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Húbose una reina de la danza oriental

viernes 17 de septiembre de 2021, 07:00h
Húbose una reina de la danza oriental
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Nació en la calle madrileña de Preciados el 7 de julio de 1936, días antes del Golpe de Estado militar que daría pasó a la llamada Guerra Civil, y murió el 17 de septiembre de 2001. Hoy hace justo veinte años, y a pocas jornadas de los atentados que provocaron un brusco giro de timón en la historia contemporánea. En el entretanto llegó a ser considerada como la reina mundial de la danza oriental, fue la artista icónica de la realeza de Oriente Medio, y su escuela de baile en Las Vegas marcó toda una época en los años sesenta y setenta de la pasada centuria. Se llamaba Adelaida Angulo Agramunt y fue casi universalmente conocida como el nombre artístico de Dalilah.

Alentada por una familia burguesa, culta y amante de las bellas artes, desde muy pequeñita empezó a estudiar baile con los mejores profesores de su época, hasta que entró en la academia que la bailarina, coreógrafa y profesora de ballet danesa Karen Taft había montando en Madrid tras años de formación en Copenhague, París y Nueva York. Con ella aprendió ballet clásico.

Más tarde pasaría a formarse en el baile flamenco con Francisca González, La Quica y Regla Márquez Ortega, tía de Manolo Caracol; en el baile clásico español con el bailarín y coreógrafo José Luis Udaeta; y en la expresión dancística conocida como “escuela bolera” con la gran maestra Luisa Perice.

En 1954 le ofrecieron un contrato para actuar en países del Oriente Próximo junto a su pareja artística en aquel momento, el bailarín José Molina, pero dos años después y estando en Beirut, este decidió embarcarse hacia Nueva York en busca de oportunidades. En aquella ciudad, Molina cosechó multitud de éxitos y gran reconocimiento como profesor de flamenco. Allí residiría durante sesenta y dos años, hasta su muerte a comienzos de 2018.

En estas, Adelaida, por entonces y artísticamente Delia Turina, se vio obligada a continuar su carrera como solista de baile español, hasta que se le presentó la gran oportunidad de ejecutar danza oriental animada por el empresario que la tenía contratada. A ello contribuyó también el entusiástico impulso del entonces famosísimo cantante, actor y músico libanés Wadih Al Safi, una maestro del zéjel, género poético mozárabe surgido en Al-Ándalus que acabó arraigando profundamente en Líbano y que en 2014 fue designado como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por UNESCO.

El éxito de Adelaida/Delia como danzarina oriental fue clamoroso. Cambió su nombre artístico a Delilah, e inició una fulgurante carrera que en 1959 la llevó al gran salón del Hotel Nilo Hilton, donde actuó ante el presidente de Egipto, Gamal Abdel Nasser y el de Yugoslavia, Josip Broz Tito. Magnífica plataforma de lanzamiento hacia una gran gira europea que comenzó con una actuación en la fiesta que Marcello Mastroianni organizó para celebrar el final del accidentado rodaje de La dolce vita y en la que pasó por España, donde la gran mayoría de los espectadores quedó convencido de que había visto actuar a una gran bailarina egipcia.

De vuelta a Beirut empezó a actuar en el Hotel Phoenicia y en el Casino du Liban, donde conoció al que pronto sería su marido, el cantante Paul King, al que algunos provectos recordamos de aquellos singles de Columbia en canciones como Mabrouk y Confussion.

El ambiente prebélico que finalmente desembocaría en la Guerra de los Seis Días, hizo que la pareja aceptara un contrato para actuar en México, desde donde finalmente se trasladaron a Las Vegas, ya que Paul había aceptado varias propuestas para cantar en las salas de grandes casinos. Allí, Lailah abrió una boutique de ropa oriental y una escuela de danza que tuvo una extraordinaria acogida entre las bailarinas estadounidenses. La madrileña empezó a organizar viajes a Egipto y Líbano para que aquellas profesionales tuvieran la oportunidad de formarse con figuras de la talla de Tahia Carioca, Sohair Zaki o Samia Gmal, y ella misma realizó una gira por Estados Unidos en compañía del coreógrafo egipcio Mahmoud Reda para impartir seminarios de danza y folclore árabe.

En 1984 el matrimonio regresó a España, pero Lailah no encontró el ambiente favorable a su arte que había imaginado. Cerca del final de su vida pudo reaparecer con un espectáculo que representó en la sala Galileo Galilei de Madrid y en el teatro Goya de Barcelona, al tiempo que diseñaba la coreografía de danza árabe para la película Juana la loca, de Vicente Aranda. Le dijo adiós a la vida el 17 de septiembre de 2001, vuelta a la carga, y se cumplen veinte años.

Adelaida Angulo Agramunt/Dalilah está enterrada en el Cementerio Británico de Madrid, un interesante e histórico camposanto sito en el castizo barrio de Carabanchel. Allí reposa, en un espacio encantador y romántico, junto a personajes como los banqueros Bauer; la familia Parish, artífice del Circo Price; el hispanista Walter Starkie, fundador del Instituto Británico de Madrid; la familia Loewe; o Emilio Huguenin, fundador del restaurante Lhardy.

A primera mirada su tumba parece un galimatías que en realidad es fácil de descifrar. El primer enterramiento corresponde al padre del marido de Lailah, Paul Alfred Bristow, que debió adquirir el panteón familiar antes de su muerte, el 10 de septiembre de 1986.

Años después, en febrero de 1997, esa misma sepultura acogió los restos de la madre de Adelaida, Josefa Agramunt, de lo que da fe una placa de mármol negro bajo la inscripción de la primera. El tercer enterramiento corresponde a la genial artista cuyo recuerdo se expresa en una lámina de piedra pulida en vertical, a modo de cabecera. Por último, una placa de metal al pie recuerda al esposo Paul Bristow/Paul King, que murió el 6 de marzo de 2014.

Entusiasta recomendación de visita, que bien pudiera ser mañana, porque como todos los sábados, el cementerio abre y es visitable de 10,30 h. a 13,00 h.

Miguel Ángel Almodóvar

Sociólogo y comunicador. Investigador en el CSIC y el CIEMAT. Autor de 21 libros de historia, nutrición y gastronomía. Profesor de sociología en el Grado de Criminología.

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