La tensión no puede ser mayor en el Gobierno de coalición, donde sus 2 almas, la socialista y la de Unidas Podemos, se encuentran enfrentadas por la derogación de la reforma laboral.
Todo se agigantó cuando se conoció por parte de los morados que la vicepresidenta primera, Nadia Calviño, jefa de la economía del país, formaría parte de las negociaciones con patronal y sindicatos para tratar este asunto.
La respuesta inmediata de Podemos fue pedir una reunión urgente de la comisión de seguimiento de la coalición gubernamental, recordando que un punto innegociable era derogar toda la legislación en materia laboral heredada del primer gobierno de Mariano Rajoy, que aprobó esta reforma en 2012.
Yolanda Díaz, firme en su pulso contra el ala socialista del Gobierno, ha aclarado este lunes por la mañana que es en el PSOE donde hay "declaraciones contradictorias" y pide una postura clara y cerrada.
La vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo denuncia que “hay una parte del Gobierno” que "no quiere que se cambie el modelo de relaciones laborales" y advirtió de que no derogarla “es seguir manteniendo la precariedad” en el país y que siga habiendo mujeres “que limpien habitaciones por 3 euros” o “jóvenes que no conocen el trabajo decente”.
Más en tono conciliador, aclaró que la reunión de hoy con los socialistas es para evaluar el acuerdo de coalición y que "el debate es de contenidos y no de personas", en alusión a la introducción de Calviño en el tema de la reforma laboral. Díaz dio a entender así que no quiere guerras personales sino de posicionamientos ideológicos.
SMI y reforma laboral
Díaz recordó que ya hubo problemas para conseguir subir el Salario Mínimo Interprofesional (SMI) para este año, y que todos los puntos de economía son materia de enfrentamiento.
La postura socialista choca de frente con las declaraciones de Pedro Sánchez en el 40º Congreso Federal del PSOE, cuando anunció que se derogaría la reforma laboral. Sin embargo, introducir a Calviño en la ecuación tiene un componente claro para Unidas Podemos: evitar una derogación completa.
El ala del Gobierno reticente a esta derogación plantea que sería preferible ir limando aspectos de la ley, lo que popularmente llaman "aspectos más lesivos", pero no al completo, ya que eso supondría perder un marco legislativo para la actitivad laboral.
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