Crítica de la obra de teatro 'Homenaje a Billy el Niño': el rescate de un oscuro episodio policial

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lunes 28 de marzo de 2022, 13:41h

Dirigida por Eva Redondo y con dramaturgia de Ruth Sánchez y Jessica Belda (coautoras también de La sección. Mujeres en el fascismo español, y Españolas, Franco ha muerto), el Teatro del Barrio acoge ‘Homenaje a Billy el Niño’, un ejercicio de memoria histórica en forma de teatro documental para retratar la figura de un policía del franquismo cuya sombra se prolongó hasta los primeros años de la democracia y que muchos detenidos de la época aún guardan, a su pesar, en su piel y en su cuerpo las nefastas consecuencias de su impunidad.

Billy el Niño era el apodo del inspector de policía Antonio González Pacheco, un nombre demasiado conocido entre aquellos militantes antifranquistas que, por motivos obvios, acababan con sus huesos en los calabozos de lo que entonces era la Dirección General de la Policía, en la madrileña Puerta del Sol. Es el edificio que hoy alberga la sede de la Comunidad Autónoma de Madrid, y cuyas paredes vieron desfilar por allí un buen número de políticos de izquierdas y sindicalistas que luchaban por traer la democracia a España y abrir con ello un nuevo periodo de nuestra historia.

Sobre el escenario, únicamente tres estupendos actores, Antonio Gómez (Billy el Niño), Jesús Barranco y Jessica Belda. Los dos últimos asumen diversos papeles (ministros, compañeros del policía torturador, víctimas del mismo…), y juntos escenifican con dolor, pero también con sentido del humor, algunos de los episodios cotidianos que vivió el policía, al tiempo que pone nombres a muchas de sus víctimas.

Sus desmanes se extendieron, incluso, a los primeros años de la democracia, que hasta llegó a premiar con alguna cruz al mérito policial los servicios prestados por González Pacheco. En julio de 1977, Antonio González Pacheco fue, efectivamente, condecorado con la medalla de plata al mérito policial. La iniciativa de la condecoración partió del entonces ministro del Interior, Rodolfo Martín Villa, que quería así reconocer en el policía los “servicios prestados”.

Soberbio, altivo, arrogante, chulesco, inmoral, Billy el Niño (Antonio Gómez), se codea en esta recreación para la escena con Martín Villa –espléndido, como siempre, Jesús Barranco-, que va a imponerle la condecoración, mientras el policía echa en falta la presencia en el acto del presidente Suárez y hasta del mismo rey Juan Carlos.

Y, como corresponde en todo homenaje, suenan aires de música patria, palmas y baile al son del recuerdo de las esperas angustiosas y los instrumentos de tortura que aguardan a los detenidos. Un contraste lacerante y doloroso que se traslada con intensidad al patio de butacas. Y, entre col y col, una lechuga: Jessica Belda se convierte en Marietta, la metralleta pizpireta, amenazante y graciosa que loa sus propios encantos como instrumento al servicio de la represión y el miedo.

La denuncia de la propuesta subraya cómo, unas veces por acción, otras por omisión y hasta por negarse a ver lo que todo el mundo tenía delante, pueden surgir tipos como Billy el Niño y presentarse como modelo policial cuando, en realidad, era –murió hace solo un par de años-, justamente lo contrario. La memoria no debería prescribir. Episodios como estos enturbian a toda una institución policial. Interesante.