Mikhail Fridman, el oligarca ruso dueño de los supermercados Día, pide el fin de la guerra

La Unión Europea ha elevado el tono de sus sanciones a Rusia en los últimos días debido al incremento en la ofensiva rusa sobre Ucrania. Además de eliminar a los bancos rusos del sistema de pagos Swift, también van a dificultar las gestiones a los oligarcas rusos evitando que puedan utilizar sus activos en los mercados europeos.

A Mikhail Fridman, un fuerte aliado de Putin, la batería de sanciones que prepara Occidente le afectan de lleno. Fridman es dueño del 70% de la cadena de supermercados Día, muy conocida en España. Con las medidas contra el régimen ruso que van a implantar los 27, no podrá entrar en ninguno de los estados miembros así como hacer uso de sus activos, lo que provocará graves problemas al magnate ruso.

Firdman también está metido en el sector bancario, fue uno de los fundadores del grupo Alfa, donde se encuentra la entidad rusa Alfa Bank, y con la exclusión de Rusia del sistema de pagos bancarios Swift, le será muy difícil realizar transacciones.

"Este derramamiento de sangre debe acabar"

El oligarca nació en Ucrania en los 60, cuando el país todavía pertenecía a la URSS, pero se ha labrado un papel relevante al lado del presidente ruso, Vladimir Putin, y en la actualidad es uno de los financieros de referencia del círculo íntimo del presidente ruso, según la información que maneja Bruselas.

Según ha indicado la revista 'Forbes', el empresario tiene una fortuna de 12.000 millones de dólares, pero las sanciones económicas le van a poner en una difícil situación. Una postura que precisamente es la que busca la UE con sus medidas, en palabras de Ursula Von der Leyen, para presionar más a las élites rusas que financian el régimen de Putin.

Fridman es consciente de que su nombre aparece en el listado que ha elaborado Bruselas de empresarios o personalidades relacionadas con Rusia y ha enviado una carta a la UE pidiendo el fin del conflicto.

Ha resaltado que "la guerra nunca es la respuesta" y pide que "este derramamiento de sangre debe acabar", aunque en la misiva ha evitado posicionarse y solo habla de que cese la guerra, no insta a Rusia a frenar el ataque.