www.diariocritico.com

Un brindis por Lilián y lo no venido

viernes 10 de diciembre de 2021, 08:26h

Hace unos días, mi admirada Lilián de Celis me hizo llegar unas fotos de su última actuación en Algemesí, municipio valenciano que desde 2011 forma parte del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, por el inmenso valor que representa su Festa de la Mare de Dèu de la Salut. Se trata de un ritual que se remonta al siglo XIII y que incluye piezas teatrales, procesiones, volteo de campanas (el repic de la xerevia), danzas y música al son de la dolçaina y el tabalet. Y me pregunto por qué esta portentosa artista no ha sido incluida aún en la misma categoría de Unesco, como tesoro intangible de la cultura española y, por ende, planetaria.

Lilián, que hace años protagoniza el espectáculo Viva la revista, actuó, el pasado día 4 del corriente, en riguroso directo, como siempre, en un abarrotado Teatre Municipal de Algemesí. Quizá ni ella, ni los afortunados espectadores, supieran que en ese instante o aledaños se cumplía el setenta y siete aniversario de su primera actuación pública en Radio Santander. Muchos, muchísimos años de una brillantísima carrera, que, desafortunadamente, bastantes de sus paisanos ignoran por completo.

Con Aurora Mañanós, “La Goya”; Consuelo Portelo, “La bella Chelito”; Pastora Imperio; Consuelo Bello, “La Fornarina”; Raquel Meller y Pilar López, “La Argentinita”, forma parte de la cúspide del cuplé, un género heredero de la jácara y la tonadilla de los siglos XVII y XVIII; una joya del arte y la cultura españolas pulida en centurias, que en las últimas décadas se ha ido difuminado en la umbría del olvido. No para todos, por supuesto, porque aún le sobrevivimos unos cuantos que seguimos pasmados en los claros que iluminan canciones como Bajo los puentes del Sena (mi preferida, seguramente en mi calidad de afrancesado), La chica del 17, Las tardes del Ritz, Batallón de modistillas (la preferida de mi madre por afinidad de oficio), Amor de muñecos, La cruz de mayo, Flor del mal, El guitarrico (la preferida de mi padre, que a pesar de ser de Almería tenía un punto jotero), o Flor de té, “… la muchacha que muere de amor, sueña así que le canta el señor”.

Lilián Ángela de Celis Collía, Lilián de Celis, para su público, vino a la vida en Fíos, parroquia asturiana del Concejo de Parres, hace ochenta y seis años. Muy niña y acompañada de su familia se trasladó a Santander y después a Madrid, para cursar la carrera de Comercio y al mismo tiempo estudiar canto, piano y declamación. Como alumna en la academia del famoso maestro Genaro Monreal (el compositor de Campanera, Tani, El garrotín o Ni se comprar ni se vende, entre otras que se hicieron enormemente populares en su momento), empezó a cantar, allá por los años cincuenta de mi primera infancia, en la sala Moroco, el jardín de verano de Pavillón (hoy Casa de Vacas, en el Parque El Retiro), y después en el Circo Price. Atenta a sus éxitos de crítica y público, la discográfica Columbia le ofreció un contrato para grabar sus primeras canciones, pero el espaldarazo definitivo se produciría tras sus intervenciones en el programa de Radio Madrid Aquellos tiempos de cuplé, en unos días en los que toda España vivía pegada al receptor.

Inmediatamente después paso a debutar como primera figura en los teatros Albéniz y La Latina, al tiempo que empezaba a rodar sus primeras películas, El Andén, en 1957 y Aquellos tiempos del cuplé, en 1958, que supondrían su consagración como la sucesora de las grandes divas del cuplé. En esa misma categoría, tiempo y espacio, no pocos incluyen a Sara Montiel. Cuestión de opiniones, que quien esto escribe no comparte, ni de lejos.

Después llegaron otras cintas de gran éxito, como Los Claveles, en 1960, Alma aragonesa, en 1961 y Las estrellas, en 1962, año en el que inicia una gira americana que parte de Argentina y que, de triunfo en triunfo, la lleva a México donde residirá durante nueve años y medio.

Siguió cosechando éxitos en los escenarios y siguió haciendo cine. Los apuros de los gallos, en 1963, Júrame, al año siguiente, y Me ha gustado un hombre, en 1965. Tras un lapso de tiempo, en 1975 volvió a interpretar Canciones de Nuestra vida y Yo fui el rey.

Y pasó mucho tiempo, hasta que LIlián, 2017, volviera a participar, en 2017, en otra película. Esta vez fue en Los desorientados, a las órdenes del asturiano José Antonio Quirós, director siempre atento a la problemática social, comprometido y sagaz, con una dilatada carrera de títulos que van desde lo más comercial y exitoso, como Pídele cuentas al rey, Premio Nuevos Realizadores, a hitos cinematográficos en la defensa del medio ambiente, como Cenizas en el cielo, Grand Prix Toyota Earth, en el Festival de Cine de Tokio.

Entre el equipo técnico de Los desorientados se encontraba Olga Menéndez brillante filóloga, proveedora de ideas temáticas y, parafraseando a Primo sobre Valle-Inclán, extravagante ciudadana. Ella fue quien puso en contacto a la diva con su rendido admirador y servidor de ustedes. Desde entonces la relación ha sido constante. Sigo su peripecia personal y artística y sigo asombrando, tanto de que no haya ya sido considerada Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, como de su clarividencia y perspectiva vital, que concomita en buena medida con la que subyace en los memorables versos de Jorge Manrique. Hace unos años la entrevistaron en el diario El Comercio y ante la pregunta sobre si consideraba que cualquier tiempo pasado fue mejor, respondía tajante: Nunca en la vida cualquier pasado es mejor. Hay que vivirlo en el momento. No tienes que hacerte ningún cuento chino ni de hadas”. Una mujer con una carrera a sus espaldas de dimensiones ciclópeas, coincidía así con la reflexión del poeta prerrenacentista y hombre de armas, a la hora de rendir tributo a su padre muerto: “Pues si vemos lo presente/cómo en un punto se es ido/ y acabado,/ si juzgamos sabiamente,/daremos lo no venido/ por pasado”. Porque solo es a “nuestro parecer”, definitivamente errado, que llegamos a creer que “cualquiera tiempo pasado fue mejor”. Lo importante y sustancia de la vida es “lo no venido", el futuro, y no el pretérito ni el instante fugaz del presente. Y en eso está Lilián, en seguir adelante con su espectáculo Viva a revista, y en regalar lo mejor de sí misma para sus amigos y deudos. Por eso brindo hoy, aunque yo no sea mucho de brindar en fechas en las que tal parece insoslayable.

Así que por Lilián y lo no venido.

Miguel Ángel Almodóvar

Sociólogo y comunicador. Investigador en el CSIC y el CIEMAT. Autor de 21 libros de historia, nutrición y gastronomía. Profesor de sociología en el Grado de Criminología.

¿Te ha parecido interesante esta noticia?    Si (2)    No(0)

+
1 comentarios