Otra de espías

Se le debe de estar agotando ya el tarro de esencias de las ideas a la presidencia del gobierno español porque la salida de convocar una extraña y misteriosa rueda de prensa a las 9 y media de la mañana el mismo 2 de mayo, fiesta de la comunidad que preside la archienemiga política de Pedro Sánchez, a saber, la tabernaria Isabel Díaz Ayuso, lo menos que huele es a cuerno quemado. Desde luego en el Centro Nacional de Inteligencia, el CNI -la CIA carpetovetónica de ese país con forma de piel de toro-, no se lo creen ni fumados. Su incredulidad por el supuesto espionaje al presidente del gobierno, Pedro Sánchez y a la ministra de Defensa, Margarita Robles la relacionan directamente con que "Quieren la cabeza de la directora" del organismo de los espías. Y hasta, quizás, de su jefa Robles, creemos nosotros.

Ojipláticos nos quedamos los periodistas cuando el propio ministro de la Presidencia, Relaciones con las Cortes y Memoria Democrática, Félix Bolaños, junto a la ministra portavoz, Isabel Rodríguez anunciaban públicamente -eso sí, con el pequeño detalle de haberse guardado la noticia casi un año en la despensa de Moncloa-, que la mano del programa Pegasus es tan larga que incluso se ha metido en las entrañas de los terminales telefónicos de Sánchez y Robles.

Ya sabíamos que la vergüenza no es precisamente una característica esencial del gobierno Frankenstein, pero hay que reconocer que se supera a sí mismo por momentos. Que un país que está a punto de acoger la más decisiva conferencia de la OTAN desde su misma creación, con la guerra de Rusia contra Ucrania en un extremo de Europa, se atreva a reconocer, no soto voce sino a bombo y platillo en una rueda de prensa sorpresa, que ha sido espiado por algún servicio secreto extranjero -no sé si apuntando a Marruecos o a cualquier otro amigo de conveniencia-, es para récord Guinness no sé si de la incompetencia o de la desvergüenza.

Lo decíamos ya el otro día, el anuncio parece más propio de la agencia de detectives que llevaban Mortadelo y Filemón, o de los servicios ultrasecretos del Superagente 86 que de todo un CNI de un país integrante de la OTAN. Noticias como esta lo mismo animan a Putin a dar el paso con el que está amenazando contra Occidente, tanto por boca propia como a través de su ministro de Asuntos Exteriores, Serguéi Lavrov.

Desde luego, la denuncia presentada por el Ejecutivo en la Audiencia Nacional a través de la Abogacía del Estado, deja por los suelos a la actual directora del CNI, Paz Esteban y, por extensión, quizás también la de Margarita Robles. El Gobierno quiere su cabeza, o sus cabezas -no sé muy bien-, y sustituir por un perfil “más político y menos técnico”, en el caso de la directora del CNI, y quizás una nueva ministra menos constitucionalista en el caso de la ministra que, cada vez que habla, devuelve cierta confianza al ciudadano, al tiempo que llena de urticaria a los dirigentes de sus compañeros podemitas en la mesa del consejo de ministros. Ellos son, precisamente, los más interesados en dar el portante a Robles, así es que vamos a ver quién se lleva el gato al agua.

Si para Feijóo y Ayuso no hay ni un gramo de casualidad en que el gobierno haya denunciado el espionaje telefónico justamente el día 2 de mayo, para el separatismo catalán no es tampoco más que un motivo adicional para redoblar y reforzar sus acusaciones contra el ejecutivo de Sánchez. Y para este último es, sin duda, un nuevo ejercicio de malabarismo político para desviar por enésima vez la atención de los ciudadanos sobre lo que verdaderamente importa, el caos económico en el que estamos sumidos (inflación, escasísimo crecimiento del PIB, estancamiento económico, parón en el empleo en este último trimestre, etc.), por un lado, y el permanente equilibrio inestable al que lo tienen sometido sus compañeros de viaje en el gobierno Frankenstein, y entre sus apoyos nacionalistas y separatistas que apuntalan al ejecutivo desde el Congreso, por otro. Todo un nuevo papelón para el estado español, de esos que tanto gustan al presidente Sánchez porque levantan una espesa cortina de humo que impide a la población sopesar el inmenso carajal político y económico en el que estamos sumidos, Pero no se preocupen que en su próxima comparecencia en el Congreso, Sánchez volverá a negar la mayor y a constituirse en la víctima propiciatoria de la extrema derecha, que ¡vaya usted a saber qué diablos pinta en este embrollo!