Una falsa oportunidad tuvieron, o mejor, sufrieron los tres coletudos anunciados en la clásica fecha venteña del Domingo de Resurrección, que, por cierto, no se notó en los tendidos con sólo un tercio cubierto. Porque el noblote encierro de El Montecillo, que debutaba con sus nuevos dueños, pegó el petardo por su falta de casta. Eso sí con un imponente trapío y muy ofensivos de cara, sólo el cuarto apuntó algo de clase que Curro Díaz aprovechó sin redondear. Sergio Serrano anduvo muy profesional y entregado intentando sacar agua del pozo sin fondo de su lote y Tomás Campos pasó casi desapercibido.
Los inicios fueron prometedores, ya que Curro saludó al que abrió función con tres majestuosas verónicas por el pitón derecho a un animal que parecía iba a embestir. Y lo hizo de forma desigual y a menos en el último tercio procurando al linarense apuntar detalles sueltos, gotas de elixir del arte que atesora. Bellos arreboles, también a menos, en fea mezcolanza con excesivos enganchones.
El otro también le permitió lucimiento con el percal y un comienzo de faena muy creativo y con desmayo con trincherillas y el de la firma. Luego ante un burel con un punto de bravura que se acabó pronto cascabeleó un par de series mágicas con relajo y tersura, la última cerrada con un monumental y eterno cambio de mano, a los que siguieron tres naturales largos, hondos y sentidos.
Todo ello, también hay que decirlo/escribirlo, con el fallo de que los fue esturreando por diversos terrenos más pendiente del preciosismo que del mando. Después llegaron de nuevo algunos enganchones y desajustes que unidos a un bajonazo infame le privaron de echar una oreja en su esportón.
Sergio Serrano no ha perdido ni un ápice de su cartel en Las Ventas, donde triunfó el pasado año con los victorinos, porque además de irse a recibir a su primero de rodillas en el tercio estando a punto de sufrir un percance, después lo probó en todas las distancias y querencias, siempre con la muleta ‘planchá’, con temple y ligazón.
Pero con el descastamiento del burel faltaba el ingrediente esencial de la emoción, que también intentó poner el albaceteño siempre cruzado y hasta en el arrimón final muy damasista. Se repitió la jugada con el otro, de similar catadura, con su matador, que incluso inició la faena de rodillas en el platillo, siempre por encima logrando también el reconocimiento del cotarro.
Lo que no alcanzó Tomás Campos, muy lejos de aquel matador valentísimo y poderoso que tanto gustó en la última Feria de San Isidro. Cierto es que poco le ofrecía el tercero de la tarde, pero salvo una tanda final en redondo no supo ni siquiera aprovechar lo que le ofrecía con cuentagotas. El que cerró festejo era un inválido que tras largos intentos vanos de toreo, elextremeño hizo caso al público y lo liquidó pronto.
FICHA
Toros de EL MONTECILLO, muy bien presentados, justos de fuerza, con el 6º inválido; nobles y descastados excepto 4º. CURRO DÍAZ: ovación con algunas protestas; vuelta. SERGIO SERRANO: ovación en ambos. TOMÁS CAMPOS: silencio tras aviso; silencio. Plaza de Las Ventas, 17 de abril. Un tercio de entrada (7.494 espectadores, según la empresa).
Si (
No(
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