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Olimpiadas, ministros y veraneos

martes 10 de agosto de 2021, 07:49h

En un lugar del sur de Europa que todo el mundo conoce desde hace más de 500 años bajo el nombre de España y que muy pronto no la va a conocer ni la madre que la parió, las gentes de toda edad y condición solían irse de vacaciones llegados los meses de julio y agosto. Algunos, incluso, de clases más pudientes o de suerte más benigna y explícita, podían irse los dos meses y entonces la cosa era mucho más que unas simples y populares vacaciones y su largo periodo de descanso llegaba a convertirse en veraneo.

El gobierno de Pedro Sánchez, me refiero al segundo, al de la remodelación, lo ha hecho tan bien, le quedan ya tan pocos problemillas por resolver que han decidido cerrar el chiringuito de Moncloa y de los ministerios en general para irse unos días de relax, que hay que ver cómo se pone esta derecha desleal por el simple hecho de querer amordazarla en el parlamento y, de paso, para intentar meter también a los jueces en el redil… Y, por cierto, no damos señas de sus lugares de vacaciones para no transgredir la ley de secretos oficiales porque aquí, últimamente, todo se hace en secreto.

Y es que el aparato de propaganda de la Moncloa lo planea todo tan bien que no han sido necesarias más de dos o tres semanas para que el pueblo identifique ya como suyos a ministros y ministras tan aparentes como los que se han incorporado en esta amplia crisis de gobierno. Eso es lo que piensan ellos pero, ¿es usted capaz de citarme dos o tres nombres de los recién incorporados?, ¿y de decirme una sola de sus recientes iniciativas legislativas en carteras como la de Exteriores, la de Justicia (claro, que esta última tiene bastante con presionar al Tribunal Supremo y al Constitucional), o de las de Transportes, Política Territorial, Educación –con el cabreo que ha extendido su antecesora con la ley que le dejó como herencia y que lleva su nombre-, o de la de Ciencia e Innovación…? Y no digamos ya de sus colegas podemitas en el Consejo: las ministras de Igualdad (superinnovadora guay del idioma español), la de Trabajo –erre que erre con su afán de tumbar la reforma laboral de Rajoy-, la de Transición Ecológica y el Reto Demográfico –más amiga del Lobo que de Caperucita-, la de Derechos Sociales y Agenda 2030 –bastante tiene Belarra con afianzarse como líder de lo que Pablo Iglesias ha dejado de Podemos-, o los de Consumo (sí hombre, el que quiere acabar en un pispás con el turismo y la ganadería patrios), y el de Universidades (en más de un año ocupando su poltrona y apenas si ha aparecido en alguna entrevista), pero no se le conoce ni una sola iniciativa.

Si estos últimos ya tienen cumplidos varios trimestres en su haber, bien es verdad que no se les conoce más que propuestas orientadas a generar enfrentamientos ciudadanos que no justifican sus puestos, y a los primeros, los nuevos nombres del remodelado gobierno, que apenas si llevan un mes en sus puestos, no se les puede pedir más allá de que se formulen una pregunta como esta: ¿A usted se le ocurriría pedirle vacaciones a su jefe si aún no ha cumplido un mes en la empresa? Probablemente ellos tampoco se lo hayan solicitado al presidente Sánchez y haya sido él mismo, con su indiscutido e indiscutible liderazgo, quién se las haya impuesto.

Y es que, al fin y al cabo, ya les ayudará el propio Supermán Sánchez a cepillarse las minucias pendientes a la vuelta del veraneo: cerrar la presentación de los Presupuestos Generales del Estado, atacar el desempleo (sobre todo el juvenil, que ofrece ya cifras de escándalo), la dudosa continuidad de las pensiones, la nueva y polémica Ley de Vivienda a consensuar con el ala podemita del ejecutivo, seguir capeando la crisis sanitaria en plena quinta ola del covid (más de 500 focos en todo el estado y miles de nuevos infectados cada día), la deuda pública disparada a cifras que no conocíamos desde hace dos siglos (230 000 millones de euros) y sin plan alguno de contención, la futura financiación autonómica…

Y encima nuestros deportistas olímpicos no nos traen más que 17 medallas (3 oros, 8 platas y 6 bronces), habiendo sido más de 300 entre hombres y mujeres. Es urgente que se les pueda dar un curso completo para aprender a colgarse exclusivamente áureas medallas imitando al presidente Sánchez, a quién falta tiempo para atribuirse las que no le corresponden y para tratar de eludir las que se ha ganado a pulso por inacción o por su pésima gestión, aunque de estas huya como de la peste(quiero decir del covid). Y no las cito para no incomodar a nuestro hot president que, a buen seguro, estará ya preparando nuevas y meteóricas visitas a otros países y planetas para mostrar al mundo que, campeones, campeones, lo que se dice campeones aquí no hay más que uno. ¿A que adivinan quién es?

José-Miguel Vila

Columnista y crítico teatral

Periodista desde hace más de 4 décadas, ensayista y crítico de Artes Escénicas, José-Miguel Vila ha trabajado en todas las áreas de la comunicación (prensa, agencias, radio, TV y direcciones de comunicación). Es autor de Con otra mirada (2003), Mujeres del mundo (2005), Prostitución: Vidas quebradas (2008), Dios, ahora (2010), Modas infames (2013), Ucrania frente a Putin (2015), Teatro a ciegas (2017), Cuarenta años de cultura en la España democrática 1977/2017 (2017), Del Rey abajo, cualquiera (2018), En primera fila (2020), Antología de soledades (2022), Putin contra Ucrania y Occidente (2022), Sanchismo, mentiras e ingeniería social (2022), y Territorios escénicos (2023)

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