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Un mundo peor

viernes 25 de febrero de 2022, 12:13h

Desde ayer el mundo es peor. Un hombre enfermo de poder, un autarca con ínfulas imperialistas ha ordenado -con mentiras, premeditación y alevosía- invadir un país soberano saltándose toda la legalidad internacional, declarando la guerra no a Ucrania sino a Occidente. Putin es el terror y ha sembrado el miedo hasta en los suyos, como demostró con su jefe de inteligencia humillado e intimidado por él.

Una pandemia vino a recordarnos nuestra vulnerabilidad y cuando aún no nos hemos recuperado, volvemos a sentirnos frágiles, sintiendo que nuestra vida siempre está en manos de otros. Parece que las guerras son cosa de otro tiempo o de fanatismos religiosos, o de países de otras latitudes o de situaciones enquistadas a lo largo de los años… sin embargo, la guerra sigue siendo el peor mal de nuestro tiempo. La guerra es no haber aprendido nada de nuestra historia, da igual el apellido que se le ponga: híbrida, cibernética… es guerra y es un fracaso.

Cuando estuve en Kiev hace unos años, vi una ciudad llena de vida y de gente joven. Una ciudad con historia pero de nuestro tiempo, una ciudad no diferente a cualquier otra europea sin atisbos de estar en el objetivo de un megalómano nacionalistas, aunque años después así lo fuera. Y no sé si somos conscientes de que en este momento, ese objetivo podemos ser todos, esa amenaza ya no es velada.

“El nacionalismo mata” y esta es la prueba. No se trata solo de una lucha de poder, de sacar pecho, de mostrar quién tiene las armas más potentes, de una exhibición de las mejores y más sofisticadas tecnologías, de infectar con noticias falsas el mundo, de hacerse la víctima para justificar un ataque… Lo realmente grave es que para hacer toda esa demostración, lo que se lleva por delante son vidas, civiles o militares, pero en todo caso inocentes. Familias aterradas saliendo de sus casas sin saber muy bien a dónde, éxodos humanos sin destino. Pánico, colas en los bancos y en los supermercados. El metro convertido en un búnker improvisado, filas interminables de coches para huir como si hubieran hecho algo malo. Toques de queda, espacio aéreo cerrado, sirenas, bombardeos, misiles… HORROR.

Lo de Putin no es una intervención militar, es una intervención criminal televisada. Es un hombre sin piedad con un gesto hierático y frío al que le sobran las palabras. Y a todo esto, ¿cuál es el papel de Occidente? La diplomacia no ha funcionado, Ucrania no es de la OTAN y se supone que no puede actuar, además, hace unos meses nos hemos ido de Afganistán y ahí se ha quedado el problema, eso por no ir más atrás y llegar a Irak. Se habla de bloqueo económico y de sanciones, pero, ¿de verdad eso le afecta a alguien que no sabe de democracia, a alguien que su única pretensión es desestabilizar al mundo, a alguien a quien no le importan ni sus ciudadanos, a alguien que cuenta con el apoyo de la fábrica del mundo y dueña de la deuda pública de medio mundo?

No sé cuál será la solución ni cuándo llegará. Pero mientras, muchos morirán, otros se posicionarán sin saber ni de qué hablan ni a quién apoyan, otros muchos no podrán echar gasolina, ni calentar sus casas ni hacer la compra… Sumaremos más miedo e incertidumbre a la que ya teníamos y todos viviremos con la pena de habitar en un mundo peor.

Esther Ruiz Moya

Periodista

Esther Ruiz Moya es comunicadora, creativa, escritora y motivadora. Premio Círculo Rojo 2021. Colaboradora en medios en España y Estados Unidos. Autora del libro 'Cuando esto pase...', sobre la pandemia y el confinamiento. Autora del podcast 'A Contraluz', disponible en Spotify

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