Barajas y los escombros de Zapatero

La bomba de ETA en la T4 ha levantado humo y sospechas, pero también ha destapado venganzas e iras. El problema de ETA es que vuelve a aparecer para alimentar el rencor de una buena parte de la sociedad española en la otra. Zapatero ha agotado su credibilidad y si no le pone remedio, (un corta fuegos), su partido puede pagar muy caro los meses que nos separan de las urnas. Ya lo está pagando en la calle donde ha perdido el crédito popular, las radios de los taxis braman inquina contra Zp, le culpan de abrazar a Otegui en nombre de una paz de plastilina tan irreal como deformable.

Lo importante era el final de la violencia ya fuese con proceso de paz o con acercamiento de posturas, eso es lo que se ha quebrado pero lo que nadie admite. Ahora se buscan explicaciones y hasta humillaciones públicas que sólo pueden traer a la larga más división. La prudencia exquisita de unos puede evitar que la sociedad española entre en un debate cainita, pero que a nadie le quepa duda de en estas acciones bebe el golpismo en su estado más canalla.

Por otra parte Zapatero debería dejar que el PSOE maniobre con rapidez y si Rubalcaba y Blanco le tienen que matizar las declaraciones, tienen que explicar que suspensión significa “ruptura”, también podrían pensar en otra persona para que presida el ejecutivo.

Una moción de confianza antes de que ETA vuelva a poner sangre encima de la mesa y la derecha más conservadora se eche a la calle a buscar culpables con humo de antorchas.

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