La inteligencia y la creatividad se desarrollan exponencialmente ante la adversidad. Y si la adversidad no viene de un día ni de dos, sino que es cosa de siglos y siglos, el resultado es ya imparable. Le sucede a la mujer y estamos viendo su eclosión en los últimos decenios. Su lucha por la libertad, la igualdad y el reconocimiento está ahora dando apenas sus primeros frutos en esta carrera de fondo que es la historia. Y, aunque resulte difícil creerlo a priori, ‘El grito del cardo’, estrenado hace sólo unos días en la madrileña Sala Nave 73, va de eso: de mujeres, de aparentes perdedoras, de luchadoras incesantes, incansables que, al final, concluyen arrimando el ascua a la sardina de su libertad y de su dignidad.
Inma González y Sandra Jiménez concibieron juntas la idea del montaje y se han repartido los papeles para ponerlo en pie: González dirige e interpreta mientras que Jiménez ha elaborado la dramaturgia. El resultado es un monólogo intenso, dramático, pero preñado también de humor negro, que permite redescubrir a la gran actriz que es Inma González (¡inolvidable su interpretación en Mauthausen!), que en ‘El grito del cardo’ es Mariana, una mujer pobre y huérfana, una superviviente nata que ha tenido que echar mano de la imaginación, el tesón, la estrategia y la inteligencia para no acabar enterrada en vida, minimizada, anulada por el devenir de las circunstancias siempre adversas.
Aunque al mal tiempo, buena cara, como viene a ser un no enunciado lema de vida de la protagonista de este monólogo, que tanto se parece a las vidas de miles y miles de madres y abuelas que la han precedido y que han tenido que luchar en un proceloso, implacable y despiadado mundo que las marginaba, las anulaba y las ocultaba cuando no las esclavizaba también: “Siempre nos cortan los trajes que no queremos”.
Mariana se presenta ante el espectador dentro de una habitación de una residencia geriátrica en donde le acecha la muerte y, a partir de ahí, entre llamadas de auxilio a compañeros de planta, y con vaivenes entre el presente y el pasado, va relatando a retazos su historia personal como sirvienta en el seno de una familia bien. Y esa circunstancia de perdedora de antemano, de invisible ante la sociedad, de condenada al ostracismo y al silencio por el papel que le ha tocado jugar en la sociedad no le va a impedir forjarse una mirada crítica no exenta de humor y de bondad para poder sobrevivir (“No son capaces de ver que aquí vamos a caer todos”).
En la propuesta, todos los aspectos artísticos reman en la misma dirección y en el mismo sentido, la de una visión poética, comprensiva y admiradora de la heroicidad de mujeres como Mariana, capaces de trascender y de transformar un presente tan adverso para convertirlo en un camino hacia un futuro mejor a base de fuerza de voluntad, de cultura (“¿…Dónde se ha visto una sirvienta con un libro?”), y de amor a la vida.
Y para ello, además de una espléndida actriz, Inma González, bastan unos cuantos utensilios polivalentes, que lo mismo hacen de cama, de pared o de reja que encarcela (“¡Yo ya no aguanto más aquí…!”), una iluminación, una música y un sonido magníficos. Escenografía y vestuario los firma la propia compañía, Trajín Teatro; la música original es de Luis Miguel Lucas; Carmen Linares interpreta dos temas con la hondura y el genio que la adornan siempre; el diseño de la lírica iluminación es de Raquel Rodríguez y Alicia Pedraza, y el inspirado sonido lo firma Rubén Ruiz Miranda.
La pieza es más que interesante porque remueve, atrapa y cuestiona al espectador, aunque si hay que poner un pero, quizás sea el de su excesiva duración. Limar un poco ese aspecto creemos que aún haría más atractivo ‘El grito del cardo’.
‘El grito del cardo’
Idea original: Sandra Jiménez e Inma González
Actriz: Inma González
Dramaturgia: Sandra Jiménez
Dirección: Inma González
Música original: Luis Miguel Lucas
Colaboración especial: Carmen Linares
Estudio de grabación: Moldiumsound
Técnico de sonido estudio de grabación: Rubén Ruiz Miranda
Diseño de iluminación: Raquel Rodríguez y Alicia Pedraza
Vestuario: Trajín Teatro
Ambientación de vestuario: María Calderón
Espacio escénico: Trajín Teatro
Ambientación de escenografía: Rubén Díaz de Greñu
Taller de escenografía: Agustín López y Régis Cabal
Fotos: Raquel Rodríguez
Cartel: Sandra Jiménez
Audiovisuales promoción: Sergio Milán
Producción: Trajín Teatro
Producción ejecutiva: Agustín López e Inma González
Distribución: a+ soluciones culturales
Sala Nave 73, Madrid
Sábados y domingos hasta el 30 de mayo de 2021