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Un pasito cada diez años y la obligación buenista de aplaudir

viernes 29 de octubre de 2021, 14:17h

Cada vez tengo más asumido que la debilidad de nuestro discurso buenista solo logra por parte del mundo de Sortu respuestas elusivas y de gran prepotencia. Nuestro interés en vivir en una sociedad democrática, de valores, normalizada se responde por el mundo que ejerció, apoyó la violencia y socializó el sufrimiento con jactancia, salidas por la tangente y actos como el del lunes 18 en Aiete. El que diez años después de la desaparición de ETA nos digan que “nunca debió producirse”, sin asumir que fueron ellos los que lo produjeron y que sienten “pesar y dolor por el sufrimiento” y dos días después en el Parlamento Vasco negarse a condenar aquella barbarie o decir que cambian presos por presupuestos no es más que la demostración del caradurismo con el que actúan dirigentes de Sortu sobre todo cuando a partidos con decenas de muertos, incluso quemados vivos, como el PSE les pareció semejante escenificación un avance. ¿Hace falta esperar diez años más que se acaben los “ongi etorris” y condenen aquella vulneración, hecha en nombre del pueblo vasco, del derecho más elemental que tiene el ser humano como es la vida?. ¿Hay que pedirles excusas por decir estas cosas tan elementales en una sociedad democrática que no debe admitir que ningún partido deje de condenar cualquier tipo de violencia?. En 1960 ya les dijo Ajuriaguerra que se sabía cómo se empezaba pero no como se terminaba aquella “guerra revolucionaria” que nos trajeron del tercer mundo al centro de Europa. Un tercer mundo que no tenía nada que ver con la sociedad vasca. Nada. Y siguen con ese discurso mineralizado aplaudiendo dictaduras en America.

El sábado 16 en el Parlamento en las Ondas, el parlamentario fijo de Sortu analizaba la crisis energética diciendo que el PNV estaba genéticamente programado para defender a Iberdrola. Antiguo jefe de Jarrai ejerce la dialéctica política con la exageración, la descalificación, el insulto, la simplificación de la realidad para llevar al ánimo del oyente las bondades de Sortu vendiendo la especie de que el EAJ-PNV es un partido neoliberal, peligrosamente burgués, defensor a ultranza de un capital sin alma y que lleva demasiados años gobernando. Se olvida siempre del votante vasco que elige mayoritariamente al PNV y afortunadamente no a ellos. Ante ese tipo de argumentación demagógica, los representantes del PNV en esos debates siempre están a la defensiva a pesar de sus razones y argumentos, el respeto a la verdad y al adversario pero acuden a ese pugilato verbal con las manos atadas a la espalda. Y lo hacen ante gentes a los que no les importa mentir o como cuando Arkaitz Rodríguez dijo aquello de las 53 pintadas en batzokis y localidades del EAJ-PNV que se quitaban con acetona o cuando Otegi dijo aquello de que habría tantos recibimientos como presos había en las cárceles.

Ese sábado saqué la fotografía que ilustra esta reflexión. Es de un cartel que llenaba paredes y paneles en las que se le ve al presidente del EBB entre Franco y Díaz Ayuso, formando parte de una serie de personas contrarias a la independencia vasca. Es al parecer lo que piensan sus juventudes del presidente de un partido que hace 126 años fundó el nacionalismo. Me parece grave. El lunes, en Aiete, no en una Herriko Taberna y paseando con un look de catálogo, Arnaldo Otegi y Arkaitz Rodríguez nos leían su valoración del décimo aniversario de la desaparición de ETA. Dos hombres que representan además el más puro feminismo, silenciando a la única mujer de la coalición Bildu, como la secretaria general de EA, partido que siempre ha condenado la violencia. Lo hacían sin reparo alguno y sin dar la menor explicación. La quitaron de en medio mientras degluten su partido sin el menor miramiento. Pero para el buenismo pastoso en el que vivimos, fue todo un avance a pesar de que se siga hablando de Bildu cuando ya no existe. Allí en Aiete estaba Sortu en todo su esplendor. El delfín y el pez espada.

Algo que asimismo me ha llamado la atención ha sido el ensalzamiento hasta niveles que no obedecen a la realidad del papel del Sr. Egiguren como el del nuevo Gandhi vasco. No desconozco ninguno de sus méritos, pero no fue el único. Hay un interesado silenciamiento de las previas conversaciones de Loiola cerradas en cuanto apareció la palabra Navarra en años en los que en el 2005 el IRA había dejado las armas y pedido perdón, el terrorismo islámico era la obsesión de los Estados Unidos y Europa no permitiendo ningún otro foco de terrorismo a perseguir policialmente, la violencia estaba deslegitimada, la calle explotaba, Estrasburgo ratificaba la ilegalización de HB, las policías infiltraban y colaboraban entre ellas y todo era cuestión de poner fecha para acabar aquella sinrazón mientras los cuadros de la IA estaban hartos de no poder comer jabugo en una terraza sino mortadela caducada tras las rejas como se ha visto la rapidez con la que han cambiado de look y de lenguaje. El amanecer hubiera llegado aunque los gallos no hubieran cantado. Creo que el PNV tiene la obligación de contar esta historia silenciada no vaya a ser que les den al alimón a Egiguren y a Otegi el premio Nobel de la Paz. Me acuerdo pues de Gorka Agirre, de Joseba Goikoetxea y hasta de los que se opusieron en 1960, desde el PNV, al nacimiento de ETA.

Ese lunes el PSE no echó cohetes ante las declaraciones de Otegi y su delfín Arkaitz Rodríguez de milagro. Al día siguiente con Rodríguez Zapatero se fueron a Gernika, algo que Benegas jamás hubiera hecho por su reiterada voluntad de abordar todos juntos el fin de ETA con su famosa expresión de “la unidad de los demócratas”. No sé que hubieran dicho si el PNV hubiera organizado algo parecido. Desgraciadamente el tiempo les devolvió a la realidad. La endeblez de su declaración cayó por tierra el jueves cuando en el Parlamento Vasco no se pudo aprobar una Declaración Institucional de condena de ETA porque a Sortu la palabra condena le repele. Y tienen razón. Si condenan, lo hacen a una trayectoria asesina y deja a los presos sin el menor asidero. Pero la responsabilidad es de ellos, no nuestra. Y que carguen con las consecuencias del inmenso daño causado sobre todo porque amargaron y arruinaron la vida a demasiada gente.

En Eibar, tras jactarse de haber dado una patada al hormiguero, Otegi ese lunes no solo habló de los “200 presos por presupuestos”, con lo que la milonga que nos contaban sobre su excelsa negociación para derogar la reforma laboral era eso, una milonga, sino que claramente dijo que mientras hubiera presos no podían ir al centro del tablero a hacer política, es decir a acabar con el PNV, su auténtica obsesión. No habló de socializar nada, sino del centro. Lo que hicieron en su día en el plano social fue “socializar” el sufrimiento” con aquella maldita y tóxica ponencia Oldartzen. Es lo único que han hecho desde el punto de vista social: socializar el sufrimiento. Al día siguiente en Moncloa, la portavoz Isabel Rodríguez les pidió la condena a ETA, el compromiso de no organizar “Ongi Etorris” y en ayudar a esclarecer los casos no resueltos, algo que debería haber dicho el PSE de no haber estado en una operación simpatía PSE-Sortu, no sabemos con que deseo, aunque lo imaginamos. Los aprendices de brujo abren cajas que luego se vuelven contra ellos porque son incapaces de medir las consecuencias. A tres años de unas elecciones vascas ese juego es suicida porque rompe la confianza, siendo algunos de esos posibles pactos hoy por hoy, algo descabellado. El miércoles por la noche Otegi junto a su maestro Egiguren dijo que lo de los presos lo había comentado pero que no había que ser un Pulitzer para saber que ellos no hacen eso. Cantinflas no hubiera actuado mejor. Podía haber dicho que entre otras razones porque la salida de los presos está en manos de los jueces de vigilancia penitenciaria y no de sus conchabeos secretos. Lógicamente cuando el PNV en una nota esa tarde les dijo que nada de lo hecho era suficiente Otegi dijo que el PNV “se sitúa en las mismas trincheras que la ultraderecha española”. La foto del cartel.

Traigo finalmente dos vivencia. En diciembre de 1975, tras la muerte de Franco, Joseba Goikoetxea, Antón Landa y Carlos Zarraga salieron de la cárcel de Carabanchel. Tres militantes del PNV condenados por propaganda ilegal. Nada más salir Joseba se sumó al incipiente grupo que editaba y repartía el Euzkadi y que nos servía para crear organización. Nos dedicamos con ilusión a preparar el Aberri Eguna de Iruña de 1976 que iba a ser una gran demostración de fuerza con todos los partidos. Para nuestra incredulidad ETA secuestró a un empresario, lucha proletaria, Aingeru Berazadi. Nosotros en la calle Egaña publicamos el comunicado del EBB. Cuando bajamos al sótano cinco policías nos detuvieron y estuvimos tres días en las celdas de aquellas fuerzas represoras. Berazadi fue asesinado y tratado como un perro. Tras esto y a partir de ahí, Joseba Goikoetxea se volcó en el trabajo de crear una infraestructura organizada. Charlas, proyectar la película “Los Hijos de Gernika”, renacimiento de los batzokis, ponencias, reparto del Euzkadi, manifestaciones…Iba y venía. Fue una persona clave. Pasó al naciente cuerpo de la Ertzaintza y el 22 de noviembre de 1993, siendo sargento mayor y cuando llevaba al colegio a su hijo, en el semáforo de la calle Tíboli, ETA lo mató. Hace ahora 28 años. No les gustaba su eficaz trabajo policial.

En 1996 el PNV decidió apoyar la Investidura de J. M. Aznar a cambio del desarrollo estatutario, consolidación del Concierto Económico y nacimiento de Euskaltel. Para HB éramos unos grandes traidores. Hicieron una campaña feroz. En 1998, el Consejero de interior Txabi Balza me llamó a su despacho. ”Mira esto. Tienen todos tus movimientos y los de tu familia. Te han elegido. Eres objetivo fácil y la argumentación es que traicionas al pueblo vasco haciendo poco menos que de mayordomo en el Congreso. Solo les falta poner fecha. Te vamos a poner escolta”. La tuve trece años. Me cambió sustancialmente la vida. Ahora Otegi dice que hay que cambiar presos por presupuestos. hacer política en Madrid ya no es de mayordomos, pero yo estuve a punto de seguir los pasos de Joseba Goikoetxea, seguramente por alguno de estos presos que ya tenían el dedo en el gatillo. Afortunadamente puedo contarlo, pero Joseba no. Unos magníficos profesionales lo evitaron. Ellos si pueden ahora ser mayordomos para sacar a “sus”presos. Yo no podía negociar nada para todos los vascos. Ellos sí y solo lo suyo.

Ya sé que hay que mirar al futuro, perdonar, limar asperezas y hacer política pero mientras ese mundo antipolítico pone carteles como los de la foto, nos dicen que genéticamente estamos programados para defender al gran capital y hacen actos como los del lunes en Aiete que son una auténtica farsa, cargados de un cinismo rechazable, toda una indecencia teniendo en cuenta el charco de sangre y el inmenso dolor causado, aunque ellos no pueden pronunciar la palabra condena. Ya lo dijo Otegi en Eibar “no se trata de tener razón, sino tener éxito”. Están como locos en tocar poder, como locos aunque encubran su falta de un programa serio en el NO. Ante eso no seré yo quien contribuya a su éxito con mi aplauso. Ya nos lo decía Ajuriaguerra. ”Los malos son fuertes, porque los buenos somos débiles”. Y no van a cambiar si seguimos aplaudiendo sus avances milimétricos.

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