www.diariocritico.com

Educación ciudadana

martes 30 de noviembre de 2021, 07:56h

Alberto Garzón ministro de Consumo del gobierno de España acaba de lanzar unas propuestas peculiares para que la población pueda comer platos imaginativos sin tener que recurrir al pescado o a la carne. Debe de querer seguir los pasos de nuestros más afamados chefs (Arguiñano, José Andrés, etc.), dándonos ahora algunas recetas que buscan –al parecer-, un consumo más responsable y sano. Son propuestas alejadas de nuestra tradición gastronómica y difícilmente comestibles a través de sugerencias de platos que no imagino yo comiendo a los invitados de fin de semana en la casa del señor ministro. Salvo, quizás, que no quiera que esos molestos invitados vuelvan jamás a su casa, en cuyo caso le animo a seguir sus propias recetas porque serán de una eficacia indiscutible.

La contumacia del señor ministro es verdaderamente incombustible, sobre todo después de haber lanzado a la sociedad angustiosas y variadas campañas que han ido cabreando progresivamente a variados sectores económicos. La última, al menos que yo conozca, contra el azúcar, el consumo de chocolate, bebidas azucaradas, zumos y helados, cuya publicidad ha prohibido en horario infantil, como si fueran los niños quienes acuden a bares y supermercados a comprar esos productos y no sus padres. Desconozco su eficacia final, pero lo que presumo es un cabreo monumental como mínimo entre los cultivadores de remolacha o de caña de azúcar.

En otra campaña anterior, culpó a nuestro ganado bovino como causante del efecto invernadero, razón por la cual invitaba a los ciudadanos a consumir muchísima menos carne de la acostumbrada hasta la fecha. “La carne mata también”, era el slogan de la misma y elevó a cotas desconocidas el mal humor y la animadversión de nuestros ganaderos y gentes del campo contra la ocurrencia del ministro Garzón.

Recuerdo también ahora que, en plena pandemia, arremetió contra el turismo en España –una actividad que genera cientos de miles de empleos y un buen porcentaje del Producto Interior Bruto- porque, al parecer, no proporciona el suficiente valor añadido. Todo ello, claro está, sin sugerir alternativa económica alguna que fuera capaz de generar proporciones similares de riqueza y de empleo para nuestro país.

No conozco ejemplo alguno de ministro en ningún gobierno a lo largo de la historia, ni dentro ni fuera de España, que haya abordado tantas y tan desafortunadas iniciativas y, a pesar de ello, sigue formando aún parte del ejecutivo. Pedro Sánchez tuvo la oportunidad de quitarse de encima un ministro florero como Alberto Garzón en julio pasado, cuando llevó a cabo su primera remodelación de la legislatura, pero decidió, no sólo dejarlo en su puesto, sino también incrementar ostensiblemente los presupuestos del ministerio para 2022. O quizás anda uno equivocado de cabo a rabo y lo mismo hace el juego a su presidente si lo que de verdad anda buscando es la desestabilización de la estructura económica española… Y, por no pararse, tampoco se anda a la zaga en lanzar consignas contra la monarquía y en favor de esa república que, si es por seguir su gusto, pronto nos igualaría a Cuba, Venezuela, Rusia, Corea del Norte y alguna que otra república bananera a la que, sin duda, acabará exiliándose él mismo en cuanto tenga que dejar la cartera ministerial.

Imagino los sueños húmedos de Garzón, viendo a los consumidores españoles acudiendo al supermercado y encontrándose las estanterías medio vacías y con apenas unos cuantos productos, justamente los promocionados desde el ministerio del ramo. Como sucedía en la extinta Alemania oriental hasta 1989, o en la vieja URSS, o en la China de Mao y, más recientemente, en Cuba, Venezuela, Nicaragua o Corea del Norte.

Apenas si había cosas que llevarse a casa, pero, a cambio –eso sí-, había prácticamente pleno empleo porque, fuera o no necesario, se multiplicaba por dos o por lo que fuera el número de trabajadores con el objeto de que no permaneciesen ociosos en casa o en instalaciones recreativas del partido único. En un viaje durante 1981 a Moscú y Leningrado –hoy San Petersburgo-, a título de ejemplo, pudimos observar directamente cómo para quitar la nieve de las calles empleaban en las brigadas a muchos más hombres y mujeres de los necesarios y así nadie estaba parado, aunque probablemente eso mismo pudieran hacerlo de forma infinitamente más eficiente algunas quitanieves con dos o tres operarios cada una.

Y, siguiendo la doctrina oficial del partido, desde luego antes dejar morir de hambre a la población que pedir mercancías al corrupto y capitalista occidente. El caso era y sigue siendo dictar, despacito y con énfasis en las comas, los puntos y demás signos de puntuación, cómo debe de vivir el personal, qué debe de comer, cuándo y cómo hacerlo, siempre a la mayor gloria del régimen.

¡Señores míos, señor Garzón, por favor ustedes dedíquense a gobernar, o váyanse a su casa, que para decidir si nuestros hijos toman o no una Coca Cola o un pastel de chocolate, ya estamos sus padres y abuelos! Y, por supuesto, déjennos en paz para decidir cómo vivir que ya somos mayorcitos y queremos, como usted, señor Garzón, llevar de vez en cuando a nuestras mesas algún marisco y alguna pierna de cordero aunque, al paso que vamos, solo sea en Navidad o en nuestro cumpleaños.

José-Miguel Vila

Columnista y crítico teatral

Periodista desde hace más de 4 décadas, ensayista y crítico de Artes Escénicas, José-Miguel Vila ha trabajado en todas las áreas de la comunicación (prensa, agencias, radio, TV y direcciones de comunicación). Es autor de Con otra mirada (2003), Mujeres del mundo (2005), Prostitución: Vidas quebradas (2008), Dios, ahora (2010), Modas infames (2013), Ucrania frente a Putin (2015), Teatro a ciegas (2017), Cuarenta años de cultura en la España democrática 1977/2017 (2017), Del Rey abajo, cualquiera (2018), En primera fila (2020), Antología de soledades (2022), Putin contra Ucrania y Occidente (2022), Sanchismo, mentiras e ingeniería social (2022), y Territorios escénicos (2023)

¿Te ha parecido interesante esta noticia?    Si (2)    No(0)

+
0 comentarios