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Los buñuelos, conoce su historia y recetas

Presentación de buñuelos
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Presentación de buñuelos
miércoles 28 de julio de 2021, 17:32h

Aunque son típicos de las fiestas navideñas y de la época de Cuaresma, los buñuelos son un manjar en cualquier época del año. Es una masa frita en aceite, que suele bañarse en miel o azúcar posteriormente. Además, aunque los conocidos como “buñuelos de viento” son los más comunes, también los hay rellenos de cremas y pastas para todos los gustos.

Si cuentas con una máquina para hacer buñuelos tendrás todo lo que necesitas para ponerte manos a la obra (luego te contamos cómo). Pero, antes, déjanos contarte un poco de dónde se cree que vienen estas pequeñas bolitas dulces.

El origen de los buñuelos

Para conocer la tradición por los buñuelos podemos irnos tan lejos en el tiempo como la época de los romanos. Aunque no está clara que esta sea la receta primigenia de lo que conocemos hoy, sí que existen escritos de Catón el Viejo durante el Siglo II antes de Cristo de unos postres parecidos a unos “globos”. Además, puede que la palabra “buñuelo” proceda de “puñuelo”, ya que esta masa se preparara directamente con las manos.

Pero otra de las teorías más aceptadas nos sitúa en Granada, durante el Siglo XVI, cuando el legado de Al Ándalus tuvo un gran impacto en la gastronomía. Gran fuente de inspiración para los postres, parece que entre la capital nazarí y Sevilla se empezaron a popularizar estos dulces, llegando a influenciar al resto de España.

Tanto es así que, a día de hoy, se puede encontrar maquinaria de hostelería en Valladolid, o en muchos otros sitios, preparada para la elaboración de buñuelos. Inblan, sin ir más lejos, ofrece todo tipo de freidoras industriales listas para las mejores recetas; así como amasadoras o máquinas de palomitas.

Otro aspecto que se destaca habitualmente del origen de los buñuelos es la palabra “beignet” del francés, aunque es una teoría más descartable que las demás. Principalmente por la poca influencia de los idiomas franceses al sur de España, donde se establece el punto geográfico más acertado para este postre.

Cómo hacer los mejores buñuelos de viento

En la mayoría de dulces tradicionales de nuestra cultura gastronómica se unen cuatro ingredientes principales: harina, huevos, leche y azúcar. Estos se combinan en diferentes proporciones y con otros productos más para conseguir un resultado u otro, además de las técnicas de preparación que quiere cada receta.

Hoy vamos a hablar, como no podía ser de otra manera, de los buñuelos. Los buñuelos de viento son muy fáciles de hacer, ya que la masa no requiere una gran preparación y en unos pocos minutos estará lista (aunque necesita una hora de reposo). Lo importante aquí es la manera de freírlos, para que el interior quede tierno y esponjoso, y el exterior forme una perfecta capa crujiente.

Cuando ya estén listos, podrás comértelos con chocolate, diferentes tipos de nata, miel, simplemente azúcar… Las posibilidades que ofrece son casi infinitas, todo depende de lo que más te guste y cómo prefieras disfrutar ese día del placer de comer buñuelos.

Pero vamos con lo importante: la forma de hacerlos. Como hemos dicho, la receta de la masa es bien sencilla. Para dos personas, necesitarás:

  • 75 gr de harina de trigo.
  • 100 ml de agua.
  • 25 ml de leche.
  • 20 gr de mantequilla sin sal.
  • 2 huevos M.
  • 2 gr de levadura química o polvos de hornear.
  • Una pizca de sal.
  • 5 gr de azúcar blanco.

En primer lugar, mezcla en un cazo el agua, la leche, la mantequilla, el azúcar y la sal. Déjalo a fuego medio para que vaya cogiendo calor, y trata de remover bien todos los ingredientes.

Mientras tanto tamiza la harina y, cuando empiece a hervir la preparación, apaga el fuego y echa toda la harina de una sola vez. Mezcla con una espátula o una lengua de cocina hasta que se forme una masa homogénea que no se pegue a las paredes.

Pásalo a un recipiente que puedas meter en la nevera y añade los huevos uno por uno, mezclando con varillas manuales o eléctricas (a baja velocidad) entre cada uno. Por último, la levadura. Tapa esta mezcla con papel film y déjala al menos una hora en el frigorífico.

Ahora toca el momento de freírlos. Prepara una sartén honda con abundante aceite caliente (a unos 170º C), puedes comprobar su temperatura soltando una gotita de masa para ver cómo reacciona.

Para formar las bolitas de masa, puedes ayudarte de un sacabolas de helado o dos cucharillas de café, optando siempre por poca cantidad y remojando el utensilio entre una bola y otra. Cuando tenga una buena forma, pasa al aceite (debe quedar flotando) y casi doblará su tamaño.

Controla el color dorado de la fritura, y ve dándoles vueltas con una espumadera para que se hagan bien por todos lados. En tres o cuatro minutos estarán perfectos, sácalos a un plato con papel de cocina para que pierdan en exceso de aceite.

¡Y ya están listos! Ahora toca comérselos como más te gusten.

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