Feria de San Isidro: primera oreja y primera cornada para Álvaro Lorenzo en un festejo poco lucido

Decíamos/escribíamos ayer, o sea, en 2019, sobre el examen anual que San Isidro realiza al toreo a lo largo del mes de mayo y parte de junio. Ajenos a los tres años de obligada sequía que nos aguardaba. Pero, por fortuna, todo llega. Y lo hace con un aprobado raspado en este inicio del abono en el que Álvaro Lorenzo se justificó con el bicorne que cerraba una función casi anodina hasta ese momento, salvando también la técnica depurada de Daniel Luque con su segundo, al que corrigió el defecto de su mansedumbre enseñándole a embestir.

Tampoco es que fuera para tirar cohetes, pero el público cada vez menos exigente -también en la cátedra venteña, sí, por desgracia- se agarra a lo que sea para justificar los euros del boleto. Como hizo con la actuación de Lorenzo tras un desastroso tercio de banderillas protagonizado por el otrora brillante Curro Javier y Víctor Cañas, quienes sólo fueron capaces de dejar tres palitroques sobre la anatomía del animal en ‘tropecientas mil’ pasadas, a pesar de lo cual el presidente cambió el tercio de manera antirreglamentaria.

Nadie apostaba porque el bicho diera mayor juego en el tercio final que el de sus hermanos. Y así, con vulgaridad, se iba desarrollando la labor del toledano hasta que su enemigo se lo echó a los lomos y le hirió. El coletudo se levantó rápido y con un hilillo de sangre en la taleguilla logró varias series de templados naturales muy jaleadas por el cotarro, antes de algunos adornos y de despenar al burel de un soberbio espadazo. Los tendidos se poblaron de pañuelos y el usía concedió la oreja.

También hubo petición, aunque no tan grande, a la muerte del cuarto, un mansazo que barbeó tablas de salida e hizo honor a su nombre, ‘Atleta’, intentando, aunque sin atreverse, saltar al callejón. Luque, con oficio y técnica, se lo llevó al platillo sin dejarle huir de nuevo a tablas y le ‘enseñó’ a fijarse en la muleta. El sevillano le robó cortas series sobre la mano derecha un par al natural y cerró con luquesinas desiguales. La espada quedó algo desprendida y el palco no atendió la petición.

Y pare usted de contar, decir y escribir, porque el resto del festejo fue más bien plúmbeo, casi siempre porque a la nobleza del encierro no se unía la casta ni la fijeza en los engaños. Menos aún en el inválido que abrió feria, que casi nada permitió a Luque. Tampoco el siguiente era un dechado de poderío y López Simón apostó por la cantidad vulgarona.

Como hizo, aceleradote y más vulgarote aún, con el zamacuco y enmorrillado quinto sin interesar a nadie. Y lo único potable con el tercero fue un excelente par de banderillas de Andrés Revuelta, obligado a saludar, porque aunque apuntó algo de codicia en el último tercio que desbordó a un insípido Álvaro, éste no se acopló amén de sufrir dos desarmes.

FICHA

Toros de MONTALVO, bien presentados en general aunque de manera desigual, nobles, justos de fuerza -con 1º y 2º inválidos- y de escaso juego. DANIEL LUQUE: silencio; vuelta tras aviso con petición. LÓPEZ SIMÓN: ovación tras aviso; silencio tras aviso. ÁLVARO LORENZO: silencio; oreja. Plaza de Las Ventas, 8 de mayo, 1ª de Feria. Tres cuartos de entrada. Enfermería: Álvaro Lorenzo fue atendido de herida por asta de toro en 1/3 superior cara posterior muslo derecho, con una trayectoria ascendente de 15 cm que alcanza el pubis, de pronóstico reservado. Iintervenido quirúrgicamente, fue trasladado a la clínica la Fraternidad.