Se repite la historia: problemas internos y llamada al bombero Alberto Núñez Feijóo para apagar fuegos internos. El presidente gallego empieza a sonar de nuevo como el relevo en la presidencia del partido y candidatura a las urnas.
Es lo que pide parte de la militancia y algunos sectores del partido a nivel orgánico, en parte molestos con Pablo Casado y otros también con las aspiraciones de Isabel Díaz Ayuso, que también tiene militantes y dirigentes en contra.
Casado celebra este lunes un Comité Ejecutivo realmente incendiado, por mucho que se diga de cara al público. Allí, los barones y dirigentes le piden explicaciones por una guerra interna iniciada contra Ayuso que a nadie beneficia. Las tiranteces de antes ahora son directamente enemistades difícilmente reconducibles y se empieza a plantear el futuro de la formación actual.
Las cuestiones fundamentales son varias:
- Ayuso: nadie sabe si el asunto de las contrataciones de material sanitario acabará en tribunales, pero a pesar de quedar tocada su imagen para los enemigos, mantiene intacto a su electorado. De hecho, ha conseguido más apoyos ahora
- Casado: su imagen está más dañada que nunca y la credibilidad es nula. Si le quedaba alguna esperanza era ser fuerte, pero al dar la razón a Ayuso y retirar el expediente que tenía abierto contra su colega, ha dado señales de debilidad que muchos consideran que es el remate final al presidente
- Feijóo: ya sonó como el relevo ideal para Rajoy en 2018, pero se hizo a un lado y dijo que quería centrarse únicamente en Galicia. Eso hizo que diversos candidatos con menos expectativas pugnaran por la presidencia, inponiéndose Casado sobre Soraya Sáenz de Santamaría, Dolores de Cospedal o José Manuel García-Margallo. A pesar de su victoria todos consideraron que el verdadero líder y espejo en el que mirarse era Feijóo, quien con su contundente victoria en las últimas elecciones gallegas consolidó su liderazgo en el PP. Ahora todos le piden que rescate al partido en esta crisis, pero no da señal alguna de dar el paso, como ya ocurrió hace 4 años
- Almeida: el alcalde de Madrid quiere dejar la portavocía nacional del partido y será otra de las víctimas colaterales de esta crisis. Todos le critican su silencio en estos momentos pero con él deja claro que no quiere saber nada más de estos asuntos y centrase en la gestión de la ciudad que rige
- Egea: el secretario general está muy dañado, y sólo su amigo Casado lo sostiene cuando todos piden su cabeza. Los 'ayusistas' no le perdonarán jamás y parte de esta corriente dejaría pasar la crisis si al menos el secretario general cae en esta guerra como sacrificio de la cúpula. Pero sigue apoyado por Génova
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