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Los hutíes obstaculizan la paz en Yemen

miércoles 16 de marzo de 2022, 13:41h

Las oportunidades de paz que se presentan y que tanto ansían los yemeníes van desvaneciendo una tras otra y al mismo tiempo la guerra y sus consecuencias se recrudecen y se agravan, haciendo muy complicada la situación humanitaria que atraviesa el país con escasez en los suministros de la ayuda humanitaria y la consiguiente escasez de servicios básicos que demanda la gente y la falta de ingreso y de oportunidades de empleo.

Yemen está sumergido en una cruenta guerra que está a punto de cumplir su octavo año entre el gobierno yemení y el grupo Hutí, apoyado, financiado y respaldado por Irán. La guerra empezó como consecuencia del golpe de Estado llevado por el grupo proiraní contra las autoridades legítimas del país y por el que acabó controlando muchas gobernaciones y provincias de Yemen, incluida la capital, Saná.

Los hutíes son un grupo armado originario de la región de Saada en el norte de Yemen. En el año 2014 controlaron varias provincias con el apoyo que recibieron de Irán, este aliado les suministra y proporciona misiles balísticos y drones.

Hasta la fecha, cuatro rondas de negociaciones entre las partes implicadas en el conflicto yemení fracasaron y no lograron llegar a una solución política a la crisis que atraviesa el país. Además, tres enviados de la ONU, Jamal Ben Omar, Ismail Ould Cheikh y Martin Griffiths, no lograron ningún avance en la crisis de Yemen. Mientras tanto, el actual enviado de Naciones Unidas a Yemen, Hans Grundberg, está haciendo todo lo posible para convencer a las partes yemeníes para iniciar negociaciones políticas, pero la tarea no parece que vaya a tener éxito.

Los esfuerzos del enviado de las Naciones Unidas, Grundberg, chocaron con una postura rígida de los hutíes con relación a las negociaciones políticas y se negaron en reiteradas ocasiones a reunirse con él llegando a impedir su llegada a la capital yemení, que controlan con la fuerza.

Hay un consenso entre los expertos y analistas sobre la estrategia de los huties. Este grupo adopta una estrategia que siempre conduce las conversaciones políticas al fracaso y se niegan a entrar en una tregua o firmar un alto el fuego definitivo en varios frentes, seguido de negociaciones políticas. Los hutíes adoptan la estrategia de la confrontación y optan por recrudecer la escalada militar y la presión en la provincia de Maarib, con el fin de llegar a controlarla.

Los hutíes han respondido a las llamadas para detener la guerra en Yemen, ampliando el alcance de sus ataques contra la población civil dentro del país y contra países vecinos como es el caso de Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos, además de llevar a cabo actos terroristas el Mar Rojo, poniendo en peligro la cadena de suministro.

Una fuente yemení bien informada asegura que los hutíes habrían retomado una campaña de movilización y reclutamiento militar en las zonas que controlan para apoyar los frentes abiertos contra las fuerzas del gobierno lo que demuestra que su proyecto se basa en la guerra y el control absoluto y total de Yemen excluyendo a todos los demás.

Otras fuentes políticas bien conectadas con la realidad yemení aseguran: "Vemos a los hutíes moviéndose en tres vías, primero negándose a responder a las llamadas internacionales para el diálogo y en segundo lugar lanzando ataques terroristas contra los países vecinos y la navegación internacional, y en tercer lugar obligando a la población civil a dirigirse a los frentes abiertos. Los hutíes están obstaculizando y haciendo imposible que se materialicen los esfuerzos internacionales para encontrar una solución política a la crisis yemení".

Las dos fuentes señalan al partido yemení Islah y lo responsabilizan de retrasar la solución política en Yemen. También tiene parte de responsabilidad por el agravamiento del sufrimiento de los yemeníes. El Partido Islah es la rama local de la Hermandad musulmana en Yemen. Este grupo controla las instituciones militares de Yemen y gran parte de los puestos de mando del gobierno.

Los líderes militares del partido Islah maniobraron durante las batallas contra los hutíes y les entregaron muchos enclaves militares, como sucedió en las gobernaciones de Al-Jawf, Al-Bayda y partes de Maarib, para prolongar la guerra. Las dos fuentes afirmaron que el Partido Islah estableció una red de intereses dentro de las instituciones del gobierno yemení, que propagó la corrupción dentro de estas, lo que agravó el sufrimiento de los ciudadanos yemeníes.

La guerra prolongada ha llevado a la peor crisis humanitaria del mundo. Los informes de Naciones Unidas son demoledores y hablan de 21 millones de yemeníes que necesitan ayuda, 16 millones de ellos sufren una grave escasez de alimentos y hambre aguda al mismo tiempo, y 5 millones están al borde de la inanición. Las organizaciones internacionales de ayuda humanitaria han acusado repetidamente a los hutíes de robar comida procedente de la ayuda humanitaria.

Una fuente de ayuda yemení aseguró que los hutíes están saqueando grandes cantidades de ayuda destinada a la población en las áreas que controlan. Los Hutíes crearon organizaciones locales, obligando a las organizaciones a tratar con ellas en exclusiva. Esta fuente explicó que las organizaciones afines a los Hutíes están distribuyendo ayuda humanitaria exclusivamente a la gente afín al grupo Hutí, y están usando la ayuda humanitaria para chantajear a la población y obligarla a ingresar en las filas para participar en la guerra luchando a favor de este grupo. Varios informes internacionales han documentado que los hutíes han vendido grandes cantidades de ayuda asignada a empleados del sector gubernamental que no han recibido sus salarios durante más de cinco años.

Esta manipulación y el saqueo de la ayuda ha exacerbado el sufrimiento de la población, y lo ha exacerbado aún más, al vivir muchas crisis que los al-houthistas crearon en las zonas que controlan para enriquecer su liderazgo, como la crisis de los derivados del petróleo y la alimentaria.

Una segunda fuente afirmó que el partido Islah estableció organizaciones locales en las áreas liberadas y saqueó grandes cantidades de ayuda humanitaria proporcionada a los yemeníes, especialmente en la provincia de Taiz.

Por último, no se vislumbran signos del final de esta tragedia o del final de la guerra en Yemen y por desgracia, todos los indicadores sugieren que los combates continuarán y se intensificarán mientras las posibilidades de que los esfuerzos internacionales para encontrar una solución a la crisis actual se reducen cada vez más. La fuente política aseguró que clasificar a los hutíes en las listas de organizaciones terroristas limitará su margen de obra e impide que les lleguen suministros de dinero y armas y, por lo tanto, puede contribuir a acabar con la amenaza que representan para Yemen y también para la seguridad regional e internacional.

Javier Fernández Arribas

Periodista. Director de 'Atalayar, entre dos orillas'. Colaborador en diversos medios como Punto Radio, Onda Cero, COPE, El Independiente y Colpisa. Colaboro en COPE, Colpisa, TVE, RNE y Diariocritico. Es autor de libros como 'Casco azul soldado español' o 'Misión: Líbano'. También fue director de los estudios 'Cómo informar sobre infancia y violencia' y 'Cómo informar sobre violencia contra la mujer en las relaciones de pareja' en colaboración con el Centro Reina Sofía para el Estudio de la Violencia.

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