El resultado electoral de Castilla y León deja al PP con poco margen de maniobra, pues los números no dan para que gobierne en solitario y necesita a Vox o al PSOE para liderar la región. Pero el líder del partido, Pablo Casado, ha alejado un pacto con Vox.
El líder popular ha recalcado en el Comité Ejecutivo Nacional del PP que rechaza el bloque de ruptura de los populismos "a un lado y a otro" y es partidario de una postura más centrista, ha señalado. Ha subrayado que "tienen límites para acordar y pactar" y ha reiterado que "sus principios son sus condiciones".
Casado ha defendido la victoria de Alfonso Fernández Mañueco "pese a las fake news y la post verdad" y ha recalcado que pese a que lo "fácil" es dejarse llevar "a la deriva polarizadora por un puñado de votos", el PP busca el "liderazgo de una política a favor de todos" y no el "arrastre del malestar contra nadie", marcando así cierto distanciamiento con Vox.
"Más preocupados por sustituir al PP que con acabar con este mal Gobierno"
El dirigente popular ha querido reforzar su distancia con Vox reprochando que "algunos", sin nombrarles explícitamente, están más "preocupados por sustituir al PP que con acabar con el mal Gobierno" de Pedro Sánchez.
Ha subrayado que el PP aspira a una "mayoría social" y no a un "equilibrismo sobre minorías radicalizadas". Ha puntualizado que quien quiera pactar con los populares tendrá que "aceptar y respetar" sus principios.
Ha puntualizado también que no admiten presiones y que "solo" se deben a los españoles. Palabras en la línea del objetivo de Mañueco, cuyas intenciones son gobernar en solitario con apoyos puntuales y rechazando del todo una coalición.
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