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Entre el Santo Gobierno y la Santa Sede

Por Gabriel Elorriaga F.
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elorriagafernandezhotmailcom/18/18/26
jueves 16 de diciembre de 2021, 11:58h

Nadie pidió explicaciones a Pedro Sánchez sobre si estuvo informado “en todo momento” de la audiencia privada del Papa Francisco a su vicepresidenta Yolanda Díaz. Pero tampoco nadie se explica cómo se tramitó dicha audiencia justo en los días en que había cesado la embajadora de España ante la Santa Sede y en el periodo en el que está solicitado el plácet como futura embajadora para Isabel Celaá. A cualquier observador un poco avisado le extraña que el ministro de Asuntos Exteriores o el de la Presidencia, competentes en las relaciones de España con la Santa Sede, hubiesen elegido tan singular circunstancia para organizar el lucido viaje de una miembro del Gobierno vestida de clergyman” para regalar al pontífice una horrorosa estola morada reciclada y un ejemplar de “Follas novas” de Rosalía de Castro que sin duda es una lectura más grata que las hojas viejas de “El capital” de Marx. Yolanda inauguró con sus pantalones un nuevo protocolo femenino para visitar al Papa y compuso con la estola de plástico reciclado una sugerencia ecologista para ver si consigue que los ornamentos sagrados no se tejan a costa de cocer millones de inocentes gusanos de seda o de esquilar a inocentes corderos. Doble propaganda feminista y ecologista. Yolanda trabaja para ensanchar la base transversal de la santa izquierda, antaño come-curas, lo que no deja de ser un matiz positivo suponiendo que sea sincero. La Moncloa debe tener en cuenta que en el Vaticano no solo va a tener una exministra de embajadora a título de consolación sino también a una rival en futuras elecciones.

Es de suponer que, pese al tradicional sigilo de la acreditada diplomacia vaticana, estaría involucrado en la tramitación de esta audiencia privada, con sus cuarenta minutos encajados en una mañana, entre otras tres audiencias de carácter episcopal, el nuncio de Su Santidad en Madrid, llamado Bernardito. Si tampoco intervino monseñor Bernardito Cleopas ¿Quién fue el hilo invisible que avaló a Yolanda en el Vaticano? Sobre don Bernardito son sospechosos sus méritos tales como designar al mejor obispo de Guipúzcoa nacido en Guipúzcoa, José Ignacio Munilla a Orihuela y al secretario técnico de la Comisión Episcopal para la Doctrina de la Fe y director de la importante editorial Biblioteca de Autores Cristianos Jesús Pulido a Coria. Con estos antecedentes y la falta de memoria histórica de un filipino sobre los antecedentes del comunismo en España, es disculpable que no calcule las repercusiones que puede provocar la visita de una dama de la ría ferrolana en el bifronte Gobierno en que participa como símbolo de una gaseosa coalición. Yolanda Díaz manejó la temática de los problemas sociales que le atañen como ministra de Trabajo para justificar su diálogo con un Pontífice muy preocupado por dichos problemas, aunque su objetivo básico era la propaganda de su proyecto de construir una izquierda transversal capaz de meter en el mismo saco a los neocomunistas de Comisiones Obreras que a los socialdemócratas más o menos bautizados. Una izquierda capaz de rebajar los acuerdos entre España y la Santa Sede si valiese para añadir demagogia anticristiana a sus posiciones sobre el aborto, la eutanasia o la libertad de enseñanza. En sus tiempos como concejal del Ayuntamiento de Ferrol Yolanda llegó a tomar partido contra la Semana Santa ferrolana con la misma suavidad con que ahora extendió la estola de fibras de plástico tejida por unas monjitas ante el Papa. Pero como esto son historias del alma humana debemos considerar siempre la frase del Padrenuestro que dice “Perdona nuestras ofensas como nosotros perdonamos a quienes nos ofenden”.

A Isabel Celaá seguro que le hubiese gustado actuar como embajadora de España introduciendo a su antigua compañera de Gobierno ante el Papa. Educada en colegio de monjas y, según dicen, católica practicante, no le cuesta trabajo hacer compatible tales virtudes con sus intenciones restrictivas del derecho de los padres a elegir la educación de sus hijos y a la enseñanza de la cultura religiosa en la escuela. Tal para cual, hubiese exhibido la peculiar manera que tiene el santo Gobierno que padecemos para valorar la mística de sus componentes a los que nadie les demanda alardes religiosos sino una simple coherencia. Que la exministra pase a ocupar, por iniciativa que se supone cuidadosamente estudiada por Pedro Sánchez, esa embajada que representa la más antigua misión permanente de la diplomacia española, tras aprobarse la conocida como Ley Celaá, que no contó con la comunidad educativa, ni con la enseñanza concertada y que decidió que la asignatura de religión no computase a efectos académicos y quedase sin alternativa, generando una desafección natural hacia una ocupación suplementaria, puede considerarse como una provocación. Si no se contase con la voluntad conciliadora de la Santa Sede, no sería imaginable que, ante cualquier otro Estado, se pidiese el plácet como embajador para la persona que más ha perjudicado a la doctrina e intereses de tal Estado. Es como un trágala para la Iglesia española llevar a Roma a quien no demostró el menor espíritu de diálogo o convergencia en su etapa de ministra de Educación.

Lo curioso es que no son políticamente idénticas, aunque emanen del mismo origen, Yolanda Díaz galopa y corta el viento camino de levantar una alternativa izquierda a Sánchez que pueda dar el “sorpasso” nacional al PSOE como hizo Mónica García en Madrid. Ella se cree la única capaz de competir en popularidad con Isabel Díaz Ayuso en un futurible feminista. Mientras que Isabel Celaá se encontrará muy satisfecha en esa prestigiosa embajada de brillo cardenalicio. Celaá representará a Sánchez ante el Papa y Yolanda a sí misma como hipotética cabeza de un post sanchismo comunistizado. Esas son las contradicciones que desacreditan ante la Santa Sede y ante el mundo, “urbi et orbe” la imagen de España. Lo único que está claro es que Yolanda no fue a Roma para pedir indulgencia para Isabel Celaá ni ofrecer oraciones por los mártires de los años treinta sino para rascar votos de sacristía para una santa izquierda reciclada con los residuos plásticos inservibles del sanchismo.

Gabriel Elorriaga F.

Ex diputado y ex senador

Gabriel Elorriaga F. fue diputado y senador español por el Partido Popular. Fue director del gabinete de Manuel Fraga cuando éste era ministro de Información y Turismo. También participó en la fundación del partido Reforma Democrática. También ha escrito varios libros, tales como 'Así habló Don Quijote', 'Sed de Dios', 'Diktapenuria', 'La vocación política', 'Fraga y el eje de la transición' o 'Canalejas o el liberalismo social'.

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