Crítica de la obra de teatro 'El viento es salvaje': tragicomedia de lo cotidiano

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miércoles 04 de mayo de 2022, 10:42h

La Sala Cuarta Pared acoge en su programación hasta el día 15 de mayo, la pieza de Las Niñas de Cádiz ‘El viento es salvaje’. Escrita y dirigida por Ana López Segovia, asesorada en la dirección por José Troncoso, la compañía gaditana ofrece al espectador una propuesta teatral con base en las Fedra y Medea de Eurípides, pero puestas en verso actual e incluyendo algunas canciones, y situada en el Cádiz de nuestros días, con gentes de hoy, sujetas a los vaivenes del destino y de los estragos del viento de Levante y del Sur, y bañadas por el humor y la chanza, herramientas necesarias para subsistir en cualquier tiempo y lugar pero más aún, si cabe, en la Tacita de Plata.

Amigas, vecinas, gentes de vida aparentemente anodina -aunque sean de Cádiz donde todo cobra otra dimensión-, cuatro grandes actrices protagonizan ‘El viento es salvaje’. Ana López Segovia, junto a Alejandra López, Teresa Quintero y Rocío Segovia.

En una paradójica mezcla de tragedia y cachondeo carnavalero de Cádiz se desarrolla la fábula de dos amigas, casi hermanas, que están marcadas por sinos distintos. Una tiene suerte, la otra no. Una nació con una flor en el trasero, la otra con un cardo. Pero un buen día las tornas cambian y sus vidas dan un giro de ciento ochenta grados. Y todo eso contado con gracia a través de composiciones poéticas y humorísticas en forma de sonetos, liras, tercetos, pareados y décimas que conviven con romances, quintillas y cuartetas típicas del romancero carnavalesco gaditano. El resultado es una tragedia tronchante, o una comedia con tintes trágicos y cotidianos, como quiera el espectador. El hecho es que allí nadie puede dejar de reír, por muy trágicas que sean las circunstancias que provocan la risa.

En un escenario prácticamente vacío, solo unos taburetes campan de acá para allá en manos de las actrices. Con ellos componen espacios y ambientes. A las cuatro mujeres las viste con gracia minimalista Miguel A. Milán; el espacio sonoro lo ha diseñado Mariano Marín, lo cual es siempre una garantía de precisión, de ritmo y de buen gusto; la luz la pone Agustín Maza, brillante y alegre como corresponde a Cádiz, y la imagen es obra de Susana Martín e Isa Vicente.

Acude sin prejuicios a Cuarta Pared, déjate llevar por Las Niñas de Cádiz y sumérgete en esta tragicomedia contemporánea y ya verás cómo, poco a poco, te vas a ver envuelto en risas y en ella y a reconocer inmediatamente más de una Medea y una Fedra en el mismo rellano de tu piso o del pueblo de la sierra, de la meseta o de la playa en donde tus padres tienen la vieja casa familiar. Imperdible.