Trajín Teatro

Ambientación de escenografía: Rubén Díaz de Greñu

Taller de escenografía: Agustín López y Régis Cabal

Fotos: Raquel Rodríguez

Cartel: Sandra Jiménez

Audiovisuales promoción: Sergio Milán

Producción: Trajín Teatro

Producción ejecutiva: Agustín López e Inma González

Distribución: a+ soluciones culturales

Sala Nave 73, Madrid

Sábados y domingos hasta el 30 de mayo de 2021

José-Miguel Vila

Columnista y crítico teatral

Periodista desde hace más de 4 décadas, ensayista y crítico de Artes Escénicas, José-Miguel Vila ha trabajado en todas las áreas de la comunicación (prensa, agencias, radio, TV y direcciones de comunicación). Es autor de Con otra mirada (2003), Mujeres del mundo (2005), Prostitución: Vidas quebradas (2008), Dios, ahora (2010), Modas infames (2013), Ucrania frente a Putin (2015), Teatro a ciegas (2017), Cuarenta años de cultura en la España democrática 1977/2017 (2017), Del Rey abajo, cualquiera (2018), En primera fila (2020), Antología de soledades (2022), Putin contra Ucrania y Occidente (2022), Sanchismo, mentiras e ingeniería social (2022), y Territorios escénicos (2023)

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