'Quisiera ser'... y es un magnífico musical

La moda de los musicales, que con gran desigualdad se ha instalado en los teatros madrileños, nos ofrece una auténtica perla que los aficionados a este tipo de obras no deben perderse. ‘Quisiera ser’. Y no sólo ellos, sino cualquier persona con sensibilidad y que sepa disfrutar de lo esencial en un musical: la música –además, sin red; o sea, en directo-, una apuesta segura tratándose de los autores de la misma, los míticos Manolo y Ramón. En definitiva, que remedando al título, ‘Quisiera ser’, hay que felicitar a todos los responsables, porque es una magnífica obra en todos sus aspectos. 

Claro que si la apuesta era fácil con la calidad, talento y creatividad del otrora Dúo Dinámico, claves en la llegada del pop a nuestro país, en su evolución y en haber parido durante más de medio siglo -la segunda mitad del XX y lo que llevamos del XXI- decenas de extraordinarias canciones, para redondear el conjunto de ‘Quisiera ser’ hacían falta otras aportaciones a semejante nivel.

Insistiendo en que no se usa para nada el maldito playback, el odioso enlatado, como en otros musicales que conviven en la cartelera, es justo y necesario, es nuestro deber reseñar otras cuestiones que hacen tan atractiva la función. Por ejemplo, la impactante y compleja coreografía -con Tino Sánchez al frente-, el colorista vestuario –Cuca Ansaldo-, la perfecta iluminación –Nicolás Fischtel- que con el resto de cuestiones forman parte de una intensa y sabia escenografía –José Manuel Castanheira-.

Naturalmente el tinglado se vendría abajo si no estuviera cosido por la doble esencia de un teatro musical: argumento y música. El primero, de Jorge Herrera, afortunado responsable igualmente de la dirección, de gran actualidad y análisis sociológico, amén de perfectamente engarzado en las tres historias que narra, y a la par al servicio de las canciones que cosen el desarrollo del mismo. El segundo, no sólo por estas 36 de entre las más de 300 composiciones de Arcusa y De la Calva, sino por el conjunto de toda ella con los modernísimos arreglos del propio Arcusa.

La guinda de los actores-cantantes

Naturalmente nada de esto funcionaría si no hubiera 8 musicazos sudando la camiseta del directo no se sabe si con más precisión que calidad o viceversa pero sobre todo bordándolo. Como lo hace el director de todos ellos, Julio Awad –también responsable de algunos arreglos-, que se luce especialmente con el piano. Y, naturalmente, con la guinda de los profesionales que se suben al escenario de manera compulsiva para transmitir la verdad de lo que allí acontece.

Unos, como protagonistas de las historias, a la par que cantantes individuales de muchas de las canciones. Otros, acompañando en triple dimensión actoral, de ballet y de coros. Pero sería injusto concluir este repaso a los mismos sin destacar muy especialmente a Paula Sebastián, capaz de superar el alto nivel de sus compañeros de reparto –como ya hizo en sus craciones extraordinarias y diversas en 'Cyrano' y en 'Mamma mía' -y de marcarse varios números en solitario que literalmente ponen al público en pie.

En definitiva que esta producción cien por cien española es un ejemplo de cómo hacer un magnífico musical en todos sus aspectos. Si usted tiene un mínimo de sensibilidad, sea de la generación del Dúo Dinámico, de las posteriores o de la más joven del Canto del Loco, vaya a verlo. Si le gustan los musicales, también. Y si no, vaya igualmente porque empezará a amarlos.