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Un momento de la faena de Pablo Aguado a su primer enemigo.
Un momento de la faena de Pablo Aguado a su primer enemigo. (Foto: Plaza1)

San Isidro: ‘juampedrada’ versus ‘morantada’ versus tomadura de pelo

jueves 26 de mayo de 2022, 22:37h
Una de las máximas del periodismo es que la repetición de los hechos lleva a no considerarlos noticias. Por tanto que Juan Pedro Domecq pegue un petardo en Las Ventas no es novedad, lo auténticamente noticioso, incluso de portada, sería que apareciera una corrida con trapío, fuerza y casta; un suceso utópico, vamos. Porque este jueves lo que sufrimos fue una ‘juampedrada’ más -y van…-con responsabilidad también de Morante, que eligió esta divisa para luego inhibirse con sus piltrafas de toros y complicidad del equipo veterinario por aprobarla. ¿Quiénes fueron los perjudicados? Es fácil: los que, con mayores o menores arcanos de tauromaquia, pasaron por taquilla.

En conjunto ha sido el encierro peor presentado en lo que va de feria, porque de los 'juampedritos' que iban apareciendo por chiqueros sólo se salvaba, y siendo muy indulgente, el burraco que hizo tercero. Como también estaban ayunos de sangre brava y de fortaleza, ya se supone que poco podía cascabelearse artísticamente por la terna sevillana, aunque la nobleza de los toretes -varios con pinta de novillos- podía facilitar a un trío escasamente entregado algún esfuerzo en tal sentido, que tampoco llegó.

Porque el de la ‘morantada’ pasó inédito con su capote de vuelta verde -¿verde de Vox, quizás?- y también con la muleta salvo un artístico desarme, seamos justos. La verdad es que el animal, de nombre 'Faccioso' –y no valen chistes- poco ofrecía, por lo que el de la Puebla se tapó sin apenas protestas. Las que llegaron, con menor motivo en el cuarto, ‘Pontífice’ con el que el teórico pontífice actual de la Fiesta nada pudo hacer, ya que la birria se defendía siempre con la carota por las nubes y no tenía un pase. Pero el público ya se cansó de tanta tomadura de pelo y abroncó a Morante.

El segundo animalillo, ‘Tendencioso’ -tampoco se admiten chistes- se quedaba cortito en su embestida o lo que fuera aquello y Juan Ortega, que le saludó con unas verónicas nada del otro mundo, anduvo por allí. Como ante el más rebrincado del festejo, el quinto, al que tras un quite por chicuelinas también nada del otro mundo, el sevillano aplicó una faena citando fuera de cacho y sin interés. Por cierto que la mayor ovación de la tarde se la llevó, a la muerte de este burelillo, una pancarta con un texto evidente: ‘Hay que recuperar el toro de Madrid’, por supuesto exhibida por el sanedrín sabio del tendido siete.

Tampoco el tercer sevillano del cartel salvó el honor, porque un Pablo Aguado, que sólo se lució con un bello quite por chicuelinas en el segundo de su paisano Ortega, medroso y corto de decisión, desaprovechó las pocas embestidas semejantes a un animal de lidia del tercero con una labor dubitativa y esturreada por todo el ruedo, de la que sólo se puede salvar algunos redondos con cierto empaque, aunque abusando de pico. De similar guisa obró en el bicornillo que cerró la tomadura de pelo –léase festejo- hasta aburrirse y aburrir.

FICHA
Toros de JUAN PEDRO DOMECQ, sin trapío excepto 3º, flojos, mansos, descastados y nobles. MORANTE DE LA PUEBLA: pitos; bronca. JUAN ORTEGA: silencio; palmas con algunas protestas. PABLO AGUADO: silencio; silencio tras aviso. Plaza de Las Ventas, 26 de mayo, 19ª de feria. Lleno de ‘no hay billetes’ (22.964 espectadores, según la empresa).

Crónica del festejo anterior

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