Como ya estamos empezando el segundo semestre, la referencia es el primero y aún a falta de que se confirme lo que ya sabemos desde hace tiempo, que es que la economía norteamericana habrá registrado un crecimiento en el segundo trimestre entre el 9 y el 10% (intertrimestral anualizado, cuidado con esto), es materialmente imposible que el segundo semestre sea mejor, y es que no queda otra, porque hasta donde sabemos, poco se ha hecho para incrementar el crecimiento potencial, de modo que las tasas de crecimiento del primer semestre en EE.UU. simplemente no pueden repetirse en el segundo. Sorprende que esto sorprenda, pero sorprende.
Es lo que se deduce de cómo se están comportando los inversores que ya ven interés en volver a comprar bonos (si esperaba que en 10 años llegase al 2% para comprar, ya puede esperar sentado) y en reducir su exposición a renta variable (ya comentamos esto el miércoles).
Ahora se barrunta un panorama más gris una vez que los consumidores ya han gastado los cheques que les envió el gobierno, que los programas de asistencia para alquileres e hipotecas están a punto de finalizar, que toca volver a pagar los préstamos, que los precios han subido, que los nuevos planes de estímulo encuentran dificultades legislativas para avanzar y que, para colmo, el virus resurge. En fin, que en Washington ya muchos se preguntan si el presidente habrá hecho lo suficiente. Si necesita más detalles, compruébelo en Politico.com, la biblia de los conocedores de los entresijos del poder en Washington, poco sospechosos de ser antidemócratas.