Como en los anteriores festejos, salieron por chiqueros seis ejemplares cinqueños, con trapío y defensas, sí. Pero a diferencia de esas dos corridas previas, los ‘alcurrucenes’ , muy en el tipo de su encaste, cumplieron sobradamente en el caballo y embistieron con rapidez y entrega a los engaños, aunque el último se rajó pronto. Y, claro, pidieron el carnet de matadores a sus antagonistas. Pero sólo Julián López lo había llevado al coso de Carabanchel.
No es que su actuación fuera excelsa, pero sí dejó el poso de fácil suficiencia ante los dos de su lote. Al que abrió función le saludó con un manojo de verónicas y luego, en el quite se lució con cuatro chicuelinas ajustadas y una bella media. Con mando en plaza, El Juli, a falta de arte, se lució con varias series de redondos y naturales ortodoxos, siempre en el platillo aunque faltos de profundidad, que cerró con trincherillas y el pase del desprecio. Sin embargo le falló el horroroso y ventajista truco del julipié y se esfumó el más que posible trofeo.
Al otro, con un punto de brusquedad, lo fue sobando a base de insistirle y finalmente le extrajo pases por ambos pitones, ya en modo más ventajista, con un largo cambio de mano, e incluso las dos últimas series con relajo y cierto desmayo, pero de nuevo marró a espadas.
Lo de Manzanares fue otro cantar, como, salvo excepciones, suele ser habitual si la condición de su enemigo le impide su fina torería. Sin pegar el petardo, no pudo con ninguno de los que le tocaron en suerte, o desgracia, con poca quietud y perdiendo pasos. Incluso el segundo, que echaba la fosca carota arriba a la salida de las series le volteó sin consecuencias. De similar guisa obró con el otro al que le dio muchos pases eléctricos y aprovechando el viaje siempre en el terreno que eligió el animal.
Tampoco Ureña parece atravesar el momento de las últimas temporadas cuando sus triunfos le convirtieron en figura. Sólo dejó en el paladar un luminoso quite por verónicas cerrado con una media de puro barroquismo frente a su primero, mientras que el que sexto se rajó pronto en la pañosa, quizás aburrido, y buscó el refugio de las tablas. Es menester destacar que, a pesar de que los 'alcurrucenes' acudían de lejos a los caballos en cuanto se hacían presentes, los picadores también ofrecieron una buena tarde, que no es poco.
FICHA
Toros de ALCURRUCÉN, serios y cuajados; todos bravos y todos encastados excepto el 6º. EL JULI: gran ovación en ambos. JOSÉ MARÍA MANZANARES: ovación en ambos. PACO UREÑA: ovación tras aviso; palmas. Plaza de Vistalegre, 15 de mayo, 3ª de Feria. Alrededor de dos tercios de entrada sobre el aforo permitido de 6.000 espectadores.
Crónica del festejo anterior