El director de cine y escritor italiano Pier Paolo Pasolini (1922-1975), sigue siendo, casi 50 años después de su muerte, un autor de culto entre los cinéfilos. No es extraño porque su filmografía, que comenzó dentro del neorrealismo con Accatone (1961) y Mamma Roma (1962), derivó muy pronto en un ácido análisis crítico de la sociedad italiana de su época, incluso a través de sus numerosas adaptaciones literarias. Todas ellas son obras maestras del mejor cine europeo: Medea (1970), a partir de la tragedia de Eurípides; El Decamerón (1971), de Giovanni Boccaccio; Los cuentos de Canterbury (1972), de Geoffrey Chaucer; Edipo rey (1967), de Sófocles, o Las mil y una noches (1974), sobre el clásico de la literatura árabe.
Asesinado en Ostia en 1975 en circunstancias aún no del todo esclarecidas, Pasolini ha sido objeto de inspiración de numerosas puestas en escena. Citemos dos de las últimas, Ostia, del franco-uruguayo Sergio Blanco o Who is me, de Alex Rigola. A ellas se suma ahora una nueva e interesante propuesta que puede verse en la madrileña Sala Nave 73, ‘La noche que amé a Pasolini’, escrita y dirigida por Pablo Martínez Bravo.
Martínez Bravo, en un ejercicio que transita entre lo documental y lo onírico, imagina a Pino Pelosi, un muchacho de apenas 17 años, chapero e hijo de una familia de clase media, cuya vida dio un vuelco absolutamente inesperado la noche del 2 de noviembre de 1975, en la que decidió subirse en el coche del hombre que le abordó en los alrededores de la Estación Termini de Roma. Ese hombre era Pier Paolo Pasolini, el poeta, ensayista y cineasta cuyas ideas abiertamente comunistas en lo político y libertarias en lo personal y que, por tanto, su modo de vida escandalizaba a la Italia bien pensante del momento. Su cadáver apareció salvajemente golpeado en la playa de Ostia y su joven amante fue inculpado y condenado por la muerte de Pasolini, aunque años más tarde negaría haber sido el autor material de su muerte… Fernando Sainz de la Maza encarna con honestidad al joven Pino, y Rubén Frías al Narrador, además de marcarse un par de temas musicales en directo y con una voz envidiable.
Metiéndose en la piel del adolescente homosexual, Martínez Bravo escudriña en los que pudieron haber sido los pensamientos, los sueños, las frustraciones y los sentimientos más íntimos del último hombre con el que Pasolini mantuvo su encuentro sexual, apasionado, furtivo, intenso y definitivo. Y ha sabido crear el ambiente de ensoñación de Pino, eficazmente plasmado con la ayuda de la sencilla escenografía de Paola de Diego, el simbólico vestuario de Pier Paolo Álvaro, la poética iluminación de Álvaro Nogales y el evocador espacio sonoro de Carlos Otero y Álvaro de Vicente.
El drama es poético, evocador y pone al protagonista –y, en cierto modo, también al espectador-, en el enfrentamiento de lo que pudo haber sido y no fue, y en la contundencia de las consecuencias de todos los actos humanos. Se sigue con tanto interés como agrado y, en conjunto, es una propuesta tan sugestiva como interesante.
‘La noche que amé a Pasolini’
Texto y dirección: Pablo Martínez Bravo
Intérpretes: Fernando Sáinz de la Maza y Rubén Frías
Voz en off: Lola Baldrich
Escenografía: Paola de Diego
Vestuario: Pier Paolo Álvaro
Iluminación: Álvaro Nogales
Espacio sonoro: Carlos Otero y Álvaro de Vicente
Fotografía: Paul Rodríguez
Una producción de Producciones El Perro
Sala Nave 73, Madrid
Próximas representaciones: miércoles y jueves 9, 10, 16, 17, 23 y 24 de junio de 2021