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Tomás Rufo, paseado a hombros por el ruedo antes de sacarlo por la Puerta Grande
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Tomás Rufo, paseado a hombros por el ruedo antes de sacarlo por la Puerta Grande (Foto: Muriel Feiner)

San Isidro: Tomás Rufo abre una Puerta Grande también barata

viernes 20 de mayo de 2022, 23:21h
El mercado de saldos orejeros en que se ha convertido también Madrid, como Sevilla y Valencia entre los cosos de ¿máxima? categoría, se mostró una vez más este San Isidro, ahora con la primera apertura de la Puerta Grande. La descerrajó el confirmante Tomás Rufo, en una tarde muy completa y prometedora, pero no para alcanzar tal privilegio. Con un encierro colaborador y de digna presencia aunque flojo, con el qus casi se simuló el segundo puyazo, de la tan querida por las figuras divisa de Garcigrande, El Juli y Talavante marraron a espadas sus segundas buenas faenas, lo que en el caso de Julián López sirvió para que el usía fuera abroncado mayoritariamente por los indoctos y aplaudido minoritariamente por el resto.

Al margen de méritos y deméritos, esta salida a hombros en volandas de sus seguidores, tras la del Príncipe en la Maestranza, es indudable que le va a sentar de perlas, y billetes, al de Talavera, que en su único paseíllo como novillero en Madrid también abrió la soñada puerta, posiblemente el coletudo joven que más alto apunta desde lustros atrás. Y lo hace sobre la base del toreo clásico con repizcos de artista.

De tal condición obró en la otrora exigente cátedra en sus dos pastueños enemigos. Con un aplomo impropio de alguien tan relativamente nuevo, exprimió al máximo al de la ceremonia por los dos pitones siempre con temple y ligazón, a los que añadía elegancia, y que remató con excelentes pases de pecho muy marcados a la hombrera contraria y a veces con el del desprecio.

Pero… pero faltaba la emoción que sólo puede poner el toro codicioso. Además el estoque quedó trasero y desprendido, pese a lo cual –y tras fortísima petición- se llevó el trofeo. Idéntico relajo y tersura cascabeleó en el que cerraba la función, tan boyante y dócil como el anterior, un Rufo que tardó en cogerle las querencias y las distancias en una labor, esturreada por demasiados terrenos y que inició de hinojos, y fue parigual a la primera.

Pero en la que sobraron algunos enganchones y que, como las embestidas del animal fue a menos. No obstante, con una petición similar a la anterior, echó otra oreja en el esportón y la gloria de la salida a hombros.También tardó El Juli en cogerle el aire a su segundo tras doblarse con él por bajo hasta que con más quietud que arte lo fue sobando y aplicando series de redondos y naturales, estos con mayor hondura, casi siempre en un palmo de terreno, lo que enloqueció al cotarro –la mayoría, se entiende-, todo ello ya con su enorme oficio y facilidad.

A tono, por supuesto, con la que le ofrecía su nobilísimo colaborador, léase toro. Pinchó una vez antes de una estocada trasera y aguardó durante casi tres minutos a que doblara el animal en una larga agonía, se supone que para no emborronar sus méritos con el descabello. Sin embargo, a pesar de que afloraron tantos moqueros como en el caso de Rufo, el presidente debió valorar la mala colocación del estoque y la tardanza del bicho en morir y se mantuvo en sus trece de no regalar el trofeo.

Ea, pues loor a Juan Francisco García por blandear con el modesto y nuevo, y mantenerse firme con la figura, loor a este rara avis de los palcos y que le dure mucho. Con su inválido primero, El Juli abrevió entre caídas, del burel, claro.

La sombra de Talavante se enseñoreó ante su enemigo inicial con el que anduvo acelerado y casi zarrapastroso, siendo lo único bueno la brevedad de la faena o lo que fuera aquello. El extremeño ya se pareció algo, sólo algo, a ese torerazo arrollador con evidente arte y personalidad que se retiró hace cuatro años. Frente al otro, un animal con llamativas perchas, en las que podía colgar la ropa un regimiento, el coletudo, se le vio motivado por su fracaso anterior.

Poe ello, se hincó de rodillas para una serie de redondos con más entrega que calidad, como la siguiente ya en pie. Mayor reposo y estilo propio tuvieron sus naturales en terrenos comprometidos, varios de ellos citando de frente e incluso mirando al público que vibró mucho con este detalle y más con el siguiente desplante arrojando lejos la pañosa. Pero la posible oreja se quedó, con justicia, en el limbo tras un pinchazo y un bajonazo.

FICHA

Toros de GARCIGRANDE, bien aunque desigualmente presentados, con 5º cornalón; mansotes, justos de casta, muy nobles y flojos, con 2º inváildo. EL JULI: silencio; vuelta tras dos avisos. ALEJANDRO TALAVANTE: pitos; ovación tras aviso. TOMÁS RUFO, que confirmaba alternativa: oreja; oreja. Salió a hombros. Saludaron tras magníficos pares de banderillas Miguel Murillo, en el 4º, y Fernando Sánchez,en el 6º.- Plaza de Las Ventas, 20 de mayo, 13ª de Feria. Lleno de 'no hay billetes' (22.964 espectadores, según la empresa).

Crónica del festejo anterior.

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